Cuarta entrega de "Las cien cosas que es Madrid" escritas por Tomás Borrás en 1969. Cada una de ellas lleva impreso el conocimiento de este cronista sobre la historia de Madrid en aquel momento, y en todos. Es de comprender que ensalce las virtudes del régimen franquista por ser afín a él.
Por nuestra parte, hemos elegido el periódico Hoja del Lunes, de Madrid, para ilustrar esas cien cosas con las noticias del momento en que fueron escritas. Este tabloide por provincias se comenzó a editar en Madrid el año de 1930, siendo su principal impulsor don Alejandro Lerroux. Incongruencias de la vida, durante la dictadura de Francisco Franco será el único autorizado a publicarse el lunes, ya que se mantuvo el descanso dominical obligatorio surgido de la huelga de los trabajadores de la Prensa de 1919, instaurado definitivamente en 1925. Hoja del Lunes de Madrid se imprimió en varios talleres de Madrid de la Asociación de la Prensa, siendo los más importantes los de Ya y Arriba, uno de los periódicos más influyentes del franquismo el primero, y periódico oficial del régimen el segundo.
Si te has quedado en Babia, te proponemos ahora estar en la Luna. Porque 1969 fue el año en que el hombre norteamericano puso pie en el poético satélite de la Tierra.
Una breve columna del periódico nos ilustra sobre el ambiente vivido en Madrid la noche del acontecimiento:
" Sirenas, aclamaciones, vítores... MADRID, PENDIENTE DE TV.
Durante toda la jornada, Madrid estuvo pendiente de la proeza del 'Apolo 11'. En el momento en que se produjo el alunizaje, todos los madrileños que habían quedado en la ciudad se hallaban ante las cámaras de televisión contemplando esta colosal hazaña humana.
A las nueve de la noche Madrid aparecía desierto. Las pocas personas que circulaban por las calles en el momento del gran acontecimiento penetraron en los bares y restaurantes donde estaban en funcionamiento los aparatos de televisión, para ser espectadores del excepcional suceso. [...] Hasta que los astronautas pusieron el pie en la Luna, la mayor parte de los madrileños permanecieron sin acostarse. No había casa en Madrid durante la madrugada en que no hubiera unas luces encendidas."
Más de uno habrá disfrutado del evento con un refresco o castizo pelotazo, de los que aquí van unos ejemplos.
Madrid tiene el orgullo de haber colaborado en aquella empresa gracias a la antena ubicada en la estación de Fresnedillas de la Oliva (ver la cosa número 35 que es Madrid). Bautizada como La Dino, la monumental antena de 26 metros de diámetro y 200 toneladas, mantuvo el contacto con los tripulantes de la nave Eagle y comunicó a Armstrong y Aldrin que les quedaban menos de 30 segundos para alunizar.
Tres fueron las antenas que la NASA situó a distancias y longitudes exactas y equidistantes; una en Goldstone (California), otra en Honeysuckle Creek (Australia) y la nuestra de Fresnedillas de la Oliva. La antena fue trasladada en 1985 a Robledo de Chavela, donde la NASA tiene el Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid, su única instalación en España.
En las cosa que es Madrid números 33 y 34, Borrás nos habla de las magníficas temperaturas madrileñas. El erudito se pasa tres pueblos al alabarlas, porque, como todos sabemos, los veranos y los inviernos de Madrid suelen ser fieros, y las primaveras y otoños casi imperceptibles.
De hecho, el verano de 1969 no fue una excepción, como lo cuenta el meteorólogo D. Lorenzo García de Pedraza el mismo día que el hombre llegó a la Luna:
"El calor ha pasado a ser estos días tema de actualidad a lo largo y ancho de nuestra geografía. La enorme evaporación "se bebe" el agua de nuestros pantanos de regadío y "roba" kilovatios a nuestros embalses. El ambiente caliginoso nos hace sudar y transudar. El aire tiene fiebre y las temperaturas máximas rebasan los límites de los 37 grados, que es la normal del cuerpo humano. Y ¡lo que es aún peor!, las mínimas nocturnas no bajan en muchos sitios de los 20 grados, con lo que es imposible conciliar el sueño y dejar de beber."
En aquel tórrido verano se estaba construyendo en Madrid la nueva sede de laReal Federación Española de Fútbol. El edificio, emplazado en la calle Alberto Bosch, número 13, es hoy de oficinas de El Corte Inglés Viajes, Ac Hoteles, etc.
El generalísimo escapaba del verano madrileño para disfrutar de sus vacaciones estivales en el pazo de Meirás, donde había llegado el 27 de julio. Descanso merecido después de haber decretado el 24 de enero el estado de excepción en el Consejo de Ministros celebrado en el Palacio de El Pardo. El ministro de Información y Turismo, don Manuel Fraga Iribarne, fue el encargado de anunciarlo a las seis de la tarde del mismo día.
Así quedaba publicado en el BOE del día 25 de enero de 1969.
Y así eran recibidos Franco y Carmen Polo en el pazo de Meirás. Todas las autoridades en pleno y el ministro de Marina, almirante Nieto Antúnez, estrechando la mano al Jefe del Estado.
Mientras estas cosas ocurrían en aquel mes de julio, la sangre de San Pantaleón volvía a licuarse el día 27. Milagro de Madrid en el monasterio de la Encarnación desde los tiempos de Felipe III, rey madrileño que lo fundó.
