Al segundo día los jefes de casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los Levitas se reunieron junto al escriba Esdras para entender las palabras de la ley. Y encontraron escrito en la ley que el Señor había mandado por medio de Moisés que los Israelitas habitaran en tabernáculos (tiendas) durante la fiesta del mes séptimo. Así que ellos dieron a conocer esta proclama en todas sus ciudades y en Jerusalén: “Salgan al monte y traigan ramas de olivo, ramas de olivo silvestre, ramas de mirto, ramas de palmera y ramas de otros árboles frondosos, para hacer tabernáculos, como está escrito.”
El pueblo salió y trajeron las ramas y se hicieron tabernáculos, cada uno en su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la Puerta de las Aguas y en la plaza de la Puerta de Efraín. Toda la asamblea de los que habían regresado de la cautividad hicieron tabernáculos y habitaron en ellos. Los Israelitas ciertamente no habían hecho de esta manera desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día. Y hubo gran regocijo. Esdras leyó del Libro de la Ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último día. Celebraron la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne según lo establecido. Nehemías 8:13-18
Que hermoso, el mover del Espíritu de Dios, cuando trae un despertar, un avivamiento, trae consigo una sed y hambre de la palabra de Dios, ¿qué es lo que Dios dice? y cuando descubrimos lo que Dios dice no podemos sino ser obedientes, el pueblo entero se volco a adorar, a obedecer a Dios y lo que habia establecido, a pesar de que por muchas decadas no lo habian hecho, esto nos muestra que nunca es tarde para hacer las cosas como Dios manda.
Y que hermoso, de nuevo vemos que la obediencia trae gozo, la satisfacción del deber cumplido, y que decir de la lectura nuevamente de la biblia, muchas veces compartimos tantas cosas con los que nos rodean, y no hacemos el simple ejercicio de leer la biblia y meditar en lo que Dios dice, debemos permitir que Dios hable a nuestras vidas a traves de las escrituras.
Lo que Dios quiere para nuestra generación, como ha querido con todas las generaciones anteriores, es algo muy sencillo: obediencia. Pero ¿cómo obedeceremos a Dios si no sabemos que ha dicho Él?