Después de dejar Agra, comenzamos nuestra ruta por Rajastán, la tierra de los maharajás, orgullosos y valientes guerreros que luchaban por defender sus tierras. Cabalgaban a lomos de elefantes en la zona de Jaipur, de caballos en Udaipur y de camellos en Jaisalmer. Tenían cientos de mujeres vestidas con finas sedas y llenas de joyas, y vivían en Fuertes y Palacios.
Jaipur, la Ciudad Rosa
La primera ciudad que visitamos, Jaipur, su capital, también conocida como la ciudad rosa, aunque personalmente para mi más que rosa era un naranja desgastado, pero bueno si quieren decir que es rosa quien soy yo para quitarles esa ilusión, para gustos los colores.
Su color se debe a que en 1905 cuando el príncipe de Gales visitó la ciudad, esta se pintó de este color para dar la bienvenida y a partir de entonces se ve que a los rajputs, como se llamaban antiguamente la gente de Jaipur, les gustó el color y así se quedó. Para ellos este color simboliza la hospitalidad y da buena suerte.
De alguna manera Rajastán nos trajo a India sin darnos cuenta hace un par de años atrás con la famosa película de "El exótico Hotel de Marigold", donde muchas escenas fueron grabadas en las ciudades de Jaipur y Udaipur. Un momento en el que nuestros ojos ya se habían puesto en India pero no acabábamos de decidirnos, y entonces surgió ese primer click, y por qué no? Queríamos conocer el exotismo de India, y "si al final no acaba bien, pues...será que no es el final" ;-)
Desde luego esta película refleja bastante bien la India en muchos aspectos, pero también en su turismo e incluso no sé si fue antes el huevo o la gallina, pero junto a jóvenes viajeros de bajo presupuesto (entre los que me incluyo por lo de "jóvenes" claro jejjeje) se encuentra un gran turismo de gente mayor, de tercera edad, que viaja sola o acompañada, por libre, y también sin grandes lujos. Quizás vienen por el puro placer de viajar, o por las ganas de conocer este exótico país, o quizás simplemente por los precios tan baratos para vivir con una pensión muy baja.
Sin embargo Jaipur es una ciudad que nos marcó de algún manera en este viaje, un punto de inflexión y de reflexión. Una ciudad que nos dejo un sabor agridulce...
Hasta ahora estábamos encantados con la India y su gente. El caos y los pitidos no parecían molestarnos tanto, formaba parte de este país, y los indios parecían bien majetes, es más, nos preguntábamos por qué tanta gente acababa harta o hablaba de cogerse tantos mosqueos. Nosotros llevábamos casi 10 días y de momento todo bien. El regateo era parte del juego y ser un poquito pesados es necesario para poder ganarse unas rupias para comer, pero independientemente de eso, hasta ahora todos se habían mostrados alegres, amistosos, charlatanes, y muy curiosos con nosotros pero se ve que aún era pronto para superar ese límite que todos tenemos, pero todo llega.
Muchos viajeros que encontramos posteriormente nos comentaron que no les había gustado Jaipur. En nuestro caso esta ciudad viene ligada a sentimientos y sensaciones, no a lo que vimos, ya que sí que hay sitios bonitos para visitar y pasar el día, pero a veces el que a uno le guste más o menos un lugar viene unido a un cúmulo de cosas, no al lugar en sí. Por tanto es difícil para nosotros recomendar o no Jaipur, porque no seríamos objetivos.
Empezaré por lo mejor de Jaipur y también por contaros las cosas que vimos por sus alrededores. Una de las cosas que más nos gustó fue el Palacio de Los Vientos, o el Hawa Mahal en hindi, uno de los edificios más importantes y que simbolizan la Ciudad Rosa.
Fue construido por el maharajá Sawai Pratap Singh, donde tenía a todas sus mujeres, su harén particular. Su fachada principal está llena de pequeñas ventanas y celosías por las que sus mujeres podían ver la calle pero de esta manera no ser vistas.
El nombre del edificio se debía precisamente a que con tanto ventanal y celosía dentro se producían corrientes de aire que aliviaban el calor sofocante de la ciudad.
