Foto prestada de www.worldtank.com
Por: Néstor
Rubén Taype
Solía
escucharmuchas veces a mi madre usar
el calificativo de “liza” y decía – hijo esa caserita de los limones es bien
liza, no le gusta que le pidan una rebajita, y si insistes te manda a
rodar.Me imagino que prefería este
adjetivo en lugar de decir atrevido(a)Lo que me llamaba la atención es que lo usaba exclusivamente para
referirse a las mujeres. Me contaba
sobre la hija de la vecina Rosa – la Sarita pues hijo, esa es bien liza, una
vez en el mercado una señora bien rajona le mandó una indirecta a su mami, ella escuchó y se le
fue encima, sin respetar su edad ni nada le jaló los pelosy le advirtió que no se metiera con ella
nunca más – Volví a saber de estas
mujeres lizas en la serie peruana “La Reina de las Carretillas”en la que había un personaje de nombre
“Doraliza” caracterizada magistralmente por la actriz LILIANA TRUJILLO, la que
interpretaba a una mujer emprendedorapero de mucho carácter, que cuando podía no escatimaba esfuerzos para
lanzar una buena cachetada cuando el momento lo requería.
Todo esto que me he
permitido traer a la memoria, es en
razón al último incidente entre un diplomático representante de un país vecino,
y un par de mujeres: madre e hija.Lio
que se originó en un supermercado capitalino de una manera confusay que de pronto los compradores del lugar
vieron como un caballero finamente vestido se daba de golpes con un par de
mujeres, al mismo estilo de los programas de Laura Bozzo. El asunto queparecióterminado cuando separaron a los protagonistas del conflicto, trajo
consigo una cola larguísima, pues lejos de acabarse, se prolongó a la salida de
la tienda y allí, misma calle, como si fuera una cantina de mala muerte, las
patadas del parroquiano se disparaban en contra de las dos féminas.La sorpresa vendría cuando la policía se hizo
presente y tomó cartas sobre el asunto; prestó el resguardo al caballero quien
estaba acompañadode una dama y los
escoltó hasta la cercana casa de la embajada del país vecino, pues se vieron
impedidos de usar el automóvil.Allí se
supo¡Oh sorpresa!Que el individuo que repartía golpe como
pirañita, era nada menos el mismísimo
embajador, representante de un país extranjero. La denuncia se hizo al día
siguiente nomas vía un canal de televisión, en su acostumbrada revista semanal.
Comenzaron las averiguaciones de ¿Cómo? ¿Cuándo? y ¿Por qué? ¿Están seguros que
ese tipo es el embajador?¡No me digas! Se dio
inicio al escándalo y la explosión mediática se puso en marcha, todo valía y opinaba el dueño del
quiosco de la esquina del barrio, Alcaldes, congresistas, tanto oficialistas
como de oposición, ah olvidaba las omnipresentes redes sociales ¡Fuente ovejuna,
todos a una!
Por allí
salió el embajador maleteado desmintiendo algunas acusacionesa través de la prensa, recalcando que fue
agredido y que él no originó el susodicho incidente. Entonces como todos
esperaban, apareció la protagonista, mejor dicho una de ellas, la madre, quien
inteligentemente puso a buen recaudo a la hija (quizás resguardando la
integridad de los periodistas, pues,ante una incómoda pregunta podría
la hijita, definitivamente muyliza,
desencadenar otra bendita trifulca) Muy relajada y mesurada la sacrificada
madre, brindó sus declaraciones manteniendo brillantemente su posición sin
variar detalles de sus argumentos a los diferentes medios. El asunto fue
tomando tanto cuerpo, que en determinado momento puso en entredicho a los dos
países, quienes no podían creer como un hecho fortuito pudiera haber llegado
hasta las altas esferas de ambos gobiernos ¡Me muero! Como diría Christian
Thorsen.La pregunta seguía en el aire
¿Qué podía haberdesatado la ira de las
dos damas, sobre todo de la hija? Al margen de que el asunto terminó con el
cambio de embajadores en ambos países (El presidente del embajador boxeador, lo apoyó
incondicionalmente hasta el final ¿Qué le habrá dicho tras bambalinas?)
se supo a través de los videos y atando los cabos sueltos sembrados durante la
bronca, que la ofensa mayor y el detonante principal fue el uso furibundo de la
lengua del embajador. Con un tono discriminador, ofensivo, peyorativo e
insultante, les espetó la frase, “serranas, indígenas”Durante una parte del video se escucha a la
acompañante del embajador deciren tono
insultante: “tú también serrana”
Esto fue,
como diría mi madre, mala suerte del embajador por que le tocó un par de lizas,
quienes vendieron muy cara la insolencia del diplomático, dejándole un recuerdo
imborrable en su futuro. A pesar del apoyo recibido de su gobierno (para las
galerías de su país) internamente de seguro que harecibido más de un jalón de orejas, quizás un
solapado camino al inevitable retiro, que se le dará entre gallos y medianoche,
con el agradecimiento respectivo por los servicios a su país.