Los madrileños que no tenían pazo se resignaban al domingo veraniego de camping. Las carreteras de salida se atestaban de coches rumbo a los ríos y praderas cercanas, cargando bártulos y cestas con todos los manjares propios de un almuerzo campestre. ¡Y que no faltase el pan BIMBO!
En 1969, bajo una estrategia de mercado, BIMBO S.A. decidió regalar sus productos a todas las familias que marchaban de camping, siempre y cuando llevasen algo de BIMBO en sus cestas.
El conocido pan de molde comenzó a comercializarse en España en 1965.
Y, por si esto fuese poco, de los panes de molde "por la patilla" a las rebajas del verano
En las cosas que es Madrid número 31, Borrás habla de lo viejo y de lo nuevo. Y de lo viejo se estaban haciendo muchos proyectos de conservación y restauración de barrios antiguos. Los arquitectos de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento trataban de salvar todo aquello que fuese representativo de la historia de nuestra capital.
Dice el periodista J. R. Alfaro en Hoja del Lunes del 28 de julio:
"Nuestra capital posee zonas muy definidas que deben ser conservadas y restauradas, especialmente los alrededores de la plaza Mayor, ambas márgenes de la calle de Segovia y la plaza de Oriente y su entorno, aparte de otras zonas urbanas.
El único perfil que se ha conservado a lo largo del tiempo ha sido el que se extiende por Rosales, Montaña del Príncipe Pío, Palacio de Oriente, Cuesta de la Vega y San Francisco el Grande. El viajero que regresa después de una larga ausencia, sólo aquí encuentra la imagen del Madrid que había conocido hace treinta o cuarenta años."
Con este titular, y fotografías de Torremocha, se presentaba la noticia:
Habrávarias noticias de este tipo durante 1969 que forman parte de nuestra historia urbana.
Madrid se restauraba, se conservaba y creaba espacios desechando lo obsoleto. Así ocurrirá con el emblemático bazar "Las Américas", que será derribada para abrir una avenida hasta el paseo de la Esperanza. También desaparecerán los mercados de frutas, pescados y el Matadero municipal.
Acompañan al artículo otras dos fotografías de Torremocha con el siguiente pie:
"La ordenación del sector de la Ribera de Curtidores no sólo afectará a su zona inmediata de influencia, sino a otros lugares más distantes, como el parque de la Arganzuela, con la incorporación de los terrenos que hoy ocupan el mercado de frutas y verduras y el matadero municipal."
Y sin más que contar por el momento, conocemos once cosas más de las cien que era el Madrid de Tomás Borrás:
29. Paradoja suya es ondular en un llano con pequeños pechos de colinas, alisado por el urbanismo, y a menos de treinta kilómetros poder subir a 2.430 metros ( Peñalara) o a 2.138 (Siete Picos). Es su mayor riqueza el Guadarrama. O, más arriba aún , Gredos, baluarte de la vieja Castilla.
30. Como no tenía mar, Madrid se lo ha hecho, y es marítimo. Los embalses de San Juan y el maravilloso de Entrepeñas y Buendía son sus mares interiores.
Es éste un Madrid de lanchas y balandros, con los que juega al mar en su mar gracioso rodeado de casitas de campo con pájaros, muchos, y pocos peces.
31. Es el salón donde se puede contemplar lo viejo y lo nuevo: lo mismo la torre de San Pedro que la avenida del Generalísimo. O sea, el románico y el corbousier.
Igual las tablas de los primitivos que los abstractos. Las sillas de mano o el último reactor. Si se quiere, el libro de horas de Isabel I y el texto camelístico de Mao Tse Tung.
32. Es cincuenta museos, cada uno de su especialidad. El Prado o el Lázaro Galdeano, el Arqueológico o el Decorativo. Los platos árabes de Osuna y las botellas de Chicote. Todas las gamas, todos los capítulos, todos los gustos y deseos cumplidos. (También el Museo del Mar, ¿no se lo decíamos?)
33. Madrid tiene una temperatura media de catorce grados centígrados. Oscila desde cuatro hasta veintinueve (invierno o verano). La Sierra manda, además de la estación. La Sierra es su manantial de equilibrio y medicina. Por eso es Madrid una de las ciudades más sanas.
34. Es la del otoño hermoso, con cielos de celajes admirables hasta el éxtasis; inviernos tolerables y alegres, corta primavera, precoz verano y un estío de noches frescas. Madrid es de piel morena, tostada por montañera. Sólo sesenta días al año está entoldado de nubes. ¡ Diez meses de sol, villa solar, campesina perpetua!
35. Es la sede de los teléfonos directos a la Luna, a lo estratosfero, pronto a Marte, desde Robledo de Chávela, Cebreros, Fresnedilla y Buitrago. Y se cambia imágenes por los satélites de continente a continente. Ciudad astrofísica.
36. Es doscientos cincuenta mil abonados al teléfono. (Las señoritas se cuentan como abonado doble.)
37. Además, los teletipos y los enlaces, hasta el cable submarino y la T. S. H. Un Madrid invisible de ondas interiores y electrónica.
38. Registra tres millones de viajeros diarios en Metro, autobús, taxi, microtaxi y autocares a los distritos-pueblos-ensanches.
39. El de los "aparcamientos" subterráneos. Unas veinte mil plazas. Y se excavan otras con precipitación de urgencia. Madridsub o Submadrid, escamoteada de la superficie tanta circulación abajo, en la termitera, como en el sobresuelo, bajo cielo. [ Ver Parte III-Aparcamientos Jardines de Ribera]
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