Según los vendedores, que querían distraernos con sus tiendas, decían que no merecía la pena entrar porque no había nada, pero sin embargo nos gustó muchísimo y además se obtienen unas buenas vistas de Jaipur, aunque dicen que son mejores desde el minarete, pero como no subimos no lo sabemos. Nosotros tuvimos bastante con estas desde el Palacio.
Otra visita que hicimos fue el observatorio Jantar Mantar, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que data del S.XVIII, lleno de extravagantes aparatos astronómicos que medían el tiempo, la posición de los astros, y predecían fenómenos naturales. Bueno, como nosotros no somos muy entendidos, pues como que la visita no nos dio mucho más.
Jaipur está lleno de bazares aunque aquí está una de las cosas que no nos gustó, son demasiado agresivos vendiendo, y el rollo "no entiendo" no funciona bien porque muchos hablan español, así que cuidado con lo que se dice. Las tiendas si no tienes claro que vas a comprar es mejor mirar de reojo porque si entras ya no sales, muy pesados y cansinos.
Ah!, y para refrescarte en tu día por esta ciudad no te puedes ir sin degustar uno de sus famosos lassis en el conocido Lassiwala. En realidad los encuentras en muchos sitios pero especialmente aquí están buenísimos.Es una especie de yoghurt casero que te sirven en un vaso de barro. Nos costó solo 20 Rps., unos 30 céntimos, vamos que pensé que habría que devolver al menos el cuenco de barro, pero lo tiran y ya. Esta gente pensará mañana nos ponemos y hacemos otro... En fin, viva el reciclaje!
Alrededores de Jaipur
Si el centro de Jaipur tiene bastantes cosas para ver, sus alrededores también merecen la pena, de hecho una parada en la capital de Rajastán no sería completa si nos fuéramos sin ver el fuerte de Amber a 11 Kms. Desde el centro de la ciudad rosa hay autobuses públicos para ir, aunque sí quieres aprovechar alguna ruta en el camino lo mejor es apalabrarlo con un autorickshaw. Nosotros hicimos Fuerte de Amber, Palacio de Agua y el Monkey Temple (Galtaji).
(En esta ruta por el mismo precio se puede hacer parada en el templo blanco de Laxmi Narayan ya que queda de camino, pero nosotros no paramos porque entre las 12 y las 4 de la tarde permanece cerrado).
El Fuerte de Amber situado sobre una colina, realmente es un gran complejo palaciego dentro de lo que fue en su día el Fuerte, de hecho desde él se pueden ver los muros que lo rodean. Este nada tenía que ver con los otros fuertes que habíamos visto en Delhi y Agra, era de tono amarillo, y por dentro sí que al igual que los otros utilizaba como material el mármol blanco.
Para llegar hasta el Fuerte hay una pequeña subida que algunos se empeñan hacer en plan turistada como si fueran maharajás a lomos de un elefante, a los que les pintan las caras para darles aún más ese toque exótico. Bueno, pues hay que tener cuidado con las actividades que se practican cuando viajamos, porque esta concretamente es una manera de fomentar el maltrato animal. Os invito a que os leáis este artículo publicado en Turismo Responsable - FAADA sobre este tema, porque conviene estar informado de este tipo de prácticas con animales.
Nosotros, los elefantes que vimos, estaban de vuelta, ya que solo lo hacen por la mañana hasta medio día. Pensamos que sería muy costosa la subida con tanta oferta para subir hasta el Fuerte, pero en menos de 10 minutos estábamos arriba. A las 12.30 quizás no sea la mejor hora del día para visitar el Fuerte por el calor, pero nos quitamos a un montón de turistas que habían estado por la mañana, así que la visita fue bastante relajada.
De nuevo tuvimos que estar alerta porque aquí hasta los mismísimos seguratas sin pedirles nada, intentan mostrarte el camino como si fueran guías para luego intentar cobrarte, pero como ya íbamos algo quemados de nuestra anécdota en Jaipur (que ahora os contaremos), pasamos de él y nos acordamos de toda su familia. Muchas gracias pero ya sabemos nosotros solos!!!!
En el camino de vuelta paramos para ver y hacer unas fotos a Jal Mal, el Palacio de Agua, llamado así porque se encuentra prácticamente sumergido en las aguas de un lago artificial. Se dice que solo se ve una quinta parte de él.
