Actualmente existen multitud de dietas y llegando las fiestas de Navidad es muy probable que hayamos empezado un entrenamiento más fuerte para perder antes un poco, parar en las fiestas y volver a empezar en enero, sabiendo ya lo que haremos para perder los kilillos que hayamos cogido. Pero el problema de este asunto no es que queramos perder 2 o 3 kilos, si no la forma en la que nos planteamos hacerlo. Por este motivo contacté con la nutricionista Anabella Lara para que me informase de cómo actúan las dietas proteicas o bajas en HdC en pacientes con diabetes, ya que no siempre son beneficiosas por los mecanismos que generan en el cuerpo.
¿Quién es Anabella Lara?
Anabella Lara Redondo, Diplomada en Nutrición Humana y Dietética en la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla y con número de colegiada nº AND 00445, se descrbe así:
Desde que terminé mis estudios en 2009 enfoqué mi profesión en la nutrición clínica, me apasionaba el trato con el público y utilizar la educación alimentaria como tratamiento para las personas con problemas. Tanto el Hospital Virgen Macarena como distintos laboratorios me dieron la oportunidad de aprender y formarme adecuadamente en consulta y así poder continuar mi camino de forma independiente. Día a día continúo creciendo y aprendiendo con pasión para poder aplicar el mejor tratamiento a cada paciente que llega a consulta.
Efecto de dietas proteicas en diabéticos
Hoy día, es bien conocida la proliferación de todo tipo de dietas altas en proteínas con el fin de obtener una pérdida rápida de peso sin esfuerzos excesivos. El papel del Dietista-Nutricionista es vital para ofrecer la mejor versión de este planteamiento alimenticio y a la vez formar al paciente para que sea independiente a la hora de elegir su alimentación evitando daños colaterales.
En el caso del paciente diabético, educar en lo que se ingiere es aún más importante, pues la insulina en este caso estará dañada o con una síntesis insuficiente para lograr su funcionalidad de forma eficaz: transportar la unidad de energía (glucosa), de la circulación sanguínea hacía el resto del organismo.
Cómo actúa nuestro cuerpo con las dietas proteicas
Lo más frecuente al comenzar este tipo de dieta sin asesoramiento es escoger una dieta muy alta en proteínas, dejando las grasas e hidratos de carbono en niveles insignificantes.
La insulina activa las enzimas que forman grasa derivada de hidratos de carbono de la dieta, y cuando hay escasez de carbohidratos de la dieta, el nivel de insulina se reduce y conduce a una reducción en la acumulación de grasa. Después de reducir drásticamente el consumo de hidratos de carbono (por debajo de 50 g / día), las reservas de glucosa se convierten en insuficientes, tanto para la oxidación de la grasa normal en el ciclo de Krebs, como para el suministro de glucosa necesaria para nuestro cerebro.
El cerebro no puede utilizar la grasa como fuente de energía, por lo tanto, normalmente se utiliza la glucosa. Después de 3-4 días sin consumo de hidratos de carbono, el cerebro está “obligado” a encontrar fuentes alternativas de energía, en este caso la única elección son los cuerpos cetónicos (tan peligrosos para los diabéticos) derivados de la oxidación de grasa.
En condiciones normales con alimentación variada, la producción de cuerpos cetónicos es insignificante y se degradan rápidamente por diversos tejidos, especialmente los músculos esqueléticos y cardíacos. En este proceso fisiológico, la glucosa en sangre, aunque reducida, se mantiene dentro de niveles aceptables, pues ésta se forma a partir de dos fuentes: de aminoácidos de la dieta y glicerol liberado a través de la degradación de triglicéridos.
¿Por qué es tan fácil perder peso?
La alta concentración inusual de cuerpos cetónicos provoca un mayor efecto de saciedad por su acción supresora del apetito. En este caso no se siente tanta hambre como provocan otras dietas muy hipocalóricas.
La escasa entrada de azúcar en sangre provoca una bajada brusca de insulina y por consiguiente una reducción en la formación de grasa a través del hígado.
A consecuencia de la bajada de azúcar, se degrada la grasa corporal para utilizar cuerpos cetónicos como unidad de energía del cerebro. Se activa la formación de glucosa, para mantener los niveles sanguíneos estables, a través de la gluconeogénesis. Esto aumenta también el gasto de energía diario.
