Revista Cultura y Ocio

La visión de brigadoon

Publicado el 24 mayo 2013 por Lourdesms

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LA VISIÓN DE BRIGADOON

Edgar Degas - La conversación


Cuando era joven fui feliz. Fui una niña muy cariñosa y me gustaba demostrar a los demás cuán agradecida me encontraba siendo sabedora de aquel inmenso honor que me hacían confiándome su amistad, sus palabras y su confianza. Pese a todo, he estado años, y ya tengo unos cuantos, recordando aquella época con un ingrato sabor agridulce y me he sentido inmensamente arrepentida de haber donado mi confianza y mi entrega, por las que recibí a cambio olvido e indiferencia.-   Eso debería ser una contrariedad- contesté yo enérgica y atropelladamente.-   Debiera serlo y lo es. No todo el mundo siente igual, ¡sabe Dios cuánto tardé en darme cuenta! Con los años que llevo en pie, querida, deberás saber que lo único cierto, lo único tangible, lo único que vivimos intensamente es el momento presente. Recordar no vale para nada. No vale arrepentirse. No vale llorar. No vale flagelarse. Yo me siento tremendamente feliz en mi casa, con Sim, sabiendo que lo que soy es gracias a todo eso.-   Disculpa que te interrumpa, pero, uno siempre ha de arrepentirse de haber vivido ciertas cosas y muchas de ellas, por muy inocentes que parezcan ante los ojos de los demás, ante los tuyos propios son recordadas como verdaderas desgracias y pozos oscuros e insondables.-   Exacto. Pero, si fueron experiencias positivas aquellas que cerraron su último capítulo con un “fin” del tamaño de mi sauce centenario, deberían ser hoy, motivo de alegría por haberlas vivido.-   Por supuesto, pero- contesté-,en el momento que baja el telón y te das cuenta de que todo acabó en un desengaño, no es el mejor momento para reír. -   Así es, querida, todo tiene su momento, como decía mi muy querida amiga Siana, pero el poso de lo vivido nunca es malo si la dicha fue buena.-   Todo acaba y todo empieza, como bien decía mi madre.-   Chiquilla, escucha el secreto de la felicidad. Tómalo como una “receta de la abuela”: Cuando añores, cuando vivas triste pensando en todo lo bueno que quedó en el pasado, cuando llores de emoción al recordar, hazte esta pregunta: ¿Fui feliz?- Yo puse una mueca de escepticismo totalmente involuntaria, que la anciana cazó al instante-. Sí, así es. Si el momento añorado fue un momento feliz entonces, ¿por qué pensar en aquel fin de dimensiones escandalosas? Debes pensar en el pasado como si fuera “Camelot” o “Brigadoon”- la anciana hizo una pausa al ver aparecer en mi rostro aquella mueca de nuevo-. Mundos fantásticos, mágicos, desconocidos, vivientes en la realidad fantástica de nuestro corazones, que se ven ahora a través de la espesa bruma del pasado y que tú tuviste la inmensa alegría de habitar y de compartir, sobretodo de compartir.-   ¡Oh! Pero, ¿qué ocurre con lo malos recuerdos?- Pregunté absorta y embelesada.-   Oh, ¡qué pregunta! Pon en practica la “receta de la abuela”: ¿Fuiste feliz?-   No.-   Entonces, ¿para qué recordarlos?- contestó en tono amable y risueño. Yo sonreí.-   Tienes razón. Pero a veces no se puede evitar y los recuerdos negativos se recuerdan más que los positivos.  A veces no puedes dejar de asomarte a aquel pozo y tampoco puedes dejar de tirarle piedras para saber si con el paso del tiempo se ha secado.-   De esa forma no se secará nunca, muchacha- dijo la anciana haciendo una mueca despectiva con la mano-. A ver, tú como periodista y mujer de mundo, ¿cuál dirías que es el fin último del ser humano?-   Mmm, pues… yo siempre he creído que era alcanzar la felicidad.-   Exacto. Si los pensamientos negativos te atizan con el látigo de la pena, busca la felicidad. ¡Huye a Camelot! ¡Huye a Brigadoon! No podrás habitarlos de nuevo, pero ellos están ahí, tras la bruma para que con solo mirarlos te hagan sonreír. Además, ellos te ayudarán a alcanzar otras tierras mágicas aún sin descubrir por tu inmensa y desbordante imaginación-. Sonreí. Ella me miró con una sonrisa también.-   ¿Ves como la “receta de la abuela” es infalible?

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