Noventa grados oeste, treinta minutos sur, coordenadas simples, pero más allá de los impersonales números, nos indican un lugar maravilloso, un lugar que hace tiempo se conoció como las islas encantadas, hoy tal vez os suenen más por su nombre, las islas Galápagos.
En pleno ecuador y nacidas de los infiernos, las Galápagos se han convertido en un icono de la biodiversidad. Han pasado a la historia como las islas que pusieron a Charles Darwin tras la pista de la verdad de la vida en este planeta. La vida no apareció debido a un acto de creación divino, toda la biodiversidad de la Tierra ha aparecido por evolución, cuyo motor principal es la selección natural.
Cuando visitas las islas no sorprende que las mismas le abrieran los ojos al joven Darwin que viajaba en el HMS Beagle. Mires donde mires, es fácil ver como los organismos se han adaptado a su medio, no hace falta ser un naturalista experto para percatarse de que ante tus ojos tienes algo sorprende y maravilloso, es casi como ver la evolución en plena acción.
Os voy a mostrar algunos ejemplos de adaptaciones realmente fáciles de ver, salvo que uno esté completamente ciego. Una de las especies que me encontré cuando fui a la isla de Bartolome fue los lagartos de lava. La anécdota es que allí se refieren a ellos como lagartijas, lo cual te llama la atención ya que son como el doble de largas a las que estamos acostumbrados a ver. Los lagartos de lava son endémicos de las Galápagos, es decir, solo los puedes ver allí, no existen en ningún otro lugar del planeta. Bartolome es una isla con un entorno completamente árido, en algunos lugares el paisajes de roca es de un color rojizo que te recuerda la superficie de Marte, en otras zonas se encuentran capas negras de lava seca, y otras rocas presentan un color grisáceo. En estas últimas rocas es donde descubrí mi primer lagarto de lava, fijaros lo bien que se mimetiza con la roca, en la foto parece fácil de ver pero en vivo es más difícil, normalmente te lo tienen que indicar, una vez que lo ves y lo identificas haces zoom con la cámara para que en la foto salga lo mejor posible:
Pues bien, si nos movemos a otra isla, en este caso a Santa Cruz, donde la vegetación es realmente abundante podemos encontrarnos también lagartos de lava, pero de una coloración distinta. Aquí el entorno es distinto, abunda el verde de las plantas y el gris de las rocas, así que ha existido una presión para que los lagartos de lava presente esos colores, cuanto mejor te camufles más difícil de localizar eres para tus depredadores, lo cual hace que tengas más opciones de procrear al tener un mayor tiempo de vida. También claro está, tienes más opciones de procrear porque tus competidores para encontrar pareja probablemente estén muertos. Tus descendientes heredaran esa característica tuya haciendo que a la larga tu genotipo sea el más extendido entre la población. Aquí tenéis al lagarto de lava de la isla de Santa Cruz y su mezcla entre verde y gris:
Aquí resulta fácil de ver, pero os aseguro que en cuanto se fue entre las plantas me resulto imposible seguirlo con la vista, en seguida se hizo “invisible”.
Otro ejemplo de adaptaciones lo encontramos en las iguanas. En Galápagos encontramos a las iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus) que son otra especie endémica. Presentan un color prácticamente negro, lo cual hace que sean fácilmente observable en las playas de arena blanca:
Pero si nos movemos a su hábitat natural, rocas volcánicas de tonalidad gris y negra, resulta que las iguanas marinas tienen un camuflaje muy bueno. Pinchando aquí podéis ver esta imagen de alta resolución, si buscáis las iguanas sin ampliar la imagen, veréis que es algo difícil encontrarlas, ampliando la imagen la cosa se simplifica. Estas iguanas tiene un comportamiento raro para ser reptiles. Si os fijáis en la imagen muchas de las iguanas en la imagen están realmente juntas, incluso algunas están encima de otras, esto tiene dos ventajas. Recordemos que son animales de sangre fría y necesitan aumentar su temperatura por medios externos, por eso posan de cara al Sol, al agolparse unas encima de otras consiguen compartir su calor corporal. Por otro lado al amontonarse consiguen aumentar su tamaño y mimetizarse mejor don las rocas en las que se encuentran.
