Las esculturas ecológicas de Sayaka Ganz
La ecología y la cultura de biosostenibilidad gana adeptos a pasos agigantados. Asistimos al empleo de materiales reciclados en productos que hace décadas hubiera sido del todo impensable. Obras de arte, diseños y complementos creados con materiales de desecho son el punto de mira de los mejores interioristas y los amantes del lujo actual.
Ya no es suficiente diseñar y crear, ahora es necesario hacerlo cuidando del medioambiente. El plástico, que se obtiene de derivados del petróleo, es un gran tóxico para nuestro planeta: contamina nuestros mares y ríos provocando la enfermedad y muerte de millones de aves y animales acuáticos (tortugas, cetáceos, etc.), siendo el agua el principal vertedero de los plásticos que utilizamos.
Para reciclar plástico se emplea solo la décima cantidad de energía que para fabricar un nuevo plástico: con ello, ahorramos energía y materias primas nuevas, a la vez que protegemos la vida de nuestros mares y ríos.
Todo esto lo conoce muy bien la escultora nipona Sayaka Ganz: sus esculturas son creadas con materiales reciclados (en su taller, acumula decenas de contenedores de plásticos diversos, chatarra metálica, etc.) que constituyen la materia prima de sus creaciones. Obras en las que predomina el movimiento, la vida, la fuerza y la regeneración.
Caballos creados por Sayaka Ganz
Sayaka Ganz emplea lo destinado a destruir el medioambiente en crear magníficas piezas escultóricas. Aves, peces, caballos, perros cobran vida en su taller mostrándonos el interior de su anatomía reciclada. Frente a la destrucción, construcción. Frente a lo que “ya nadie quiere”, una obra de arte que todos desearíamos poseer.
La artista japonesa rescata del olvido miles de utensilios de plástico cotidianos: los junta, organiza, compone y dota de alma a cada una de sus piezas: animales que eclosionan henchidos de vida como los excelentes caballos que les muestro en la foto superior.
Perro creado con chatarra por Sayaka Ganz, en Isetan Shinjuku. Fotografía de Eriko Hayashi
En la foto, una de sus esculturas en el escaparate de los almacenes Isetan Shinjuku de Tokio. Si para nosotros el perro es el mejor amigo del hombre, también Sayaka se está convirtiendo en la mejor embajadora de la ecología a través del arte. El perro expuesto en el escaparate, además de denotar el buen gusto artístico de la marca Isetan, sirve para concienciar a la sociedad de la importancia de la cultura ecologista.