Ana Bordas
Y observando al nuevo presidente de Indepabis, Augusto Montiel, en la rueda de prensa en la ocupación temporal a la empresa “Llave en mano”, donde resultaron estafados miles de compatriotas, a través de empresas transnacionales ensambladoras de carros, con la complicidad de la policía de Baruta, y cuyas ramificaciones con la conspiración es evidente, nos preguntamos ¿Cuánto tiempo durara el Camarada Montiel en este cargo antes de que sea expulsado sin aviso y sin protesto con ni siquiera una explicación aunque sea “traída por los pelos” y si es que se da, cosa que dudamos, ya que esta es la manera en que la Revolución premia a los funcionarios probos y valientes que no se arredran ante la Oligarquía y sus intereses, se requiere un gran valor y un compromiso moral para enfrentar el aparataje mafioso destinado a las estafas, ya sean vehiculares, alimenticias, bancarias etc.
La lista de compatriotas y camaradas honestos y eficientes desechados es larga, al igual que los desatinos graves cuyas consecuencias estamos cancelando amargamente, y aquí siempre es el pueblo el que padece por los errores cometidos, camaradas como Samán, Lina Ron, Tascón, Müller Rojas, Cristina González, por decir de algunos, ¡ y cuantos más!, unos han partido y otros inmolados por la injusticia de la Revolución, pero todos condenados al ostracismo, pero que pertenecen a la memoria y el querer del pueblo Revolucionario constructor, precisamente ese que cada día le recuerda al Comandante Presidente que “EL PODER ES PARA EL PUEBLO” no para unos pocos, que una revolución no se construye a punta de dádivas ni de realazos y mucho menos con ideas venáticas, que para que una Revolución triunfe debe derrotar los dogmas y las leyendas, aunque con ello derramemos lagrimas de sangre encima de nuestras propias creencias, que no podemos seguir cayendo en la contradicción de seguir incentivando el racismo y la discriminación entre blancos, negros, afro descendientes, ricos y pobres, militantes, PSUV, polo patriótico, religiosos, cristianos etc., etc., aumentando las separaciones entre el pueblo cuando en esta tierra se construye el Socialismo del siglo XXI que predica la Igualdad entre hermanos y entre los pueblos ¿No es tiempo de que hagamos lo correcto y bien a 12 años de Revolución?
No basta decir que estamos construyendo el socialismo del siglo XXI, si mantenemos los mismos estamentos de la cuarta republica, en donde la escala piramidal estaba a la orden del día, no basta decir “con las bases me la juego” pero le quitamos la posibilidad de plebiscito a las bases y nombramos a dedo una y otra vez a los mismos de siempre, ni siquiera se le informa y mucho menos se le consulta al pueblo acerca de decisiones transcendentales tan graves como aquellas que puedan ocasionar la perdida de la Revolución; no basta invocar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que dice que nuestra forma de gobierno es “Protagónica y participativa” cuando al pueblo ni se le escucha y mucho menos se le da crédito a sus opiniones, en donde el paternalismo de estado nos da “vivienda digna y bien equipada” priorizando a unos en detrimento de otros, pasando por encima del “principio del trabajo” enunciado primigenio del Socialismo; no basta dar un curso “Cash” de doctrina y política como decían en el INCE de la cuarta república si no le enseñamos al pueblo ETICA Y MORAL, en donde no solo la política y la doctrina partidista es importante, sino las normas de convivencia y el grado de moralidad, pero no la moral pusilánime ni hipócrita que se escucha a diestra y siniestra, sino la verdadera, en donde mi derecho termina en donde empieza el del vecino, en donde el derecho a disentir de las opiniones del Comandante presidente sean respetadas y mas cuando las consecuencias nos involucran a todos ¡quien sabe si allí esta el meollo del asunto, la clave del problema y su solución!; no basta decir que somos un país de promisión en donde se respetan los derechos humanos en el principio de solidaridad y asistencia, cuando nos solidarizamos con el concepto de “Terrorista y terrorismo” del imperio más sanguinario y malévolo que ha existido sobre la Tierra, no basta Camaradas, compatriotas, decir que luchamos contra la delincuencia cuando los verdaderos “Capos” civiles y militares, están amparados por la debilidad, el sentimentalismo, la pusilanimidad y la conchupancia de algunos, de la cual se aprovechan para no pagar su deuda con el pueblo de La República Bolivariana de Venezuela, en donde como siempre, es el que paga todos los errores, porque aquí somos todos co- participes de las decisiones que, queramos o no y siempre a “la brava” se toman en nombre del pueblo que al parecer “es ciego, sordo y mudo además de débil mental”, como para que el estado tome en consideración siquiera sus opiniones, etc. etc., esto es un rosario interminable que de seguir tendríamos que pedirle a los compañeros de APORREA que abrieran un espacio para la lista interminable de letanías.
La gran duda nos acosa, porque aunque no se quieran ver los errores cometidos y se persista en las solidaridades automáticas en decisiones solitarias e impensadas, la voz del pueblo “siempre será la voz de dios” ¿tendremos el valor de hacer lo correcto, o persistiremos en seguir cometiendo más y más desatinos poniendo en peligro, no solo la paz y la solidaridad, la hermandad que como pueblo misionero tenemos que tener con el mundo, la credibilidad que el hacer y el ejemplo, la señal que le estamos enviando a la humanidad de que aquí en estas tierras esta su esperanza, de que a pesar de las infamias y las calumnias, de los ataques del Imperio y sus aliados, de la conspiración de nuestros enemigos endógenos y de nuestros propios y graves errores, La República Bolivariana de Venezuela es capaz de enfrentarlos manteniendo su dignidad de pueblo justo, para que con el acompañamiento de las humanidades libres del mundo y sobre todo de la providencia, llevemos a feliz termino nuestro cometido? O seguiremos por la ruta del despeñadero inmersos en nuestros propios errores, en nuestro propio soliloquio sin querer reconocer de que estamos a un tris de perder todo lo que hemos construido, nuestras luchas y las de nuestros ancestros, el ejemplo de dignidad, hermandad y solidaridad, la oportunidad de construir la comuna y lo que es peor, la oportunidad de dejarle a la humanidad un camino en libertad.
Confiamos en el Líder.