Revista Arte

La visión sesgada, el estado de ánimo o el punto de vista diferente

Por Artepoesia

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Cuando los autores disponen de un estado de ánimo distinto, aunque manteniendo una misma inspiración, ésta se condiciona en la obra. Así mismo, es como el carácter se manifiesta en cada expresión que tenemos cuando algo nos hace cambiar de opinión en algún asunto. El pintor veneciano Ippolito Caffi (1809-1866), que tuvo una influencia tanto de la tendencia neoclásica como de la escuela veneciana del siglo XVIII, llegó a pintar en 1841 una escena de la Fiesta de San Pedro en Venecia, que se celebra el 29 de junio -día de San Pedro- en el barrio de Castello. En sus calles se organizaban conciertos y espectáculos y los venecianos la vivían -y la viven- también durante toda la noche. Aquí, el pintor además pinta otro cuadro  un año antes, de la misma celebración y de la misma imagen, ésta última sin embargo más vibrante, pasional, oscura y algo más ruda, pero igual de impactante y genial. 
Pero, lo que verdaderamente determina un sesgo diferente es cuando distintos creadores plasman una misma imagen en su obra. Cada uno la expresa a su modo; ya las escuelas se encargan de esto, es cierto, pero aún es más significativo el carácter de la obra cuando la escuela casi es la misma, la época también, y además la imagen es el retrato de la misma hermosa mujer. Juliette Récamier era una de las mujeres más bellas de la Francia napoleónica, esposa de un importante banquero parisino. Ella mantuvo un Salón en donde intelectuales y artistas se reunían para conspirar en tan convulsa época. Tres pintores la retratan aquí desde diferentes perspectivas
Antoine-Jean Gros (1771-1835) la representa en 1825 más recatada y menos sensual que los otros pintores. Cierto es que ya tiene veinte años más, ¿pero quién diría que era ella? Francois Pascal Simón (1779-1837) es quién mejor la retrata en su exuberante juventud y belleza en 1805, lánguida pero insinuante. El famoso pintor David, en 1800,  la retrata innovadoramente en un estilo muy clásico, semiacostada pero erguida, con una pose más intelectual que seductora, en su conocido cuadro Madame Récamier
El punto de vista más literal y también más temporal lo consigue plasmar el artista alemán Kersting (1785-1847) de su compatriota Caspar David Friedrich. Aquí retrata al extraordinario pintor romántico en su estudio en dos escenas diferentes de una misma acción, aunque en momentos -día y hora- distintos, con lo que la fuerza de lo que el creador desea expresar está más remarcado en su admiración por su colega. El pintor retratado busca la luz y observa su obra en un gesto de maestría, y a la vez aquél es enmarcado en un espacio frugal y austero. Sólo él y su creación, pero en dos momentos diferentes.
Otra representación del sesgo de la obra es la muestra que el pintor Christian Gottlieb Schick (1776-1812) nos ofrece con el retrato de la esposa de su amigo, el escultor alemán Dannecker (1758-1841), donde en dos obras del mismo retrato nos ha dejado la inspiración que cada momento le supuso. No sólo le cambió el vestido sino que la propia mirada y casi la estilización de la retratada son absolutamente diferentes. Lo que no se sabe es cuál fue antes, ya que ambas se fechan en 1802; aunque es tendenciosamente inevitable afirmar que la del vestido oscuro fue posterior.
Por último una obra histórica llevada a cabo por dos personalidades muy diferentes, un inglés y un español. Ambos quisieron fijar en un lienzo los momentos de la defensa heroica de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia en 1808. Sir David Wilkie (1785-1841) pintó un cuadro mucho antes, en 1828, donde Agustina de Aragón y unos pobres defensores paisanos luchan denodadamente en una escena aglutinada,  como un sólo cuerpo aferrado a una decisión, desamparada pero firme. Por otro lado el pintor español Federico Jiménez Nicanor (1784-1863) dibuja el óleo Defensa del reducto del Pilar aproximadamente sobre 1855 (?), donde soldados y paisanos, juntos, caen y luchan en un encuadre más desperdigado y profuso, y en el cual se aprecia más, si cabe, la resistencia confiada y entusiasta. 
(Cuadro Fiesta nocturna en San Pedro de Castiello, 1841, del pintor Ippolito Caffi; Óleo del mismo pintor Celebración nocturna en la vía Eugenia de Venecia, de 1840; Cuadro del pintor Antoine-Jean Gros, Retrato de madame Récamier, 1825; Óleo del pintor francés Pascal SimonRetrato de Madame Récamier, 1805; Cuadro de David, Madame Récamier, 1800; Cuadros Caspar David Friedrich en su estudio, del pintor Georg Friedrich Kersting (1785-1847), 1812 y 1811; Obras del pintor Christian Gottlieb Schick (1776-1812), Retrato de Heinrike Dannecker, ambas de 1802; Óleo del pintor inglés Sir David Wilkie, Defensa de Zaragoza, 1828; Cuadro del pintor español Federico Jiménez Nicanor, Defensa del reducto del Pilar.)


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