Después de una primera temporada que, claramente, fue de más a menos (empezar con un piloto tan jodidamente bueno puede provocar estas cosas), la segunda se presentaba, cuanto menos, poco prometedora.
¿Y ha sido así? No del todo. Sí y no. A medias. Depende.
Vayamos al grano. Empecemos por las virtudes, que las ha habido, y muchas.
Para empezar, pocas series pueden presumir de tener unos psicokillers tan originales y perturbadores como los que ha creado Luther para su particular y asfixiante universo. Tanto el asesino en serie del primer doble episodio (sí, ese, el de la máscara que da yuyu), como (y sobretodo), el que aterroriza a medio Londres en el segundo (dejémoslo ahí para no entrar en spoilers), son dos de los mejores villanos que han pasado por la pequeña pantalla en los últimos años. Quien hayan visto el arranque del tercer capítulo en la gasolinera seguro que me dará la razón. ¿Acojona, o no?..
Otra virtud. El carisma, la presencia, y la brutal y sincera interpretación, de tripas para fuera, de Idris Elba siguen intactas en esta segunda temporada, y ese otro gran punto a favor para no perderse este irregular segundo asalto de Luther. No en vano se ha llevado un Globo de Oro en su última edición, y yo añado que con todo merecimiento y justicia. A ésto, ni un pero.
Tercera virtud. En las escenas (eso sí, pocas) entre Alice y Luther siguen saltando multitud de chispas de magia televisiva. Poco importa que éstas no tengan ningún peso en las tramas de la temporada, cuando ellos hablan, se observan, o se miran, todo el mundo a callarse, toca prestar mucha atención y babear.
Pero ahora pongámonos con los defectos.
La estructura de la temporada, dividida en cuatro episodios, con tres tramas diferentes, no ha estado bien medida, y mucho menos lo suficientemente bien ordenada, como para sacarle todo el potencial a las historias que traía consigo.
A la primera trama (la de los dos primeros episodios), le falta empaque y le sobra algo de metraje, perdiendo con ello intensidad a medida que se va acercando a su conclusión final. Y la segunda (claramente la más interesante), es constantemente interrumpida por una tercera sub trama que, además de hacerse paso a codazos (la mayoría de cosas que pasan en ella no hay ni por donde cogerlas), es claramente un fallido intento de alargar la temporada más allá de lo debido.
O se hacen dos únicos episodios de una duración similar a la de Sherlock (por ejemplo). O se espera a tener cuatro o cinco historias como Dios manda, y se completa una temporada mucho más coherente de la que salir más que encantado con al menos unos cuantos episodios cerrados.
Conclusión: Otro coitus interruptus más.
A ver si a la tercera va la vencida y la clavan.