Si algo me estaba quedando cada vez más claro hasta ayer domingo es que el Movimiento 15M, al ser una de sus principales reivindicaciones el acabar con el bipartidismo, estaba provocando una tercera vía que intentaba acabar con esas dos Españas que tanto odiamos muchos. Y no hablo de las dos Españas que nacieron a partir de la Guerra Civil o mejor dicho, durante y tras la Transición. Hablo de la España del Partido Popular y la España del PSOE o la España del “tú más” o como yo llamo “la España de a ver quien la tiene más grande”.
Digo pues que tras visitar la ya llamada Plaza SOLución me quedó muy claro que los allí congregados no querían saber cual de los dos la tenía más gorda y por lo tanto, que se estaba forjando poco a poco una tercera España. Desde el primer momento entendí que este movimiento no perseguía la abstención o el voto el blanco. De hecho, ni siquiera pregonaban estas dos opciones por la que muchos españoles han apostado al entender que es otra forma de manifestar su discrepancia dentro de un proceso democrático. Simplemente decían NO a los dos partidos que se habían doblegado a los mercados.
Sin embargo, mucho me temo que sino los allí congregados, pero si muchos de los que simpatizan con su ideario, han entendido justo lo contrario: si no es PP ni es PSOE, entonces no es ninguno.
Prueba de ello, bajo mi punto de vista, es la arrolladora victoria del Partido de Mariano Rajoy. Está claro que los votantes del Partido Popular son siempre fieles, contra viento y marea y creo que en más de una ocasión he dicho que el votante o previsible votante del PSOE es el más autocrítico, de ahí su resultado electoral.
Como bien dice Joseca que el PSOE
“debe abandonar un lenguaje y unas políticas que no le son propias. Hasta en tanto no se reconcilie con sus siglas y asuma que el ciudadano prefiere que las políticas de corte neoliberal las ejecute quien las promueve desde el convencimiento y no desde la necesidad, el PSOE navegará por ese mar proceloso de la indigencia intelectual e ideológica, careciendo de atractivo para una gran parte de su electorado que se siente traicionado por él. No basta por tanto con un cambio en los rostros que dirigen el partido, ha de revisarse el programa y los valores en los que se basa para construir una verdadera alternativa de poder al Partido Popular.”
Sin embargo, también es cierto que está existiendo una esperanzadora alterantiva a ese bipartidismo que viene surgiendo poco a poco tanto a izquierda como a derecha. La tímida pero firme crecida de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid, así como la irrupción en la misma por parte de UPyD, es una buena muestra de ello, pero aún queda mucho camino por andar.
Establecidas pues las tres Españas, está irrumpiendo como un elefante en una cacharrería una cuarta. Es una España radical, intolerante, xenófoba e hipócrita. Una España que hasta ahora teníamos como la de tres chalados que, a lo tonto modorro, se esán haciendo hueco entre nosotros. Así por ejemplo, en mi ciudad, Alcalá de Henares, acaba de dar una patada en la puerta ESPAÑA 2000, quien como el que no quiere la cosa, se puede convertir en la llave del Gobierno de la ciudad complutense.
Esta ola de partidos xenófobos, si bien es relativamente nueva en Madrid, siempre ha tenido sus reminiscencias. Lo verdaderamente terrorífico es que 4.541 de mis vecinos hayan creido que para romper el bipartidismo histórico de mi ciudad, tienen que votar por un partido cuyo lema es “Los Españoles Primero” y en donde uno de sus dirigentes escribe perlas como esta.
En Catalunya, la irrupción de este tipo de partidos es si cabe, más esperpéntica. Al tradicional bipartidismo CIU-PSOE y al ya más que trillado discurso pro-catalán vs. pro-español, hay que sumar ahora el discurso de los intolerantes. Prueba de ello es la del municipio tarraconense de El Vendrell. Ayer mismo, en Facebook, uno de sus vecinos, José Azuaga, manifestaba públicamente su asco al saber que más del 15% de sus vecinos había apoyado a PxC.
Yo, de momento, me estoy planteando muy seriamente emigrar a Rivas-Vaciamadrid. Imaginense por qué..
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