Las lenguas hablan temores y se cruzan miradas. Las calles se inundan de sangre y huele a muerte; retumban tambores y hay señales de humo en el cielo que dibujan cuerpos amontonados, sin latidos.
Los niños lloran la ausencia y quedan infecundas las madres, y la luna esconde los gritos de dolor cuando se posa la mano fría del terror.
Tierra maldita...
Texto: María Estévez