Durante el curso de su liderazgo, cada líder se enfrenta a obstáculos y desafíos que aparecen en el camino. Y muchas veces un líder no tiene lo suficientemente claro si está haciendo las cosas de una manera correcta, o si simplemente sus acciones no están tomando el rumbo que deberían tomar.
Si este es su caso, si se siente perdido y desorientado frente a las acciones de su liderazgo, entonces en este artículo encontrará una serie de pautas a tener en cuenta y que no son nada más que las características de un buen líder, las cuales le ayudarán a discernir si efectivamente su labor de liderazgo transita por el camino indicado.
Realismo y responsabilidad
Ser un líder no se trata solamente de dirigir a otros. Quien asume la función de liderazgo dentro de un grupo, debe ser alguien que, en sus acciones, procede siempre de manera realista, con los pies muy bien puestos sobre la tierra. Pregúntese si su plan estratégico y su plan de acción responden a las necesidades, metas, prioridades, la misión del grupo y las percepciones de las partes interesadas. Asuma siempre la responsabilidad de cada una de sus acciones, incluso si usted siente que no es lo suficientemente proactivo, o que no está lo suficientemente preparado.
Suele suceder que muchas veces las funciones de liderazgo que nos son exigidas, sobrepasan nuestras capacidades y no siempre se encuentra con facilidad a alguien que decida poner sobre sus hombros la responsabilidad que se ha asumido. Así que, frente a la ausencia de alguien más capacitado para mejorar la labor desarrollada, lo mejor que se puede hacer, es tomar consciencia de las propias debilidades y apalancarse en las propias fortalezas para poder llevar el asumido liderazgo tan lejos como sea posible.
Ideología e imaginación
¿Su filosofía personal, la forma como usted concibe todo, se alinea con la ideología central del grupo que usted dirige? ¿Se niega usted a abandonar su idealismo personal, cuando otras personas lo hacen? ¿Se compromete usted a mantener el máximo grado de integridad absoluta frente a todas las circunstancias?
Los grandes líderes por lo general tienen una ideología que se alinea correctamente con las ideas del grupo al que representan y además de ello, cuentan con una imaginación de calidad, que les permite generar a cada momento ideas innovadoras, que siempre benefician el interés general del grupo al cual sirven.
Un buen líder se caracteriza por ser capaz de despojarse tanto de los intereses particulares propios, como de los intereses particulares de aquellos a quienes representa. En las actuaciones de un verdadero líder, el beneficio general siempre se antepone al beneficio particular, sin importar si en apariencia el beneficio particular deba ser el mejor camino a seguir.
Grandeza y buena voluntad
Quien asume un liderazgo, nunca debe conformarse con lo bueno. El verdadero líder va siempre más allá y busca a través de actos alcanzar la grandeza, no para sí mismo, sino para el grupo que representa. De igual forma, sus actos se enmarcan dentro de la buena voluntad.
Dirigir, liderar, son funciones que a menudo se ven empañadas por los requerimientos del ego y es justamente allí donde el verdadero líder debe dejar de mirar. La buena voluntad en los actos que se ejecutan, debe estar siempre despojada de todo tinte de beneficio personal.
Por ende, un verdadero líder solo alcanza la grandeza y demuestra su buena voluntad, cuando actúa siempre en pro de la colectividad que representa.
Equilibrio mente corazón
En el proceso de liderazgo, se hace necesario el poder integrar al frío de la mente con el calor del corazón. Cuando se establece ese equilibrio, es cuando realmente un líder comienza a tomar las decisiones correctas.
Quien no logra este desarrollo, es alguien que generalmente divide y polariza. Solo la lógica mental unida al corazón emocional, puede lograr que una organización o un grupo de personas, transite el camino indicado que los lleve a lograr todas las metas propuestas y a alcanzar siempre el bienestar común.
Siempre a tiempo
En el verdadero liderazgo no hay lugar para la postergación. Cuando es necesario tomar medidas, es justamente cuando los obstáculos se vuelven más difíciles y desafiantes, pero solo a través de la toma de decisiones a tiempo, es como se puede sobrepasar los tramos más complejos del camino.
Nunca deje para mañana las cosas que debería haber hecho ayer. Quien asume este principio como pilar fundamental de su liderazgo, es alguien llamado por derecho propio a brillar de manera resplandeciente.
Nada obstaculiza más a la labor de liderazgo, que la procrastinación tan íntimamente ligada a la pereza. Aquella persona que asume la dirección y el liderazgo de un grupo u organización, es alguien que ha de luchar con todas sus fuerzas, para que todo se haga siempre a tiempo, sin dilaciones de ninguna naturaleza.
Por todo lo anterior, es que en la actualidad estamos presenciando una escasez de liderazgo genuino, ya que son pocos los individuos que están realmente listos, capacitados y dispuestos, para asumir con firmeza una labor de liderazgo.
Si usted hace una autoevaluación de su gestión como líder bien sea de su familia, de su empresa, de su grupo social, y encuentra falencias relacionadas con los aspectos descritos anteriormente, entonces es una buena idea que comience a pensar seriamente en asumir los correctivos que sean necesarios, para que aquellos que siguen sus ideas, puedan seguir confiando en su buena gestión.