Las iguanas marinas no son las únicas iguanas que podemos encontrar en las Galápagos, también están sus primas cercanas las iguanas de tierra (Conolophus subcristatus), las cuales están en peligro de extinción debido a las especies que ha introducido el ser humano en las islas. Son particularmente vulnerables a especies introducidas como los perros, gatos, cerdos y ratas. Estos destruyen sus nidos y los cerdos se comen sus huevos. La estación científica Darwin situada en la isla de Santa Cruz está haciendo esfuerzos por proteger y recuperar dichas iguanas.
Las iguanas de tierra tienen un color completamente distinto a las marinas. Las de tierra son de tonalidades marrones, en la estación científica Darwin resulta fácil verlas en cautividad, pero estando en libertad asistimos una vez más a lo eficaz que es un buen camuflaje. Su comportamiento también es distinto al de las iguanas marinas. No son ni de lejos sociables. Son territoriales, y si te acercas a comer del mismo cactus del que se está alimentando más vale que lo hagas con cuidado o te vas a llevar un zarpazo. Su dieta nos permite ver otra de sus adaptaciones, a nadie se le escapa que comer cactus no debe ser tarea fácil, para eso tienen sus garras. Con ellas quitan las púas del cactus para poder morder más tranquilamente. En las siguientes imagenes tomadas en la isla Seymour Norte, podéis ver a una iguana entre la maleza y debajo tenéis los restos de un cactus donde podemos apreciar los zarpazos de la iguana para quitar las púas.
Por último llegamos al ícono de las islas, sus tortugas gigantes. En la siguiente imagen os podéis hacer una ligera idea de su tamaño en relación con una persona. Hay que tener en cuenta que ese ejemplar es una hembra que son más pequeñas que los machos, los cuales son mucho más imponentes:
Una vez más, dependiendo de la isla a la que pertenezca la tortuga así será su caparazón. Según cuentan, el vicegobernador de las islas le comentó a Darwin que podía saber de que isla había sido capturada una tortuga con solo observar su caparazón.
Por desgracia, las tortugas, al igual que las iguanas terrestre se encuentran actualmente amenazadas. Esto es así principalmente por dos factores. Por un lado la voracidad de los humanos y por otro las especies que hemos introducido en el archipiélago. Algunas especies de tortugas de las Galápagos ya se han extinguido. Otra está apunto de hacerlo ya que sólo queda un ejemplar, el famoso solitario George:
Que como podéis observar es ciertamente grande. George es el último de su especie. Actualmente se llevan acabo intentos para que se reproduzca, evidentemente ha habido que buscarle una pareja, dado que no existen de su misma especie se ha optado por la más cercana genéticamente, pero de momento no ha habido éxito. George proviene de la isla Pinta, que es árida y la vegetación está constituida principalmente por cactus. Si observáis su caparazón, la parte anterior está muy abierto, esto le permite alzar mucho la cabeza y poder alcanzar las almohadillas de los cactus, que es el principal componente de la dieta de estas tortugas. En cambio, el caparazón de la tortuga de Santa Cruz(la de la primera imagen) como observáis es distinto. En la isal de Santa Cruz, como ya he comentado, la vegetación es frondosa, por lo que las tortugas de dicha isla no necesitan alzar el cuello tan arriba para poder alimentarse, aquí tenéis un vídeo de una de estas tortugas en pleno banquete:
Galápagos, un recóndito lugar del planeta que nos ha ayudado a comprendernos mejor a nosotros mismos, su biodiversidad ayudó a Charles Darwin a desarrollar la teoría de la evolución por medio de la selección natural. En parte, gracias a ellas sabemos de donde venimos, devolvamoslas el favor como se merecen, cuidemoslas y protejamoslas para poder seguir yendo allí y ver la evolución en acción.
Ismael Pérez Fernández.