Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados. No es mía la frase, es de Mark Twain, pero resulta muy adecuada para tratar el asunto de la Alcaldía de Madrid. Me viene esta frase a la cabeza cuando trato de conseguir una confesión, un “mea culpa” de algún votante de Podemos (Ahora Madrid) y no lo consigo. Me siento como esos “forty-niners” del Oeste que buscaban oro en California, a sabiendas de que había, pero que se frustraban día tras día por no hallarlo.
Pico en las mentes de mis amigos votantes podemitas y no encuentro la veta áurea, solo encuentro roca dura y barro. Es imposible que te reconozcan que Carmena lo está haciendo mal, porque siempre se escudan en un “lleva poco”, o un “anda que lo que hizo tal o cual”. Es decir, no defienden sus teorías, ya ni eso, ahora solamente se parapetan intelectualmente en “y tu más”. Los mismos que hace pocos meses te argumentaban con frases y hechos su indignación, que te decían que te olvidases de tu ideología y pensaras en el bien común, ahora no quieren oír. Es más, aunque oigan, no escuchan, no les importan las carmenadas porque la cuestión era ganar y quitar al otro. Ahora ya tienen a una de las suyas y el resultado de su gestión es indiferente.
El guatemalteco Ricardo Arjona canta lo siguiente:
“Las colillas que dejaste en el balcón
Con carmín del rojo y huella digital
Son retrasos de tu ausencia universal
Que se agrupan como nada en un rincón”
Y es que de colillas va el asunto, de colillas de tabaco, las que Carmena quería que fuesen recogidas por nuestros niños en Madrid. Esta ocurrencia, en boca de una señora podemita, no suena a golpe de mando prusiano, no rechina porque el halo de bondad que recorre a la izquierda radical, esfuma cualquier mal pensamiento. Pero ¡ay amigos! si esto lo hubiera dicho Esperanza Aguirre, Ana Botella o Gallardón, ¿os lo imagináis?, yo si y las críticas hubieran sido pidiendo la dimisión.
La estupidéz de las colillas se suma a la ristra de ocurrencias de una alcaldesa cansada antes de ponerse las zapatillas de correr, una alcaldesa que no ha entendido la trascendencia de su cargo, la posición de Madrid en el mapa financiero global. Esta señora nos va a costar muchos euros de forma directa en forma de tasas e impuestos si, pero también nos va a costar euros en forma de inversiones fallidas, retiradas de fondos y frenazo en la creación del empleo que se iba a mover por los inmediatos proyectos urbanísticos.
Solamente me queda una duda, en este Madrid del brainstorming de gestión, si las madres limpian los colegios y los niños las colillas del suelo…¿que nos tocará a los hombres?.