
La curiosidad está en el audio, con poco brillo y bien cargado en los medios, que suena como esos LPs monoaurales de los '60 queriendo desconar el parlante del Winco. Sin duda Lynne decidió hacer un album sin tiempo, de edad indefinida y que nunca va a pasar de moda. Por su duraciòn de algo mas de media hora -y todo lo antes enumerado- éste es un album ideal para disfrutar en vinilo. Discazo.
