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Hoy me gustaría hablaros de la lactancia materna, ya que en el último post lo prometí.
Todos los manuales que han pasado por mis manos, sin excepción recomiendan la lactancia materna en exclusiva los primeros 6 meses de vida del pequeño, y conjunta con la alimentación complementaria hasta el 1-2 año, o más si las madres están dispuestas a mantenerla. Pero, ¿por qué?
La leche humana (LH) es un producto vivo de gran complejidad biológica capaz de cubrir por sí sola las necesidades nutricionales de un lactante hasta la edad de 6 meses. Protectora activa e inmunomoduladora, la LH se compone de tres fases:
- Fracción emulsión (glóbulos de grasa): fase lipídica de la LH (aceites esenciales, grasas, ácidos grasos libres y vitaminas). Predominante en la etapa de vaciamiento mamario. Al estar constituido por glóbulos recubiertos de una membrana fosfolipídica, se minimizan las interacciones entre componentes, facilitando además la digestión y absorción, y permitiendo la coexistencia de grasa y lipasa. Esta fracción es rica en colesterol, antioxidantes y factores de protección (actividad bactericida).
- Fracción suspensión (micelas de caseína): fase de gran valor nutricional al cubrir las necesidades de crecimiento estructural celular, cuyos componentes principales son caseína (proteína de función plástica), calcio y fósforo.
- Fracción solución (constituyentes hidrosolubles): suero lácteo. Compuesta por sustancias hidrosolubles como carbohidratos (aminoácidos, proteínas, oligosacáridos, glucopéptidos, glucosa, galactosa y lactosa), proteínas del suero (inmunoglobulinas-Ig, enzimas, factores de crecimiento y hormonas), factores protectores (IgA-E, lactoferrina, interferón, de complemento C3 y C4, lisozima, factor bífidus, anticólera, antidengue y la lactoperoxidasa), vitaminas y minerales (hierro). El agua es su principal componente.
Como se puede observar, la leche materna tiene todo lo que se necesita para nutrir a un bebé, sin embargo las fórmulas adaptadas tienen muchos componentes similares a la LH, entonces…
¿Qué ventajas existen en dar Leche Materna versus dar Leche Artificial?
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Alimentar a nuestro hijo con leche materna supone:
Mejor adaptación gastrointestinal (GI):
- Vaciado gástrico en 1h frente a las 3 de lactancia artificial y emisión de meconio más rápida.
- Menor susceptibilidad a las alergias alimentarias: maduración del epitelio intestinal más rápida, sin permitir el prematuro cierre de las uniones intercelulares, lo que impide el paso de antígenos y bacterias a la circulación neonatal.
- Menor tasa de estreñimiento, cólico del lactante, reflujo gastroesofágico y de hernias inguinales.
Menor prevalencia de:
- Infecciones GI: rotavirus, giarda lamblia, shigella, campylobacter o E. coli.
- Infecciones respiratorias de vías bajas: virus respiratorio sinticial (VRS), haemophilus influenzae (HIb) y neumococo (tasa del 60% más baja).
- Infecciones de orina, otitis, sepsis y meningitis.
- En prematuros, menor tasa de enterocolitis necrotizante y de sepsis neonatal tardía.
Por tanto, el riesgo de ingreso hospitalario es 5 veces menor que el de los lactantes no amamantados, según un estudio de cohortes de Paricio et al. (artículo)
Síndrome de muerte súbita del lactante:
Se ha observado una mayor incidencia a nivel global en lactantes no amamantados con relación dosis-respuesta (más tiempo de lactancia, menor riesgo de mortalidad postneonatal.
Facilidad para introducción de la alimentación complementaria:
Esto se debe a que el sabor de la LH varía en función de la alimentación materna, por lo que los niños de pecho son más flexibles con el cambio de sabores y aromas en la introducción del beikost.
Además, al no emplear biberones, las patologías dentales como la maloclusión y sobremordida no son tan habituales en estos niños.
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Mayor desarrollo neurológico:
En niños lactantes es posible observar, si han sido amamantados con LH, una mayor cantidad de ácido siálico y docosahexaenoico en las sustancias gris y blanca cerebelosa, adquisición del valor de adulto en la conducción nerviosa central y periférica más rápidamente y mayor desarrollo a los 12 meses.
Menor riesgo de padecer obesidad, cáncer y enfermedades autoinmunes:
- Estos niños tienen entre un 20 y un 25% menos de probabilidades de padecer obesidad.
- Un riesgo menor de padecer leucemia linfoblástica aguda (9%), linfoma de Hodgkin (24%) y neuroblastoma (41%).
- La prevalencia de celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), diabetes mellitus tipo I y II, artritis reumatoide juvenil y de enfermedad tiroidea autoinmune se reduce.
Menor probabilidad de padecer enfermedades alérgicas:
- Asma
- Dermatitis atópica
- Rinitis alérgica
- Alergia a otros antígenos: pólen, pelo de animal, ácaros, polvo, etc.
