Durante el embarazo, la revolución hormonal explica la mayor flexibilidad de las articulaciones en las gestantes.
Así, por ejemplo, la relaxina, relaja los ligamentos de la mujer antes del parto, para que la pelvis pueda abrirse ampliamente para permitir el pasaje seguro de la cabeza del feto, y la prolactina, que produce leche cuando la madre está amamantando, y también tiene un efecto relajante en las articulaciones.
A la hora de practicar ejercicios, es conveniente que la mujer embarazada limite los movimientos de gran amplitud ya que, debido a esta hiperlaxitud articular, se corre mayor riesgo lesiones musculoesqueléticas y de las articulaciones ( luxaciones y esguinces).