Las apariencias engañan

Hoy en día se  tiende a encasillar a la gente según la apariencia que tienen, y no se las valora a partir de su carácter, sus habilidades o su personalidad. Primeras impresiones, tan superficiales como erróneas.
¿Una persona es mala sólo por su forma de vestir?¿Desde cuándo alguien es menos válido para un trabajo por estar tatuado? Lo malo de las primeras impresiones es que sólo tienes una oportunidad para dar gran parte de ti mismo, un instante, una décima de segundo. Muy poco para saber como es una persona, ¿O tu serías capaz de definir todo lo que eres en una sola imagen?

Imagen propiedad del fotógrafo Joel Pares

Puede que este dentro del ser humano prejuzgar a alguien por su apariencia, por su físico o por su ropa pero hay veces en las que al imaginarnos la forma de ser de otra persona nos equivocamos, y metemos la pata hasta el fondo. Nuestra forma de vestir y de actuar nos define, pero no es más que una fachada que nos creamos. No por ir en chándal vas ser peor persona,  y no por llevar ropa de marca o zapatos caros eres más inteligente.
La vida puede ser muy irónica. Personas con las que te llevabas mal o a las que no considerabas dignas ni de medio segundo de atención pueden acabar siendo tus mejores amigos; pero yo a eso no lo llamaría ni destino ni karma, si no desconocimiento. No podemos dejarnos llevar por la primera impresión que te da alguien hasta que no lo conocemos del todo.
Estereotipos que deciden por nosotros, que nos juzgan por nuestro estatus económico, por nuestra apariencia o por nuestro origen.
Justamente esto estaba pensando el fotógrafo estadounidense Joel Pares cuando decidió hacer un reportaje fotográfico en el que denuncia de una manera un tanto innovadora los prejuicios con los que tenemos que lidiar en el día a día. De esta forma podemos ver como convierte a un graduado de Harvard en gánster o a una madre de familia en bailarina de striptease. Pinchando aquí podéis ver parte del reportaje.
Las apariencias engañan.
Toma la iniciativa.