Leía este fin de semana en el suplemento A Tu Salud de La Razón que las grasas llamadas trans son el compuesto más dañino para la salud cardiovascular y las que provocan un gran número de infartos en todo el primer mundo. Al parecer en muchos países como EEUU van a ser prohibidas en los próximos meses, mientras que en España no solo están autorizadas sino que las podemos encontrar en infinidad de los alimentos más habituales y peor aún, mas consumidos por nuestros menores. Además se autoriza su etiquetado disfrazado bajo la denominación de grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas. En realidad son ácidos grasos insaturados.
Estas grasas líquidas insaturadas llevan hidrógeno añadido para conseguir una grasa más estable y sólida que así aumenta la vida útil del producto abaratando costes. La normativa europea actual solo regula el contenido de grasas trans para preparados de lactantes y de continuación. Tampoco hay legislación sobre etiquetado e información ni obligación de declarar el contenido de grasas trans en los alimentos. Sin embargo la Ley de Seguridad alimentaria prohibe la venta de alimentos con grasas saturadas, trans, sal y azúcar en los centros escolares. Esto ya es mejor que nada.
Patatas fritas y todos sus derivados, snaccks, palomitas para micro hondas, bollería industrial, galletas, helados, comida rápida, pizzas, masas, alimentos precocinados, chucherías ..
Desde AESAN insisten en que hay otras grasas perjudiciales como la de coco, palma y palmiste, y que muy a menudo se esconden bajo el ingrediente llamado grasas vegetales, donde puede caber todo. Pepsico y Unilever España han asegurado a La Razón que no utilizan este tipo de grasas en sus alimentos. Y Nestle se limita a las recomendaciones de la OMS de minimizar su utilización mientras haya una reglamentación más concisa y restrictiva al respecto.
Sin embargo este interesante artículo me hacía recordar que por otro lado y de forma creo incoherente, mientras se permite la utilización de estas nocivas grasas, especialmente presentes en la alimentación más solicitada por nuestros niños, se acaba de prohibir la utilización de aceites en los bares y restaurantes que no vayan en pequeñas botellas etiquetadas. Se prohibe la vinagrera de toda la vida. Pienso en las pequeñas Cooperativas de aceites de oliva que hay por toda España y en la hostelería en general. Quizá me equivoque pero pienso que esta medida puede hacer mucho daño a todas estas pequeñas empresas y cooperativas que no tienen medios como las grandes para hacer y comercializar sus propios envases. Pienso que las medidas y controles sanitarios deberían de funcionar bien haciendo en bares y restaurantes sus revisiones oportunas. Creo que en estos tiempos tan difíciles no se deberían poner aún más trabas a los más pequeños, que siempre son los más perjudicados en todas las prohibiciones.
Grasas trans sí y el conboy de toda la vida no. Un poco de coherencia, sensatez y lógica en quienes nos gobiernan quizá también evitaría muchos infartos.
Repito, ojalá me equivoque. Y ojalá sea cierto que las grasas trans también estén a punto de desaparecer.
Aprovecho para reivindicar también la Denomincación de Origen a las anchoas de Santoña. Otro ejemplo de la fuerza de los intereses de los grandes en detrimento de los pequeños.