Javier Rico
Tres institutos, cinco colegios y una universidad. Nada menos que a ocho centros de enseñanza de Móstoles les separan entre cien y quinientos metros de las escenas que protagonizan estas bellas garcillas bueyeras. “¿Qué serán esas aves blancas?”, decían unos viandantes. “¿Son cigüeñas, verdad?”, nos preguntaba una mujer que llevaba varios minutos admirando a las garcillas. El próximo viernes, junto al IES Los Rosales, uno de esos institutos, vamos a conocerlas, y a otras muchas aves más que nos pasan taaaaaan desapercibidas y que taaaaaaanto necesitamos.
Hoy tocaba pasarnos por Móstoles, por sus parques de La Bola, Andalucía, Prado Ovejero y Los Rosales. El interés del instituto de enseñanza secundaria (IES) Los Rosales por nuestras rutas nos llevó hasta allí para conocer algo que, de antemano, siempre sabemos que va a ser así: que todos los entornos escolares, unos más que otros, tienen una biodiversidad a pie de centro que da para abrir aulas en sus parques. Este es uno de los que tiene más.
Hemos identificado veinticinco especies en unas tres horitas, con momentos estelares, como el de las garcillas bueyeras en una glorieta o rotonda rodeadas de tráfico rodado. Ha sido el ejemplo más palpable de una biodiversidad que se nos escapa entre los dedos y entre la vista, sin saber sentirla a fondo, como se merecen ella y nosotros.
Cinco garcillas bueyeras picoteaban insistentemente en busca de comida entre la pradera y los setos del interior de la glorieta, aprovechando el mullido suelo de las primeras horas de la mañana, tras el relente de una noche otoñal. De esta manera, el pico se desliza mejor para devorar todo tipo de invertebrado despistado, durmiente o hibernante.
Alrededor se daban las clásicas escenas de una mañana de domingo, con poco tráfico de coches, personas paseando al perro, otras corriendo o pedaleando y las más en pareja o pequeños grupos aprovechando al máximo el sol otoñal. En la ida (estuvimos media hora deleitándonos con las garcillas), ninguna persona se paró a presenciar el llamativo contraste tan blanco de estas aves no solo con el verde del interior de la glorieta, sino con el multicolor altamente humanizado del exterior: asfalto, coches, autobuses, carteles publicitarios, señales…
En esa ida hacia el parque Prado Ovejero oímos a una persona de un grupo en paso fugaz: “se han llegado a ver ahí ocho o nueve”. Otra de un grupo, también sin pararse, se preguntó: “Qué serán esas aves blancas”. A la vuelta, una señora de unos sesenta años sí que permanecía quieta, disfrutando del ir y venir de la única garcilla que quedaba en la rotonda. “¿Es una cigüeña, verdad?”, nos preguntó, al ver cómo la observábamos constantemente con los prismáticos y la fotografiábamos con la cámara.
“No señora, es una garcilla bueyera. Es también una zancuda, como la cigüeña, pero de la familia de las garzas”, le contestamos. Y a partir de aquí surgió una breve conversación sobre la bonita estampa que suponía ver a estas pequeñas garzas. Nos encanta compartir conocimientos con estas personas que dedican unos minutos de su tiempo a admirar a las aves, a preguntarse tantas cosas sobre ellas y que en Aver Aves, siempre que sepamos las respuestas, estamos deseando contestar.
Como en todo recorrido de prospección de la biodiversidad urbana, en este caso la de Móstoles, nos fijamos principalmente en los centros escolares que seguro disfrutarían conociendo estas y otras escenas de las vividas esta mañana al lado de sus puertas. Porque es que encima el otoño de los álamos, castaños de Indias, liquidámbares y plátanos de sombra está ahora glorioso, mostrando el paso de amarillos a ocres y rojos de sus hojas antes de la caída completa.
Aparte del IES Los Rosales, hemos pasado por las puertas del Benjamín Rúa, Luis Buñuel y Rayuela; además de por las de los colegios públicos Alonso Cano, Severo Ochoa, Federico García Lorca y Salzillo-Valle Inclán y el de educación especial Miguel de Unamuno. Por no hablar de la universidad Rey Juan Carlos, porque esto de las #AulasEnLosParques no tiene edades. Mejor dicho, sí tiene edades: todas. De momento vamos a comenzar con los seis grupos de primero de la ESO de Los Rosales, pero después seguro se apuntan más para ver incluso a las garcetas (más bien grandes) en un mural, el del parque Los Rosales precisamente.
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