Es esa política que hoy echamos de menos… Aquella que tiene unos ideales firmes e inquebrantables, que busca el bien de todos los ciudadanos, especialmente de las minorías; que huye de eufemismos y habla claro, que es constructiva… Es ese noble arte que hoy está en sus horas más bajas, por la mediocridad de muchos de los que la ejercen… Esa es la que representaba el fallecido José Antonio Labordeta, un cantautor y poeta que quiso defender su causa en un escaño del Congreso de los Diputados, desde el que zarandeó, en varias ocasiones, a aquellos que sólo miran a su ombligo, que sólo buscan el poder por el poder, que no recuerdan quienes los pusieron ahí. Era la voz de la conciencia de todos ellos, la voz de un pueblo que quiere unos representantes que defiendan realmente sus intereses.
Era uno de aquellos ciudadanos que, verdaderamente, se jugó el tipo por defender sus ideales… Formaba parte de esa generación de valientes que, gracias a su lucha diaria, construyeron la sociedad libre y democrática de la que hoy disfrutamos los más jóvenes. Personas como él deben ser el espejo en el que muchos de los de la cosa pública que hoy disfrutan de un sueldo pagado por el contribuyente se tendrían que mirar. Si eso fuera así, otro gallo nos cantaría todas las mañanas.
Descanse en paz.