Revista Espiritualidad

Las Caras De Enero

Por Ritacoach @ritatonecoach

Enero se llama así en honor al dios romano, Jano.

Completitud Coaching Ontológico

Completitud Coaching Ontológico

Se representaba con una medalla porque tiene dos caras. Era el dios de los umbrales y las puertas (que también tienen dos caras). Y era además, el dios de las transiciones.

Enero tiene dos caras porque mira al año que se va y al que viene. Como podrás apreciar, su nombre es coherente.

Hoy es el día de la transición más importante de tu vida.

Veamos una forma efectiva de terminar realmente esta etapa.

Vas a atravesar un umbral, vas a abrir una puerta…

 

Solo por hoy, mirá para atrás, hacia el año que se va…

¿Qué intentaste?

¿Qué lograste?

¿En qué fracasaste?

¿Qué aprendiste?

¿En qué cambiaste?

¿Cuáles fueron tus decisiones más importantes?

¿A qué cosas del año que se va les vas a decir “¡Basta!”?

Te sugiero que escribas estas respuestas para decirle “Adiós” al año que se va.

¡Y completá!

La completitud es la acción poderosa que termina con nuestros pendientes.

Completar es terminar con aquellos procesos que han quedado inconclusos, esas conversaciones que están pendientes, incluidas las conversaciones internas que recurren en vos. Es lo que nunca encontrás tiempo para hacer y siempre hay un después para realizarlo. Es lo que falta en cada situación en la que ya no estás…pero sigue con vos. También pueden ser, reconocimientos sin hacer, un perdón que decidir, un llamado que te asusta, deudas –de todo tipo, morales y espirituales, también-, etc.

La completitud te permite estar en paz, liberado y limpio para un inicio esplendoroso.

 

El mundo es redondo y cualquier lugar que podría parecer el fin, puede ser el principio.  Ivy Baker Priest

 

   Puede faltar una acción, una llamada telefónica, una carta, un mail o simplemente, una declaración de perdón.

   Y algo muy importante…

   Cuando estés auto observándote, recorriendo cada situación de todos los dominios de tu vida, personal, social, familiar, laboral, te puede aparecer alguna que sientas que no pueda ser completada en este momento.

    ¡Declarala completa por ahora y soltala!

   Esto hará que no te drene más energía y lo puedas apartar del centro de tu conversación interna porque lo que sentís que te falta se puede transformar en el centro de tu atención anulando tu posibilidad de contar lo que tenés, agradecerlo y reconocer su gran valor.

  

Y tendremos lágrimas y habrá lluvias

   y comenzaremos nuevamente.  Deena Metzger

 

 Cosas buenas y malas han pasado, pasan y pasarán.

El secreto está en saber transformar las buenas vivencias

en recuerdos permanentes y las malas, en momentos fugaces.

   Lair Ribeiro

 

   No entres en el Círculo del 99.

   Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que era muy feliz.

El rey no conseguís explicarse cómo el paje, que tenía mucho menos que él, era tan feliz, por eso llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó:

-¿Por qué él puede ser tan feliz teniendo tan poco?

-Ah, majestad. Lo que sucede es que él está fuera del círculo.

-¿Qué círculo?

-El círculo del 99. Si tú quieres, puedo hacerlo entrar y verá como, enseguida, se pone triste. Eso sí, si entra, luego no podrá salir. ¿Estás dispuesto a perder un excelente sirviente para entender cómo funciona el círculo?

-Sí –contestó el rey.

-Bien. Esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una menos, 99.

Esa noche, el sabio y el rey dejaron en la puerta de la casa del paje la bolsa con una nota que decía:

“Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste.”

 

El sirviente encontró la bolsa y al ver que tenía muchas monedas se puso a contarlas.

Él, que nunca había tenido ni una sola de esas monedas, se encontraba en ese momento, con una montaña.

Fue haciendo pilas de 10: 1, 2, 3, 4, 5…hasta que formó la última pila…pero ésta tenía 9 monedas…

-“No puede ser, ¡me robaron!99 monedas. Falta una. Noventa y nueve no es un número completo. Falta una.

A partir de ese día, su sonrisa se desdibujó mientras buscaba la moneda número cien, sin la cual ya no podía ser feliz.

 

Por el placer de compartir.

 


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