¿Es peligrosa la cetosis?
Me gustaría hacer hincapié en que la cetosis es un mecanismo completamente fisiológico y hay que diferenciarla de la cetoacidosis que se da en diabetes tipo 1 no controlada. En cetosis fisiológica (se produce durante dieta muy baja en hidratos), los cuerpos cetónicos en sangre alcanzan niveles máximos de 8.7 mmol /l, niveles ideales para usarlos de forma eficiente como unidad de energía en el cerebro y sin que existan cambios en el pH sanguíneo. Todo continúa funcionando bien.
¿Dónde está el peligro?
En personas diabéticas, y sobre todo cuando aún no han sido diagnosticadas, existe un riesgo de cetoacidosis, es decir, una excesiva concentración de cuerpos cetónicos que provoca una reducción del Ph sanguíneo y determinados síntomas:
• Respiración acelerada y profunda, sequedad en la boca y la piel
• Enrojecimiento de la cara, aliento ácido, náuseas y vómitos, dolor abdominal
• Dificultad respiratoria, disminución del apetito
• Disminución del estado de conciencia, sentidos embotados que pueden progresar a un coma
• Fatiga, micción frecuente o sed frecuente
• Dolor de cabeza, dolores o rigidez muscular
Cuando el cuerpo de un diabético funciona sin saber que su insulina es deficitaria o resistente, esto provoca altas concentraciones de azúcar en sangre a corto plazo. El cuerpo busca la energía que no llega a las células con la degradación de grasas, formando por consiguiente los cuerpos cetónicos, y si prolonga en el tiempo sin control, puede provocar la cetoacidosis antes citada.
Cuando un diabético decide someterse una dieta muy baja en hidratos de carbono sin control de profesional corre más riesgos que en el caso de un paciente sin esta patología:
• Las unidades de insulina, en el caso de suministrarlas, se verán reducidas, hay que saber dosificar para no provocar bajadas de glucosa.
• La filtración glomerular de los riñones se ve aumentada para eliminar desechos y en el caso de que el riñón se encuentre ya dañado debido a un mal control glucémico, se podría acelerar el deterioro del mismo.
• El uso abusivo en el tiempo de dietas excesivamente proteicas provoca déficits en vitaminas y minerales esenciales para el correcto funcionamiento de las rutas metabólicas del organismo.
• La disminución prolongada de hidratos de carbono se asocia con un descenso brusco en la cantidad de fibra diaria aportada en la dieta, provocando a consecuencia fases fuertes de estreñimiento.
• Si esta dieta no viene acompañada de una correcta ingesta de agua, puede provocar casos de deshidratación, pues en este proceso, se expulsa mucha agua para eliminar las sustancias generadas.
Desde mi punto de vista, alterar los porcentajes en macronutrientes (grasa, proteínas, hidratos, vitaminas, minerales, fibra) de forma brusca, con un aumento muy acusado de alguno ellos en detrimento de otros, se debe hacer con el asesoramiento de un profesional que te elaborará el mejor planteamiento para ti en función de tus necesidades, objetivos, gustos, horarios, actividad diaria y patologías. E incluso puede que pase por fases proteinadas pero con control. Existen estudios que ven claras mejorías al aplicar dietas altas en grasas y proteínas para la mejoría en el tratamiento de epilepsia en niños, enfermedades neuronales, cardiovasculares, ovarios poliquísticos, acné e incluso diabetes. El problema está cuando la aplicación de esta dietas se lleva a libre interpretación y después… llegan las consecuencias.
Bibliografía
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000335.htm
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3826507/
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Dar las gracias a Anabella por este interesante artículo. Por mi parte recordaros que aunque la cetosis es un estado natural del cuerpo, en los pacientes con diabetes puede ser muy peligroso, ya que cuando los niveles de cetonas son altos, en la mayoría de los casos la glucosa no deja de subir y se requiere de ingreso hospitalario si desde casa no lo podemos controlar.
La mejor forma para no engordar en Navidades y bajar un poco más después de las fiestas es andar al menos 30 minutos al día, ingerir Hidratos de carbono, pero desde la merienda reducirlos y comer cinco veces al día aunque tengamos comidas o cenas de Navidad, ya que ello nos va a ayudar a no tener hambre compulsiva y comer más de lo que debiéramos.