Seleccionamos fragmentos del reportaje que “Ñ” dedicó al periodista Andrew Blum, autor de “Tubos, un viaje hacía el centro de Internet” que describe el soporte físico de Internet. Interesantes observaciones en un reportaje que recomendamos.Internet es la construcción tecnológica singular más grande de nuestra existencia diaria. Está viva y visible en todas las pantallas que nos rodean. Es tan real y activa como cualquier gran ciudad. Dos mil millones de personas la utilizan diariamente. Y, sin embargo, físicamente hablando, es como si fuera inmaterial.
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He confirmado, con mis propios ojos, que Internet es muchas cosas en muchos lugares. Pero una cosa que sí es, en todos los lugares donde existe, es una serie de tubos. Hay tubos debajo del mar que conectan Londres con Nueva York. Tubos que conectan Google con Facebook. Hay edificios llenos de tubos, y cientos de miles de caminos y vías de trenes que tienen tubos corriendo a sus lados. Todo lo que haces en línea viaja dentro de un tubo. Dentro de esos tubos, en general, hay fibras de vidrio. Y dentro de esas fibras, luz. Y, codificado dentro de esa luz, estamos –cada vez más– nosotros.
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Lo que siempre me ha asombrado de este tema es el hecho de que Internet es el gran sistema emergente. No hay un plan central. No hubo una sola empresa o individuo que organizó su crecimiento. Y cada red, dentro de Internet, funciona autónomamente. Cada red hace lo que quiere e intenta servir sus propios intereses, pero al mismo tiempo, cada red en Internet no sería nada sin sus conexiones con todas las otras redes. Entonces hay un maravilloso equilibrio, cuando funciona, entre los intereses de una red individual y los intereses de todas las redes en conexión haciendo una gran unidad. Y creo que eso es una visión esperanzadora sobre la naturaleza humana y una visión tal vez diferente para la historia humana.
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La experiencia increíble que yo tuve escribiendo el libro fue que salí de Internet para conocer a Internet. Visitaba uno de estos lugares, un centro de datos, por ejemplo, o un lugar donde salía un cable submarino a la tierra, y apagaba mi teléfono y lo guardaba. Me pasaba un día entero hablando con personas y experimentando la vida sin estar conectado a la Red.
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Una de las cosas que me gustó mucho de los administradores de grandes redes sobre los que escribí es que son diferentes de los típicos técnicos de soporte informático. En parte es porque hay una cierta diplomacia necesaria en lo que hacen. No sólo tienen que administrar su propio sistema, sino que también tienen que conectar sus redes a otras redes. Entonces siempre están negociando entre ellos; siempre tienen que tener en cuenta las necesidades de las otras redes además de las de ellos mismos. Eso los lleva a ser muy empáticos.
La segunda cosa que me llamó la atención es que ellos tienen una imaginación bien geográfica y específica. Tienen que tener en cuenta cómo está conectado el mundo real para poder armar redes eficientes.
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Una de las cosas sorprendentes al escribir sobre Internet desde el punto de vista de la infraestructura fue darme cuenta de cuánto depende su funcionamiento de acciones humanas. Todo parece muy automático, pero eso sólo es porque cada enlace entre redes es negociado y mantenido por ingenieros de redes. Me llamó mucho la atención cuán humano es ese proceso. Siento que los momentos en los que se vuelve menos humano se convierte en algo más oscuro. Esto lo vi más específicamente en la actitud de Google, por ejemplo. Es una empresa que cree tanto en el poder de datos y de algoritmos... Tiene en su cultura una fundamental falta de inteligencia emocional. Esto me da mucho miedo.
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…si la idea es que tiene que haber un equilibrio entre el interés de una red autónoma y el interés de la red en conjunto, lo que hace funcionar todo esto es que no hay una red que sea desmedidamente grande y poderosa. Uno de los grandes riesgos para el funcionamiento de Internet como un lugar extrañamente libre es que una red tenga demasiada dominancia.
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En realidad creo que "Internets" es una mejor palabra que Internet. Porque reconoce que no es una entidad singular sino que es está hecha de varias piezas. Hace poco escuché hablar al comandante de la OTAN, el admirante Stavridis; y él hablaba de "los internets". Y no fue un fallido sino una cosa bien deliberada. Y creo que eso fue en referencia al hecho que el Ejército tiene un Internet propio aparte del Internet civil.
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Microsoft tiene 90.000 empleados en todo el mundo. Su grupo de redes, los que administran la red corporativa mundial de Microsoft, involucra a 200 personas. Y de esas 200 personas en el grupo de redes, cinco están encargados de conectar la red de Microsoft con otras redes. Hay cinco personas de 90.000 empleados de Microsoft que tratan el tema que era central de mi investigación: la gente responsable de conectar las redes una a la otra.
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Reportaje de ANDRÉS HAX al periodista ANDREW BLUM
“Internet: un viaje a las entrañas de la bestia”
(ñ, 13.07.12)