Las estrellas son legiónKameron Hurley (Trad. de Alexander Páez)Alianza editorial | RunasRústica | 352 páginas | 18€
¿Y si de repente te despertarás en un mundo que conoces, pero sin saber quién eres? Prácticamente de esta forma nos suelta Kameron Hurley en Las estrellas son Legión. Zan es una mujer con amnesia cuyo propósito parece ser atacar una y otra vez la misteriosa nave-mundo el Mokshi. Su vida es un ciclo continuo de recuperación, entrenamiento, ataque y pérdida de memoria. O al menos, eso es lo que le cuentan. Su única constante y lo que parece anclarla a Katazyrna, el mundo donde despierta, es Jayd. Aunque confía en ella, Jayd tampoco parece de fiar. Está sumida en una serie de maquinaciones políticas contra su madre y el planeta-nave enemigo Bhavaja. De la mano de Zan vamos descubriendo sobre las costumbres y la tecnología de las Katazyrna a la vez que buscamos las claves del plan de Jayd para salvar el planeta-nave que habitan.
El peso narrativo de la historia recae en estos dos personajes. Los capítulos de Zan y Jayd se van intercalando, aunque los de la primera son mucho más numerosos. Como amante y enemiga vamos cuestionando todas las respuestas de la mano de Zan, mientras que Jayd no para de plantearnos una incógnita tras otra. Hurley maneja con acierto la tensión en los tres clásicos arcos que se divide cualquier historia. El ritmo se diluye un poco en la parte central, donde nos embarcamos en un viaje repleto de aventura y peripecias que desarrollan la identidad de Zan y dan conocimiento sobre el mundo, pero que terminan haciéndose demasiado largas. El estilo de Hurley es sencillo y conciso, sin grandes alardes ni florituras. Es capaz de hacerte sentir como Zan, una narradora nada fiable, y estar tan perdida como ella misma durante los primeros compases. Aún así, a veces deja frases que son como martillazos al lector.
Quizá uno de los aspectos más comentados de esta space opera sea que todos sus personajes son mujeres. No es que los hombres no se mencionen, si no que ni existen. Por algo la autora jugo con la portada Lesbians in space tras una crítica absurda por esta característica. Un hecho que no hace más que realzar la necesidad de este tipo de obras y contenido. En realidad, no sé trata más que de una historia de amor entre dos mujeres donde la orientación sexual no recibe ni siquiera atención. Hurley se interesa más por hablar de la necesidad de aceptación de uno mismo o de la estratificación de clases, que de ese primer punto. Nos habla del papel de las mujeres como dadoras de vida y trata de forma precisa los sentimientos que puede generar la maternidad. Pese a todo, el meollo de la historia no deja de ser un viaje del héroe, un tanto gore y visceral, en un mundo impresionante y sorprendente repleto de naves generacionales con interesantes personajes .
Si algo me ha fascinado de Las estrellas son Legión es el mundo que Hurley a construido para su historia autoconclusiva. Descubriremos junto a Zan tanto la capa externa de su nave-mundo como las capas inferiores donde las mujeres viven algo totalmente diferente e inesperado. La Legión es un conjunto de mundos artificiales y orgánicos que están en plena decadencia. Cada uno intenta obtener los máximos recursos posibles para poder reciclarse y sobrevivir. Las naves-mundo que nos plantea la autora son entes orgánicos que tienen una relación simbiótica con sus habitantes. Las mujeres las mantienen y dan a luz las cosas que el mundo precisa. Engranajes, monstruos, armas y un sin fin inimaginable de cosas grotescas. Hasta bebes y planetas enteros. Pero estas gestaciones pueden detenerse o manipularse, intercambiarse con otras mujeres. Las mujeres tienen el poder para decidir qué hacer. Los úteros representan el poder, y como tal, son causa de guerra y pactos entre planetas.
Estos elementos tecnológicos y biológicos se combinan en la historia con unos magníficos personajes. Pese a que Zan y Jayd son los personajes principales, son quizás los secundarios los que terminan por atrapar al lector. Hablar de Das Muni o de Rasida sería quizá desvelar algo que el lector disfruta más al descubrir donde, como y porque aparecen estos peculiares personajes. Misterios y monstruos espaciales se dan la mano en una trama llena de traiciones, guerra y amor que nos llevará por un tour de acción espectacular. Por qué las escenas llamativas y vistosas tampoco escasean. El escenario es magnífico, la forma y estructura de la narración es de lo más inteligente para captar la atención del lector, y su aportación a la etiqueta de naves generacionales es notable. Más Kameron Hurley por aquí, por favor.
La ambientaciónLos capítulos de ZanLos personajes secundariosLas espectaculares escenas de acción
Perdida de ritmo al final del tramo medio
La primera novela de Kameron Hurley en castellano ha sido todo un acierto del sello Runas. Aparte de contar con la excelente traducción de Alexander Paéz. Con una ambientación orgánica tan sugerente, un ritmo vertiginoso y una trama misteriosa, la historia merece totalmente su pleno disfrute. Puede que el tramo medio se estanque un poco, pero el carisma de los personajes secundarias hace que el lector siga avanzando a toda vela para conseguir unir las piezas del puzle y resolver el enigma de la Legión. Solo espero que Runas nos traiga más novelas de Kameron Hurley al castellano, porque merece realmente la pena.
¡Muchas gracias a Runas por el ejemplar!
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