Lactancia materna en el siglo XXI: epidemiología, mecanismos y efecto a lo largo de la vida

Un estudio desarrollado por expertos de la Universidad Federal de Pelotas (Brasil) concluye que aumentar la lactancia materna podría prevenir la muerte de unos 823.000 niños menores de 5 años cada año y 20.000 muertes anuales por cáncer de mama. La investigación titulada “Lactancia materna en el siglo XXI: epidemiología, mecanismos y efecto a lo largo de la vida” pretende cuantificar la prevalencia de la lactancia, las tendencias actuales y los beneficios que reciben de brindar a los más pequeños el mejor alimento del mundo a largo plazo.

Según los expertos, es reconocida la importancia de la lactancia materna en los países de medianos y bajos ingresos, sin embargo, existe un menor consenso de su importancia en los países desarrollados. En el primer grupo de países mencionados, sólo el 37% de los niños menores de seis meses de edad son amamantados en exclusiva, pero la duración de la lactancia materna es mucho más corta en los países que tienen un nivel de ingresos elevado. Aunque no se habla del nivel educativo de las madres, se deduce que es mayor en los países desarrollados y en teoría deberían tener más conocimiento del valor de la lactancia, pero quizá pesen más otras cuestiones que el bienestar y la salud de los bebés.
En este estudio se ha realizado un meta análisis en el que se ha investigado la documentación científica existente sobre la lactancia materna, se han obtenido evidencias como que la lactancia protege a los bebés de las infecciones infantiles y otros problemas de salud como la diabetes, aumenta la inteligencia y reduce el riesgo de que los bebés puedan sufrir sobrepeso u obesidad. Son sobradamente conocidos los beneficios de la lactancia materna en mujeres y niños, independientemente del estatus socioeconómico, lamentablemente millones de niños no reciben esos beneficios saludables que brinda la lactancia.

Con respecto a la tasa de lactancia, en los países desarrollados, uno de cada cinco niños es amamantado hasta los 12 meses, en cambio en los países de ingresos medios y bajos, uno de cada tres bebés es alimentado con lactancia materna en exclusiva. Según otra de las conclusiones del estudio, incrementar el número de bebés que son amamantados, así como la duración de la lactancia, equivaldría a salvar de la muerte a un 13% de los niños menores de dos años. Los expertos apuntan que es muy importante para mejorar la salud mundial de futuras generaciones, la lactancia debe ser considerada como una de las medidas preventivas más efectivas y eficaces.

Merece la pena recordar un reciente estudio en el que se mostraba cuál sería el impacto económico al aumentar la tasa de lactancia materna en un país. En el caso del Reino Unido, si se incrementase un 1% la tasa de lactancia materna en el país, mejoraría el desarrollo cognitivo y los recién nacidos generarían en edad adulta 40 millones de euros más a lo largo de su vida laboral. El estudio presentado demuestra que amamantar salva vidas y ahorra dinero a todos los países independientemente de su situación económica.

Precisamente esta investigación también aborda el factor económico, se apunta la necesidad de promocionar la lactancia ya que las pérdidas ocasionadas por el desconocimiento de los beneficios que brinda, son muy elevadas. Se calcula que en el año 2012 se sufrieron por esta cuestión 227.000 millones de euros de pérdida, lo que equivale a un 0’49% de la renta bruta mundial. También tratan los beneficios para el sistema sanitario, se ahorrarían millones de euros en todos los países.

Como conclusión comentan que es necesario que exista un fuerte compromiso político e invertir fondos para promover, apoyar y proteger la lactancia en todos los niveles. Según leemos aquí, también se solicita que se regule la industria de la leche de fórmula, ya que debilita la práctica del amamantamiento como la mejor alimentación que puede recibir un bebé. A través de este artículo publicado en la revista científica The Lancet podréis conocer más detalles de la investigación.

Foto | Rachel M Coleman

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