Las colillas de cigarrillo contaminan más que las pajitas de plástico y las bolsas de plástico. Los datos proceden de un nuevo informe de la NBC News, según el cual, todo esto sucede porque a pesar de la ley y de la promesa de altas multas, pocos son los que se preocupan por las consecuencias.
¿Cuántas veces has oído hablar de la posibilidad de reciclar filtros de cigarrillo? Probablemente poco o nunca, pues no hay reglamentación precisa sobre el descarte del cigarrillo.
Mientras que con los pajitas plásticas y otros plásticos de un solo uso muchos gobiernos y empresas comenzaron a adoptar una filosofía más verde y prohibirlos, con relación a las colillas, es muy poco lo que se hace.
¿Una colilla parece demasiado pequeña como para contaminar tanto ?
De acuerdo con el nuevo informe de NBC News, las colillas se encuentran en primer lugar entre los contaminantes y residuos producidos por los seres humanos, y cada año acaban yendo a los mares y océano. La mayoría de los 5,6 billones de cigarrillos producidos al año tiene un filtro hecho de acetato de celulosa que tarda más de diez años para descomponerse.
Imaginemos, por lo tanto, lo que sucede en nuestras bellas playas donde la gente entierra las colillas de cigarrillos o simplemente las tiran.
De acuerdo con datos recogidos por el Cigarette Butt Pollution Project cerca de dos tercios de estos filtros son tirados en la calle o en las playas. Los filtros no son biodegradables y acaban contaminando a la enésima potencia.
La organización ambientalista Ocean Conservacy que financia la limpieza de playas, revela que en 32 años, 60 millones de colillas fueron encontradas y éstas podrían destruir ecosistemas marinos y la vida acuática en general contaminando ríos y vías navegables.
Es imposible saber cuántos cigarrillos fueron descartados en la naturaleza, pero muchos restos se encuentran en los estómagos de los pájaros, peces y tortugas y son una de las principales causas de muerte de estos animales. El problema, sin embargo, parece no afectar mucho a los fumadores que siguen adoptando un comportamiento incorrecto.
Si poco o nada puede hacerse para impedir que las personas fumen porque cada uno cuida (o descuida) de sí, con el proyecto Cigarette Butt Pollution, fundado por el profesor de Salud Pública de la Universidad Estatal de San Diego, Thomas Novotny, en asociación con un grupo de abogados ambientalistas, se busca prohibir la producción y comercialización de estos filtros no biodegradables pero, por ahora, sólo prevalecen los conflictos de intereses entre los lobbies financiados por las tabacaleras a las que solo les importa que el negocio sea redituable.
Las imágenes que ilustran el pos fueron tomadas de una campaña de concienciación promovida por la Universidad de Texas en 2009 para hacernos reflexionar sobre la contaminación causada por el cigarrillo. Los años pasan y las imágenes siguen siendo igual de actuales lamentablemente.
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