“Chocolate era un árbol desvencijado que extendía unas ramas partidas como un viejo abriría una boca sin dientes”
Si hay algo que se pueda comparar a la satisfacción de leer una novela de Pilar Adón, es el poder hablar con ella, y de esa conversación surge esta reseña.
Después de un relativo silencio —narrativo— de doce años, su nueva novela, Las efímeras, surge con la energía del bosque y de la naturaleza. Cuando uno lee un libro de Pilar, ya sea poesía o narrativa, sabe que va a compartir con la autora una experiencia muy particular. No sé si será que su prosa es muy poética y su poesía muy narrativa pero en Las efímeras se entremezclan de tal forma que al leer la novela he subrayado cantidad de frases que parecían más de un libro de poesía que de una novela.
“Hay mucha importancia de la forma en esta novela. El argumento y los personajes son esenciales, que es lo que a mí me gusta crear, pero… La naturaleza, el bosque, es el verdadero protagonista de la novela”
Es una novela muy trabajada, Pilar me comenta que entre su anterior novela La hija de Sara y ésta ha publicado dos libros de relatos, dos libros de poesía y ha realizado varias traducciones. Y mientras tanto Las efímeras estaban ahí detrás.
Su concepción fue rápida pues los temas tratados son los que les gusta a la autora, el miedo, la huida, cierta forma de violencia un poco soterrada, todo eso está en ella. Reelaborada varias veces y lo que más trabajo la llevó fue la reconstrucción formal. Han sido casi cinco años no a tiempo completo y cuenta que la costará mucho separarse de los personajes, pues han sido años conviviendo con ellos.
Con Pilar Adón
El título lo tenía muy claro: Las efímeras, y en ella hay mucho barro, una naturaleza muy oscura y muy densa, y descubrió que las efímeras son unos insectos que viven en las orillas de los arroyos y que sólo viven un día, y a lo largo de ese día hacen todo su proceso vital me pareció muy curioso y lo vinculé a lo que son las relaciones y los sentimientos que están muy anclados en los personajes y que son las que nos dominan a todos, y que se repiten generación tras generación, individuo tras individuo: el miedo, el malestar, la incomprensión, la traición o la sensación de traición; y son sentimientos y pasiones que se van repitiendo individuo tras individuo a lo largo de toda la especie. “Da igual cuantas generaciones hayan pasado de seres humanos, seguimos teniendo las mismas visceralidades”.
El fondo del argumento está basado en una historia real, pues a principios del siglo XX se desarrolló un proyecto en La Ruche. Un colegio donde los niños se educaran con una personalidad propio, que no a todos seles tratara igual. Querían que fuera la escuela del futuro. La Primera Guerra Mundial acabó con el proyecto.
Con la naturaleza y el bosque como protagonistas principales nos encontramos con Dora y Violeta Oliver, dos hermanas que mantienen una ambigua relación, viven aisladas en una casa situada a las afueras de la comunidad. Sus miembros se han ido reuniendo en el lugar en torno a una gran casa que semeja la forma de una colmena (La Ruche significa la colmena), en busca de un estilo de vida marcado por el retiro y la autosuficiencia, por la coherencia y la introspección. Hasta que un día, una de las hermanas Oliver comienza un acercamiento hacia el tímido Denis, un muchacho perseguido por un turbio pasado que se remonta varias generaciones atrás, y desaparece.
En ese espacio aislado, dominado por una naturaleza omnipresente que también establece sus propias normas, una mujer, Anita, es la encargada de conservar el equilibrio y la normalidad, al menos de modo aparente.
Así, entre insectos, tierra y una densa masa de vegetación, todo parece mantenerse bajo una pacífica cotidianidad. Un modo de vida idílico que se convertirá para algunos en una opresiva trampa.
Pues la sensación de estar encerrado, que cuando tienen una pulsión de escapar, de querer abrirse como le ocurre a algún personaje se encuentran con sus elucubraciones, sus venganzas y sus odios, y a su alrededor la naturaleza que les rodea y los oprime, y parece que todo es negro, no hay nada a donde escapar.
Las efímeras es una novela sobre la dominación, la dependencia y el deseo de acaparar y controlar la vida de los seres cercanos. Todo ello sumergido en una naturaleza invasiva, asfixiante, de la que es muy difícil escapar.
Es un libro para recomendar, para leerlo sereno y poder concentrarse en él, pues es una prosa muy elaborada, magníficamente elaborada.
Y como colofón de la entrevista, me confirma que está escribiendo unos cuentos que van en la misma linea. ¡Ya tengo ganas de leerlos!
Lee un fragmento de Las efímeras.
Pilar Adón
La autora:
Pilar Adón nació en Madrid en 1971. Su novela Las hijas de Sara (Alianza, 2003) fue considerada por la crítica una de las diez mejores de ese año, junto a obras de autores como Rodrigo Fresán o A. S. Byatt. («Pilar Adón escribe con una firmeza y una letra lírica que no suaviza sino que acentúa la dureza de lo que narra.», María José Obiols, Babelia.) Su libro de relatos Viajes inocentes (Páginas de Espuma, 2005) la hizo merecedora ese año del premio Ojo Crítico de Narrativa, concedido por Radio Nacional de España. En 2010 publicó el volumen de relatos El mes más cruel (Impedimenta), por el que fue nombrada Nuevo Talento Fnac y quedó finalista del premio de la Crítica así como de los premios Setenil y Tigre Juan. Es autora de los poemarios Mente animal y La hija del cazador (La Bella Varsovia, 2014 y 2011). Ha traducido obras de autores como Henry James, Penelope Fitzgerald y Edith Wharton.
El libro:
Las efímeras ha sido publicado por la Editorial Galaxia Gutenberg en su Colección Narrativa. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 240 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo con una entrevista realizada por NCInoticias a Pilar Adón en relación a su nuevo libro Las efímeras.
Para saber más:
http://www.pilaradon.com/
http://leoeneloceano.blogspot.com.es/