Hace ya algún tiempo, unos 4 años aproximadamente, cuando estábamos empezando a meternos un poco más seriamente en el tema del vino y el blog, aprovechando que veníamos de visita a Galicia, nos contactamos por correo con varias bodegas de la Ribeira Sacra que queríamos conocer.
Recuerdo que de casi todas recibimos respuestas. Algunas nos abrieron sus puertas y otras amablemente nos dijeron que no podían recibirnos… Nada extraordinario hasta el momento, seguramente esto le ha pasado a todo el mundo que escribe a una bodega para visitar.
Sin embargo hubo una bodega que por sus referencias nos interesaba especialmente conocer, Dominio de Bibei. Insistimos varias veces (siempre vía e-mail) y nunca obtuvimos ni un sí ni un no por respuesta. Creo que en la escala de valores, hay algo peor que ser rechazado, sentirse ignorado. Pensé para mí aquella vez (era el año 2011), que había muchas bodegas y muchos vinos por probar, así que así fue. No busqué ni probé ningún vino de Dominio de Bibei nunca… hasta ahora. Pasados los años y dejando de lado mi dolido orgullo de principiante aprendiz de bloguero del vino, busqué una botella de LALAMA 2011 (solo fue casualidad lo del año) y encontré un buen momento para abrirla...
Color rojo picota, con ribetes rubí intenso. Vivo, expresivo, luce joven y anuncia buenos augurios. Glicérico…Nariz de lujo, con notas de intensidad medio-alta que invitan a soñar. Complejo, de esos vinos que si uno tiene tiempo y ganas puede llegar a encontrar gran parte de la paleta aromática que se describen en los libros de degustación… Mi consejo, para aquellos de narices remolonas como la mía, es que disfrutar de lo superficial que ofrece, porque con eso alcanza y sobra para deleitarse… Especias, frutos rojos pequeños en su punto de madurez, balsámicos, minerales y notas de crianza magistralmente ensambladas. Están pero no están…
En boca, creo, y luego lo comprobé cuando leí su ficha técnica, que está en su punto de máximo esplendor para ser disfrutado (aunque le queda mucho por delante aún). Franco, redondo, sin aristas de ningún tipo. Fresco, ligero y a su vez con mucho peso… Exhibe todas las características de lo que me gusta de los vinos de la Ribeira Sacra, pero con un plus extra que lo hace grande, inmenso.
Mucha gente, que sabe de esto, compara los vinos de esta bodega con los vinos franceses. Yo no he probado tanto como para hacer comparativas, pero sí puedo reconocer en este tinto gallego características de algo que está en un escalón superior por su complejidad, intensidad y a su vez facilidad para ser bebido. Para aplaudir…y beberlo por litros.
En la ficha técnica (aquí) pueden conocer todos los detalles de este gran vino.
Qué aprendí? Que uno, a veces, por rencor o por capricho, se pierde grandes cosas… Por suerte, el tiempo pone las cosas en su lugar.
Gracias por leernos, Salute!
Rumbovino.Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo responsable