Los Muchachos (1915)
Como dijimos al principio de esta serie, las revistas infantiles decimonónicas y de comienzos del siglo XX son el germen de nuestros primeros tebeos, que aparecen claramente definidos como tales a partir de los años 20. Pero tratando esta serie sobre la prensa, dejaremos los tebeos a un lado y, si nos acercamos a alguno, será tan sólo para tratar de las secciones literarias o didácticas que acompañaban a las historietas para completar las revistas. De las viñetas que contenían ya nos hemos ocupado y nos seguiremos ocupando en otras entradas de nuestro blog.
La Gaceta de los Niños (1798) será el primer periódico infantil de España, pero el género no tuvo continuidad hasta 1833 [1]. Si hay un elemento común a todas ellas es su afán claramente pedagógico. Carlos Frontaura fundó Los Niños (1870-1877, Madrid), que en enero de 1875 publica la que, durante muchos años, se tuvo por la primera historieta gráfica española [2]. En el número del 13 de noviembre de 1875, apareció un artículo del botánico cubano [3] Pedro Alejandro Auber sobre las hormigas en el que, por oposición a su pequeño tamaño, dedica algunos párrafos al enorme ictiosaurio.
Juventud Ilustrada (3 de noviembre de 1906)
El semanario educativo Juventud Ilustrada (1905-1906, Barcelona) estaba dirigido tanto a la infancia como a la juventud. Profusamente ilustrada, también incluía viñetas y tiras humorísticas. El 26 de mayo de 1906 publicó el artículo “Monstruos extinguidos”, el 15 de septiembre, “Los grandes saurios desaparecidos” y el 3 de noviembre “Los dinosaurios carnívoros de la edad de los reptiles”, que ilustró con los Laelaps de Charles Knight, a los que ya denomina “Driptosaurios”.
El “semanario con regalos” Los Muchachos (1914-1927, Madrid) sorteaba juguetes y libros entre sus lectores y alternaba secciones académicas con pasatiempos. El número de 22 de agosto de 1915 incluía el artículo “Los primeros animales”, con numerosas ilustraciones de reptiles mesozoicos. Entre los números del 6 y el 18 de febrero de 1921, la cabecera publicó el relato “Un ave extraordinaria” [4], que acompañaban dos tiras de viñetas dispuestas secuencialmente en la parte superior e intermedia de la página: no es un cómic, pero casi. Está protagonizado por Mr. Gong, paleontólogo aficionado que encuentra un huevo de “megalopterium”, un ave prehistórica que llega a alcanzar los cuatro metros de altura y causará el pánico entre la población.
Megalopterium en acción
"El terrible Diplodocus"
También en Barcelona, Saturnino Calleja editó la revista Pinocho (1925-1931), donde José López Rubio publicó el relato “El terrible Diplodocus” el 19 de julio de 1925.
Alegría (10 de mayo de 1930)
La revista de Tarrasa Alegría (1928-1930) incluía también numerosas historietas. En el número de 10 de mayo de 1930 incluyó un artículo divulgativo sobre “Los monstruos antediluvianos y el insecto más pequeño que ha sobrevivido en todas las hecatombes de la Tierra”, según el cual el “Grylloblatta campodeiformis”, que convivió con el plesiosaurio o el dinosaurio, sería el único superviviente de la Era Secundaria. El 7 de junio, publicó otro artículo intitulado “Animales prehistóricos”, entre los que destacó al ceratópsido Monoclonius.
Editada por Ramón Vives, Pocholo (1931-1952, Madrid) incluía fundamentalmente historietas, pero también algún artículo divulgativo, como la página de curiosidades del número 24 da cuenta del descubrimiento de "Un dinosaurio colosal" de cien metros de largo en Wyoming, y la del 37, que explica que "El último dinosaurio" desapareció en el Jurásico, esto es, hace cuatro mil años. La última noticia era una reedición de la aparecida el 23 de diciembre de 1910 en el Diario de la Marina.
El 19 de mayo de 1934, en el breve “semanario para muchachos españoles” Iván de España (1934, Madrid), Gabriel Alba Rocío publicó el artículo divulgativo “Cómo se formó esta tierra en que vivimos”, que incluye algunas ilustraciones –no sabemos si obra del propio Gabriel- con dinosaurios, bastante pobres y con un curioso rasgo: ninguno tiene extremidades anteriores.
-----[1] Martín, A. (1969) “Apuntes para una historia de los tebeos. I. Los periódicos para la infancia (1833-1917)”, en Revista de Educación, 194, pp.98-106.[2] En 1996 Antonio Martín presentó dos historietas de 1873 para la revista Mundo Cómico -nosotros hemos encontrado una tercera en dicha publicación y año, véase Charmer, C. (2021) El Comicsaurio, Applehead Team- en un congreso en Bruselas y hoy conocemos una previa de 1864.[3] De origen francés, llegó a España con las tropas de Napoleón.[4] Posiblemente sea una traducción del francés, pues en una de las viñetas en que un cochero defiende a su caballo del pájaro con su fusta puede leerse “Au Cocher”.