Este fue un momento en el que simpatizamos con el chico del tuk-tuk, y como esta mañana cuando nadie nos quería dar un precio razonable éste se enrolló, al final acabamos aceptando el parar en una tienda de camino. Esta es una manera de que ellos, aunque no compres nada, consigan algo más dinero al llevarse una pequeña comisión. Le avisamos de antemano que lo hacíamos por él, pero que no pensábamos comprar nada, y hasta ahí todo bien. A la salida de la tienda, intentó llevarnos a otra pero no aceptamos, queríamos ya acabar nuestra ruta en el Templo de los Monos, y de repente la actitud del tuctuctero cambió y dejó de ser tan simpático...qué raro! Pero vaya que nos la metió doblada...
Este templo no queda en el camino, está en otra dirección a 10 kms. de la ciudad así que intentan no incluir esto en el circuito, o sino te piden un pastón. Cuando llegamos a "un templo" en lo alto de la colina, muchos monos no es que hubiera, y eso que aquí hay en todas partes, aunque en cuánto otros turistas sacaron comida aparecieron por docenas. Subimos hasta el templo que había en lo más alto dedicado al Sol, desde donde se apreciaba toda la ciudad y no parecía el trayecto tan lejos. Sinceramente aunque las vistas eran excelentes, el sitio no nos gustó, y de hecho nos sorprendió que otros viajeros lo recomendaran, así que pasados unos días me picó la curiosidad y cuando me puse a mirar en internet me dí cuenta que no era el sitio que debíamos haber ido. Aquí una foto de lo que vimos, y aquí del sitio al que debimos ir!!! La gota que colmó el vaso para despedirnos de Jaipur!!!
Precios orientativos en tuk-tuk :
- Desde la estación de trenes hasta el hotel : 50 Rps- Ruta Fuerte de Amber, Palacio de Agua y "Templo" (i/v): 400 Rps. ( Nos llegaron a pedir hasta 1200 Rps)
Alojamiento muy recomendado :
- H.R Palace (De lo mejor que hemos tenido en el viaje, lo más parecido a un hotel de España. Tiene habitaciones de varios precios)
Ahora que ya os hemos enseñado un poco nuestra ruta turística por Jaipur, os vamos a mostrar la otra cara no tan bonita de esta ciudad y de este país....
El primer día por la tarde cansados y de vuelta nos pasó algo que aún pensándolo me hace sentir mal, tanto, que incluso algunas fotos que mostraré a continuación confieso que tuve ganas hasta de borrarlas.
La historia del Titiritero de Rajastán
Resulta que al ir a comprar nos colaron un billete falso (seguimos con las buenas vibraciones en Jaipur) y al salir de la tienda como dudábamos decidimos preguntar a alguien de la calle, y de nueva estos indios que en principio parecen muy majetes nos dijeron que efectivamente era falso y nos lo cambiaron por otro que tenían. Según ellos decían que al extranjero ese billete no se lo cogerían en ninguna tienda pero que ellos no tendrían problema para pagar con él. Con todo esto empezamos a entablar conversación y aparece un hombre llamado Prakash Bhatt.
Prakash de profesión titiritero. Ha viajado por medio mundo dando a conocer su habilidad y su tiempo libre lo dedica a enseñar música y ayudar a los niños de las castas más desfavorecidas, tanto en su país como en otros sitios. Esto parece admirable, pero en este país no todo nada de lo que reluce es oro. ATENCIÓN con este tipo de personajes!!!
Escena 1
El titiritero nos dice que vive mitad del año en Barcelona donde tiene a su mujer (española) y la otra mitad aquí. Al enterarse de que soy profesora se pone súper contento y nos dice que el también da clases de música a niños desfavorecidos, los de las castas más bajas de la India. Nos enseña su tarjeta y nos invita en una hora a una especie de concierto en el que veríamos, según él, a más de 10.000 niños cantando! Nos dijo que era una oportunidad, que estaría genial, y que desde donde estábamos serían 10 minutos. En aquel momento estábamos agotados de todo el día de caminar, yo andaba algo constipada y el día se me había hecho largo con un sol de justicia, pero entre todo lo que insistió y que en el fondo pensaba que podría ser toda una experiencia, aceptamos. ERRORÉl tenía moto y nos comenta si queremos ir andando o en rickshaw, que no costará mucho ya que es muy cerca. Estamos tan cansados y como nos dice que no es lejos decidimos ir mejor en tuk-tuk. ERROR
(El sitio está a tomar por culo, en el peor barrio de todo Jaipur, si hubiéramos decidido andar con el cansancio que llevábamos nos habríamos dado la vuelta captando la primera mentira)
Escena 2
Llegamos al barrio y nos presenta algunos niños, que se ponen contentos y empiezan hacer preguntas básicas en inglés, francés y muy poquito de español. Entonces no nos habíamos dado cuenta que ya estaban preparados para ese circo que el titiritero nos había montado.
