Escucho y leo, pero no entiendo. Debe ser un trastorno temporal solidario con mi salud mental. España tiene que recortar 40.000 millones de euros (casi tres veces más de lo anunciado en un primer momento por el Gobierno) para sanear sus cuentas y, en definitiva y de lo que se trata, tranquilizar a los mercados. Lo dice Mariano Rajoy y también lo dice Moody’s, una de las agencias de clasificación que nos han complicado sobremanera la vida en los últimos tiempos. Y no se sabe quién habló primero: seguramente Moody’s, mientras se colocaba la mitra para alertar de que la deuda puede llegar a ser tan mala como el matrimonio entre homosexuales: ambos “socavan el porvenir mismo de la humanidad”. Mismamente.
Una buena iniciativa de Forges. Y siempre Haití...
Estoy mezclando peras con manzanas, algo económicamente incorrecto, porque como dijo la ahora alcaldesa de Madrid (cuyo poder, al igual que el de Moody’s y el del Papa proceden de las cavernas y no de las urnas) no deben mezclarse. Ella mezcló y se hizo un buen lío. Hubiera sido mejor que continuara dedicándose a recopilar cuentos, que ya son muchos los que se dedican a contarlos. Al menos, así seguirán haciéndolo hasta el 4 de marzo, fecha de las elecciones autonómicas andaluzas y, según todos los indicios, del próximo tijeretazo a los de siempre, que es lo fácil, no lo eficaz. Nada se oye de una política firme contra el fraude fiscal ni contra las exenciones de las grandes fortunas ni las prebendas a la Iglesia, que se mantienen. Al final, todo cuadra, menos las cuentas…
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