El pasado 21 de febrero, falleció Bernard Nathanson, el médico que de “rey del aborto”, como se lo llamó, se convirtió en uno de los más importantes defensores de la vida humana desde la concepción.
Su cambio radical de médico abortero a médico pro-vida, se concretó a través de evidencias científicas. “Como científico no creo, yo sé y conozco que la vida humana comienza en la concepción”, escribió en 1992. Se reconoció como responsable directo de la muerte de 75.000 niños no-nacidos. Abandonó la industria del abominable crimen del aborto en 1979. Su testimonio, especialmente a través de dos películas, “El Grito Silencioso” (1984) y “El eclipse de la razón” (1987) y de su autobiografía “La Mano de Dios” (1996), es capital para el esclarecimiento y la promoción de la defensa de la vida del niño no-nacido en todo el mundo.
En 1992, escribió una carta pública que constituye un testimonio excepcional y una advertencia a tener muy en cuenta, sobre todo en los países que sufren la presión abortista para legalizar el crimen abominable del aborto. En 1996, el Dr. Nathanson, judío de nacimiento, fue bautizado en la Iglesia Católica por el Cardenal John O’Connor, en la catedral de San Patricio de Nueva York, en la fiesta de la Inmaculada Concepción.
En los vídeos que podemos ver, descubre su estrategia par legalizar el crimen del aborto:
1. Hacerse con los medios de comunicación;
2. falsificar estadísticas:desorbitar las cifras de ilegales, de 250 a 10.000 3. jugar la carta del anticatolicismo: silenciar el hecho de que grupos ateos y grupos cristianos no católicos se declarasen provida.
4. ignorar la evidencia científica de que la vida comienza en el momento de la concepción.