Hace un tiempo (bastante) os hablé sobre la serie que se situaba entre la segunda y la tercera entrega de Terminator. “Las Crónicas de Sara Connor” nos contaba esa pequeña laguna en la cual la madre de John Connor moría de cancer (tal y como contaban en Terminator: La Rebelión de las Máquinas entre otras cosas.
Lo mejor de todo es ver como una serie no decepciona, aunque le falta brillantez en muchos aspectos, tal y como hacen muchas secuelas. Cierto es que algunos esquemas tienen que repetirse, osea, tienen que haber Terminators persiguiendo a la familia Connor para dar vidilla al asunto. Pero en ningún momento me llegó a cansar ni a sentirme defraudado. Aunque como suele pasar en muchas series, algo que suelo repetir de vez en cuando, algunos episodios son de absoluto relleno y sobran totalmente.
Tampoco podemos esperar que la espectacularidad que vimos en el cine quede reflejada en el mundo televisivo (un ejemplo sería la serie de “Blade”), son medios distintos en cuanto a presupuesto. Así que los efectos especiales se ven con cuentagotas, pero cuando hacen acto de presencia tampoco creo que lleguemos a escandalizarnos por su calidad.
Y lo mejor de todo, Lena Headey (“300″) hace olvidar, aunque no sin esfuerzo por parte del espectador, a Linda Hamilton en su papel de Sarah Connor. Aunque si nos parásemos a analizar Hamilton y Heady tienen físicos diferentes. Mientras que la primera tenía que superarse a si misma (una estatura más baja y menos musculatura. De ahí el gran cambio que le vimos en la segunda entrega respecto a la primera) y vimos su desarrollo, Headey le gana en ese aspecto sin apenas despeinarse. Cuestión de genética supongo. Precisamente Hamilton dotaba al personaje de Sarah Connor una entidad propia y pasó a ganarse, con derecho propio, un huequecito en ese Olimpo de heroínas que con todo en contra sacan lo que pueden de sí mismas y se enfrentan a cualquier obstáculo (el referente por excelencia sería el de la Teniente Ripley, interpretado por Sigourney Weaver en la saga de Alien).
Pero hay muchas cosas positivas en esta serie, al igual que algunas negativas.
La relación sobreprotectora entre Sarah y John sigue presente. Aquí, al ser una serie pueden verse multitud de situaciones que en la película no llegaron a verse. Aunque ya en Terminator 2 pudimos disfrutar de más de un enfrentamiento. La dificultad de no poder llevar una vida normal será un lastre muy pesado para un adolescente. Pero su “pepito grillo” particular siempre estará ahí para recordarle por qué tienen que llevar ese estilo anormal de vida. Ese detalle es precisamente uno de los elementos mejor tratados en Las Crónicas de Sarah Connor.
Como suele pasar en algunas ocasiones, el primer episodio nos muestra lo que la serie va a dar de sí. Algunos efectos especiales, lo más currados de la temporada, dejaran a más de uno con ganas de más. Pero no podía fatar un elemento que fue añadido a partir de la segunda parte. Un terminator niñera.
Si en Terminator 3 el enemigo masculino fue derrocado por uno femenino, aquí la jugada es a la inversa. Un Terminator femenino, interpretado por Summer Glue (protagonita de Serenity) será la encargada en esta ocasión de proteger al lider futuro de la resistencia. Y como no podía ser de otra forma la inexpresividad que obliga el papel se hace patente durante prácticamente toda la temporada, aunque es algo obligado si eres un ciborg venido del futuro (bueno, y aunque no vengas de ese sitio, ya puestos).
¿Y qué ocurre cuando a nuestro protagonista salvador de la humanidad le ponen como protectora a una fémina? Pues que la relación, con los inconvenientes que eso conlleva, puede ir por unos derroteros que más de uno podría imaginar. Es decir, se crea una tensión sexual que hasta el momento no se había visto en la saga.
Lo mejor de la serie, si hablamos como algo positivo y que aporta cosas interesantes a la saga, son los elementos que intentan tapar algunos agujeros creados por los saltos en el tiempo de las películas estrenadas en cine. Como he dicho al principio entre el final de Terminator 2 y Terminator 3 existió una laguna que más de uno habría querido que se la explicasen. ¿Qué hicieron John Connor y Sarah Connor durante esos años? Aquí se explican algunas cosas que el televidente quedará medianamente satisfecho (si es que alguna vez se queda del todo). Enemigos venidos del futuro de la serie T-800, un T-1000 que no actuará a no ser que sea necesario (en esta ocasión utiliza una empresa como tapadera para sus actos. ¿Os suena suplantación de personalidad? Pues ahí está la clave), personajes de la resistencia que intentarán ayudar a nuestros protagonistas (alguno pondrá piedras en el camino más que otra cosa) o el miedo de Sarah a la hora de afrontar una enfermedad que tarde o temprano hará mella en su salud.
Pero también hay cosas negativas en todo esto. Por una parte habría que destacar algunos capítulos que aportan poco, poquísimo, a la trama central. Son algunos en los que te preguntas si no habría sido mejor hacer una temporada más corta pero condensando lo que se quería contar. Y es que hay momentos donde el interés decae completamente y esperas que el siguiente episodio aporte lo que realmente estás esperando.
Las Crónicas de Sarah Connor se canceló en su segunda temporada. Dejando un final sorprendente pero que sospecho que nunca se llegará a continuar. Hablamos de uno donde las paradojas y los viajes en el tiempo hacen acto de presencia una vez más. Sí, esos que tantos líos nos crean en la cabeza y que a la larga no vale mucho la pena intentar buscar una explicación lógico, ya que cualquier que busques puede acabar siendo rebatida simplemente por lo difícil que es intentar explicar dichos viajes y sus consecuencias.
Al final quedó patente, después de un buen arranque en su primera temporada, que el público acabó dándole la espalda a los Connor. ¿Aburrimiento? ¿vieron que sus fallos eran más sangrantes que sus aciertos? Quien sabe, lo cierto es que visionar dicha serie (y más ahora que se sabe que tan sólo son dos temporadas) es un buen complemento para una saga que ya ha disfrutado de cuatro películas y que ha pasado a la historia del cine. Convirtiendo al personaje interpretado por Arnold Schwarzenegger en uno de los más peligrosos e impactantes (lástima que a partir de la segunda se edulcorase y acabase estando en el bando de los buenos. Aunque Robert Patrick fué una buena contrapartida).
Fdo: Snake