Nos enseña el barrio y como viven algunas de esas familias, y había que ver las condiciones tan lamentables. Ellos se muestran contentos de vernos allí y se dejan fotografiar sin importarles, casi que lo piden (cosa que me extraña). Una de las familias trabaja las telas con lo que saca un poco dinero y se empeñan en disfrazarnos, el circo acaba de empezar y los títeres somos nosotros. Otros en el barrio se dedicaban a hacer títeres tan típicos en esta zona.
Prakash nos explica su trabajo allí y nos enseña en una de las casas un habitáculo donde tenía guardado su material de titiritero e instrumentos. Me saca todo su repertorio, curiosamente mientras Guillermo juega con los niños empieza a explicarme la calidad de sus muñecos, echando por tierra los que las humildes familias hacen, porque al no ser buena madera enseguida la carcoma se los come. Pasamos a un segundo nivel donde intenta venderme alguna (ah! Ya sabía yo que traernos aquí tenía alguna finalidad) Le indico que no estoy interesada y que no voy a comprar nada, el insiste en que le diga cual me gusta. ya no se qué decir y le señalo un elefante hecho de bonitos retales de la India, y acaba diciendo que me lo regala, y a Guillermo sin preguntarle también le da uno de sus títeres. Cuanta amabilidad! me siento por un lado mal por desconfiar, pero debería? Ya veremos en que acaba todo...
Escena 3
Ahora toca momento "concierto", y nos lleva donde da clases con los niños. Se trata de la parte de arriba de una casa a medio hacer, que el quiere conseguir arreglar, al menos un techo para que cuando llueve no se mojen. Empieza el espectáculo, y de los 10.000 niños hay media docena, se ve que el había contado la cantidad de gente que vive en ese barrio! Los niños amaestrados y al son de su órgano cantan solo las 4 canciones que saben, hasta la Macarena.
Entonces uno de los niños no sube unos chais (té con leche, muy típico aquí, que toman a todas horas) Uy! Me pongo en alerta, esto ya es demasiado. Creo que Prakash empieza a notar mi desconfianza, siento que me mira de reojo cada vez que doy un sorbo. Sinceramente viendo el barrio no sé de dónde han sacado la leche, así que me da miedo que me siente mal. Intento avisar a Guillermo, que aunque no le gusta la leche se lo toma a buenos sorbos, y el astuto titiritero se da cuenta, así que procuro disimular. De repente los niños pasan a un segundo plano, ahora los importantes somos nosotros, y le dice a Guillermo que mientras el toque que cante en hindi lo que él le indica. Aquel que conoce a Guillermo sabe que con lo tímido y vergonzoso que es, en otra ocasión se hubiera negado, pero sin embargo acepta y yo no doy crédito!!! Me pongo nerviosa y algo paranoica, llevaría algo el maldito chai???, y el Prakash mientras dirige el espectáculo sigue atentó a lo que hago. Aquello ya no me gusta tanto, empieza a oscurecer y sólo tengo ganas de irme. Guardo la cámara e indico a mi ruiseñor que esta anocheciendo y no estamos en un lugar muy seguro. Prakash nos dice que estemos tranquilos que no pasa nada y es entonces cuando la magia se rompe por completo...
