Es complicado hacer un análisis de los resultados de las elecciones autonómicas y municipales celebradas ayer en casi toda España, sobre todo porque el rumbo del nuevo escenario político que se presenta es difícil de prever. No sé si el bipartidismo tiene los días contados o aún le queda cuerda para rato, pero lo que sí es cierto es que la España de las mayorías absolutas parece estar quedando atrás.
Elecciones autonómicas:
De entrada, llama la atención la fuerte pérdida de votantes del Partido Popular, que pierde casi dos millones y medio de votos con respecto a las elecciones de 2011, pero no es el único. En los resultados de las autonómicas pierden votos en casi todas las comunidades autónomas tanto el PP como el PSOE, Izquierda Unida, UPyD y partidos nacionalistas, votos que parecen haberse ido a nuevas formaciones políticas como Podemos o Ciudadanos, que entran con fuerza en el mapa electoral convirtiéndose en casi todas las comunidades en tercera y cuarta fuerzas políticas (incluida Andalucía). De hecho, atendiendo a este mapa interactivo de eldiario.es, el PP pierde votos en todas las comunidades excepto en Asturias y el PSOE pierde votos en todas las comunidades excepto en Murcia.
Carlos Delgado CC BY-SA 4.0
Especialmente reseñables son los cambios que se producen en feudos tradicionales del Partido Popular como Madrid o Valencia. En la capital de España los populares siguen ganando pero pierden 24 escaños, mientras que el PSOE únicamente pierde uno y Podemos y Ciudadanos entran con 27 y 17 respectivamente. En la capital del Turia el PP vuelve a perder 24 escaños, el partido de Pedro Sánchez pierde 10 y a la llegada de Podemos y Ciudadanos con 13 se le suma el fortísimo ascenso de Compromís con 19 escaños. Mientras, en Castilla La Mancha, la modificación de la ley electoral de Cospedal de poco le sirve porque el PP pierde 9 escaños (se quedan con 16), el PSOE pierde 10 (se quedan con 14) pero entra el partido de Pablo Iglesias con 3, lo que deja a Cospedal a merced de un posible pacto entre estas dos fuerzas.
Elecciones municipales:
Mientras tanto, en los ayuntamientos, lo más destacable es lo que ocurre en las dos ciudades más importantes: Barcelona, donde CiU pierde la alcaldía en favor de Ada Colau, y Madrid, donde Manuela Carmena se queda a un diputado de Esperanza Aguirre, pero con posibilidad de gobernar merced a los pactos.
Andrea Ciambra CC BY-2.0
Entre las conclusiones que podemos sacar de estos resultados está que los partidos tradicionales pierden votos de manera generalizada, aunque continúen ganando gracias a la inercia de una masa de votantes que se resisten a cambiar de opción política. Es posible que con el tiempo esta tendencia varíe, pero esto dependerá en gran medida del trabajo que sigan haciendo las nuevas formaciones para atraer a la ciudadanía hacia sus propuestas. Si tenemos que hablar de perdedores y ganadores yo diría que el gran perdedor (con diferencia) es el Partido Popular con esa pérdida de más de dos millones de votos, aunque me queda la duda de si esto se debe a gente que ha cambiado su voto (al menos alrededor de un millón sí que parece haberse marchado al partido de Albert Rivera) o si es que gran parte de los votantes del PP se ha abstenido esta vez de acudir a las urnas como castigo a la corrupción. El gran beneficiado de todo esto, desde mi punto de vista, ha sido el PSOE que, pese a perder casi 700 000 votos se coloca en una buena posición en muchos lugares gracias a la caída de los populares y a los posibles pactos de gobierno que tiene a la vista con el ascenso de Podemos y Ciudadanos.
Pero si hay que hablar de un ganador claro, yo diría que es la pluralidad que se vislumbra en los gobiernos de gran parte de España y el panorama que parece dibujarse para las próximas generales, en las que es de esperar que esta tendencia a la baja de los grandes partidos se siga confirmando, aunque cualquier cosa puede pasar. A partir de ahora los pactos van a ser los que marquen las políticas de ayuntamientos y parlamentos, y harán que muchos muestren las cartas que aún tenían guardadas y delimiten qué líneas rojas se pueden traspasar y qué límites ideológicos son inamovibles. Lo que está quedando claro es que gran parte de la ciudadanía ha castigado con su voto a la vieja política y sus chanchullos, parece que harta de la corrupción y azuzada por la situación económica de España, mientras otra parte importante parece seguir aferrada al dicho de más vale malo conocido que bueno por conocer. La abstención sigue siendo alta, pero hay algunas cosas a tener en cuenta, y las podemos deducir a partir de estos datos:
Elecciones 2007:
Votos contabilizados: 22 243 377 (63,27 %)
Abstenciones: 12 910 375 (36,73 %)
Votos en blanco: 427 067 (1,94 %)
Votos nulos: 262 404 (1,18 %)
Fuente: http://resultados.elpais.com/elecciones/2007/municipales/
Elecciones 2011:
Votos contabilizados: 22 968 281 (66,16 %)
Abstenciones: 11 745 532 (33,48 %)
Votos en blanco: 584 469 (2,59 %)
Votos nulos: 387 161 (1,69 %)
Fuente: http://www.resultadoslocales2015.interior.es/99MUANT/DMU99999TO_L1.htm
Elecciones 2015 (99,47 % escrutado):
Votos contabilizados: 22 669 649 (64,94 %)
Abstenciones: 12 240 792 (35,06 %)
Votos en blanco: 369 583 (1,66 %)
Votos nulos: 349 581 (1,54 %)
Fuente: http://www.resultadoslocales2015.interior.es/99MU/DMU99999TO_L1.htm
Es cierto que la abstención en estas municipales ha sido mayor que la de las elecciones anteriores, pero aquellas se celebraron en pleno auge del movimiento #15M, algo que sin duda se vio reflejado en las urnas. Sin embargo esta vez no ha ocurrido así. Parece claro que un movimiento ciudadano de protesta y desobediencia tuvo más éxito atrayendo a la gente a la participación política que los nuevos partidos, surgidos algunos de ellos a raíz del #15M. Esto me reafirma en mi opinión de que la política necesita un cambio mucho más profundo y de base que el que proponen formaciones como Podemos. En fechas en las que la ciudadanía se reunía en asambleas en los barrios y en las plazas la participación en las elecciones fue mayor pese a que parte de esas mismas personas pedían la abstención como forma de protesta. La política y la democracia se construyen día a día y con la participación activa de la sociedad; la democracia representativa parece que cada vez (perdonen la redundancia) representa menos a la gente, que reclama más participación. Lamentablemente, el partido de Pablo Iglesias parece haber dejado esto a un lado para centrarse en ganar las elecciones y el apoyo, aunque es grande, no llega a los niveles del #15M en 2011 ni parece aún suficiente para lograr la victoria. Aún así, si se comparan los datos de participación de este año con los del año 2007, vemos que mejora la participación y bajan la abstención y sobre todo el voto en blanco. Lo que continúa subiendo es el voto nulo, lo cual me hace preguntarme si parte de esta abstención, más que pasotismo, no seguirá siendo una forma más de protestar ante un sistema que no garantiza ni el bienestar ni los derechos básicos de la sociedad. Y no debemos olvidarnos tampoco de los problemas que, según la Junta Electoral Central, han tenido para votar los españoles que están fuera de España. Cerca de 1 800 000 personas.