Existen ciertas ventajas físicas y psico-afectivas para la madre que amamanta
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En el plano materno también encontramos algunos beneficios que reporta la LH frente a la fórmula adaptada:
- Favorece en un mayor grado el vínculo materno-filial (piel con piel)
- Facilita la involución uterina, por lo que el riesgo de hemorragia postparto se reduce.
- Se ha cuantificado una menor cantidad en las pérdidas menstruales siguientes al parto, por lo que no se propicia la pérdida de hierro, es decir, es menos probable sufrir anemia.
- El peso preconcepcional se recupera más fácilmente.
- Se reduce la incidencia de cánceres femeninos como el epitelial de ovario o el endometrial.
En resumidas cuentas, la superioridad de la leche materna sobre la artificial queda patente. Es mejor alimento, más barato, nutritivo y que mejor se adapta a la fisiología del niño. De hecho, muchos artículos en vez de comparar las ventajas de la leche materna sobre la artificial, prefieren valorar los riesgos de la lactancia artificial sobre la materna, considerada la natural (visión desde un prisma distinto, pero de igual validez – la conclusión es la misma: la leche materna es lo mejor para alimentar a un niño exclusivamente hasta los 6 meses).
El inicio de la lactancia debe realizarse a la menor demora posible, en el postparto más inmediato para favorecer el contacto piel con piel y estimular la secreción láctea.
Existen dos tipos de lactancia, la controlada y a demanda. Esta última es la más recomendada y avalada por las Asociaciones de Pediatría, pues parece tener mayores ventajas frente a la controlada, al menos durante el primer mes de vida. Os dejo aquí 10 claves que propone la Liga de la Leche en España para la lactancia materna a demanda.
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- Niños con galactosemia, malaabsorción congénita de glucosa-galactosa o con deficiencia primaria de lactasa.
- Madre infectada con el virus del VIH o con el virus de la leucemia humana de células T (HTLV tipo 1 y 2)
- Madre en tratamiento con antineoplásicos o con medicamentos absolutamente contraindicados: fenindiona, amiodarona, derivados del ergot y yoduros.
- Madre adicta a drogas de abuso
En cualquier caso, se deberá realizar una valoración individual de cualquier situación que involucre enfermedad materna o filial.
Y aquí surge la controversia…
¿Y si, a pesar de las ventajas de la leche materna, no puedo/deseo dar el pecho a mi bebé?
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Si, a pesar de lo anteriormente expuesto, la madre decide por diversos motivos que no dará el pecho al lactante, se deberá respetar su decisión sin hacer ningún juicio de valor. Tan lícita es la alimentación materna como la artificial. Hay un pequeño debate en un blog de madres y profesionales sanitarios que lleva por título “presionadas a amamantar”, os dejo aquí el enlace por si queréis echar una ojeada.
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Lo ideal es seguir las normas de reconstitución que aportará el fabricante. De manera general, puede hacerse añadiendo una medida rasa por cada 30ml de agua hasta obtener la concentración deseada (+/- 13%, según la casa comercial). Las tetinas, biberones y demás utensilios deben lavarse, y esterilizarse en menores de 4 meses.
Para terminar, me gustaría preguntaros qué haríais en la siguiente situación, al exponeros un breve caso verídico:
Una mamá nos decía el otro día en consulta que no se veía capaz de seguir dando el pecho a su segunda hija, una lactante de 15 días. La mujer se explicó más o menos de la siguiente manera:
“De verdad, no sé qué hacer. Estoy teniendo muchos problemas para darle el pecho. Me duelen los pezones, me salen grietas y hasta sangro. Además yo creo que es psicológico porque con el primero fue todo perfecto, pero es oír cómo llora y echarme a temblar pensando que le tengo que dar la próxima toma. En el hospital, cuando di a luz, me dejaron muy claro las ventajas de la lactancia materna frente a la artificial, y mi idea era seguir así, pero no puedo más. Me compré pezoneras, me doy cremas especiales para el pecho, empleo el sacaleches cuando veo que el dolor es insoportable, pero se está convirtiendo en una pesadilla.” -. y aquí empezó a llorar .-”Soy una mala madre, una mala madre que no quiere alimentar a su bebé, pero me duele tanto… ¿Qué puedo hacer? No quiero darle leche preparada, no me parece sana.”
Os dejo con el dilema. Como siempre espero que os haya gustado y hayáis aprendido algo. Es de agradecer si queréis comentar algo con lo que os encontréis de acuerdo/en desacuerdo. Así creamos una interesante discusión. Nos vemos la semana que viene. ¡Cuidaos!
Bibliografía:
- Lozano de la Torre, M. J. Lactancia Materna. Protocolo de diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría AEP. chap 1; p 279-286
- Lázaro Almarza, L; Martín Martinez, B. Alimentación del lactante sano. Protocolo de diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría AEP. chap 2; p 287-295
- Paricio Talayero, J.M; Lizán-García, M; Otero Puime, A; Benlloch Muncharaz, M. J; Beseler Soto, B; Sánchez-Palomares, M. et al. Full Breastfeeding and Hospitalization as a Result of Infections in the First Year of Life. Pediatrics 2006. Consultado el día 18 de agosto de 2014. Disponible en: http://pediatrics.aappublications.org/content/118/1/e92.short
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