Escena 4
Saca de un maletín un cuaderno con fotos y recortes de periódico suyos trabajando como titiritero en un montón de sitios. Empiezo hacerle preguntas que no tienen respuesta, como donde vive o cuantas horas pasa allí. Talmente podría darse entender que casi vivía allí, pero madre mía nunca he visto a un indio con un pelo tan limpio y sedoso, con moto, anillos en cada uno de sus dedos y vistiendo un chaleco Quechua. Ah! Claro se me olvidaba que vivía en España porque estaba casado con una española, pero si su español era totalmente sudamericano ¿? Le comento sobre su acento y le pregunto que si ha vivido muchos años en Latinoamérica y me sale por la tangente dándome las gracias como si fuera un cumplido. Este es el momento en que aprovecha para acelerar la situación, me saca emails de gente que se se compromete en ayudar pero que se queda en nada, y nos saca una especie de talonario de recibos con el nombre de su asociación para que veamos donde va el dinero donado por la gente. Yo me entretengo mientras me habla con otras cosas, no dándole importancia porque ya sabía por donde iba el tema. Entonces él se disculpa y me dice que no quería intimidar, y yo ni corta ni perezosa le digo que es su trabajo, no? Nos explica que necesita dinero no sólo para arreglar esto sino para un súper proyecto que tiene cerca del aeropuerto. Claro, el del barrio eran sólo 1200 euros, y este es más caro. No le vale con una ayuda...Guillermo dice que le gustaría ayudar una vez lleguemos a España, además la empresa de su padre está directamente relacionada con la India con lo cual se podría hacer algo, pero al titiritero no le vale, quiere dinero ya! Yo me planteo que le podemos dar para irnos porque la situación en ese momento no es muy favorable para nosotros, ni el sitio ni la hora es la adecuada. Si le damos poco va a decir que es ridículo y se va a sentir ofendido y si le damos más, me toca la moral porque no me fió! Un tío que supuestamente vive y trabaja más de medio año en España con sueldo de allí y viaja a todos los sitios, no puede arreglar al menos el sitio donde da clases por 1200 euros después de tanto tiempo??? Huele mal!!!
Escena 5
Finalmente lo convencemos que cuando volvamos lo ayudaremos pero como el no quiere irse con las manos vacías, dice que le tenemos que dar algo, lo que sea, "de corazón" como él a nosotros. Y yo me pregunto que coño de karma es ese? y ahora que le damos? El ya ha puesto su mirada en una pulsera que lleva Guillermo, en verdad no es buena, es de plástico y metal, pero de noche daría el pego por una tipo Viceroy o a saber que pensó, que listo el jodido! Guillermo no se la quiere dar porque dice que es un regalo de su primo antes de partir del viaje, y el valor para el es sentimental, quizás otra pulsera que tiene, pero las de cuerdas hippies pues como que no las quiere. Karma roto y buen rollo roto, y yo ya me levanto con ganas de empezar a correr y ponerme como una loca con él si no nos deja irnos, pero no hace falta porque seguimos con el paripé de quedar con él al día siguiente para cenar. Le hubiera encantado controlar nuestro siguiente día en Jaipur donde queríamos ir hasta Amber, mandarnos un tuk tuk para saber donde nos alojábamos, pero ahora el títere era él..
Sentimiento amargo porque nos comimos la cabeza toda la noche pensando si fuera todo verdad y nosotros no quisimos ayudar, o si desconfiamos sin motivo. Ahora pasado un tiempo nos damos cuenta que nada fue real, que el karma en este país es muy diferente al que nosotros entendemos y que lo más triste es que hay muchas mafias que se aprovechan de los más desfavorecidos para enriquecerse ellos mismos.
Al día siguiente estábamos un poco hartos de todo, de esa simpatía que profesan todos, pero que esconden algo más, algo había cambiado en nosotros y en la forma de verlos, algo que por otro lado me fastidiaba porque hasta ahora no lo habíamos visto así y no queríamos cortar todos por el mismo patrón.
Yo, al ver su karma, no quise aceptar ninguno de sus regalos, pero aún así se empeñó en que nos lleváramos la marioneta, que nos dio tan mal rollo, que dejamos encerrada en el armario de la habitación del hotel...
To be continued...
Artículos relacionados con este viaje :
1º Namaste India - Toma de contacto
2º Caótica Nueva Delhi
3º Amritsar y el Templo de Oro 4º Agra y el Taj Mahal, una historia de amor contada a medias5º Las dos caras de Jaipur