Coro Titular del Teatro de La Zarzuela dirigido por Antonio Fauró, mas que correcto, especialmente en su segunda intervención, en un número de gran belleza y con ecos de opereta vienesa en su melodía. Inexplicablemente, uno de los fragmentos mas famosos de Las Golondrinas "Noche clara de San Juan" y una estupenda muestra de número de conjunto, ha sido sensiblemente recortado en una parte que bebe directamente del folclore popular, algo que en mi humilde entender es un error de bulto poco justificable. Oliver Díaz se estrenó como director titular de la OCM, y lo ha hecho por la puerta grande, siendo la orquesta una de las estrellas de la noche con gran justicia. Díaz sirvió una lectura inteligentísima de la partitura de gran eficiencia dramática y continuamente al servicio de los cantantes. Las atmósferas conseguidas desde el foso son superlativas, y los momentos de mayor intensidad del drama son engrandecidos hasta lo indecible, gracias al minucioso trabajo de Oliver Díaz que consiguió sacar el mejor sonido de la orquesta del Teatro de La Zarzuela que un servidor ha oído en tiempos. Para la historia ha quedado el soberbio desde todo prisma preludio al acto tercero que me pareció francamente insuperable y la brillantísima ejecución de la pieza mas famosa de Las Golondrinas, la pantomima del segundo acto que conjuntó a la perfección foso con escena, en uno de los momentos mas bellos del espectáculo.
Giancarlo del Mónaco firma el espectáculo, y acierta de plano. Si bien es cierto que hay algunas inconsistencias en el primer acto, ya que no está justificado que el texto vaya por un lado y el espacio escénico por otro, y un innecesario cartel al final de la obra, que rompe el clímax de forma absurda y que no tiene mas objeto que subrayar lo que el espectador ya está viendo en escena. Si quitamos estas dos cositas, el resto de la producción funciona como el mecanismo de un reloj, con unas poderosas imágenes de dura belleza, cierta sordidez totalmente acorde con la historia, y un empaque escénico a la altura del gran teatro que es La Zarzuela. El tercer acto de una efectividad pasmosa, en su elegante sencillez, perfectamente apoyada en las soberbias luces de Vinicio Cheli, que dotan a todo el espectáculo de unas atmósferas muy conseguidas. Del Mónaco dirige la producción en una clave puramente verista de gran eficacia, de tremendo dramatismo con un tratamiento actoral mayúsculo. Los dúos están tratados con un mimo exquisito, y el primer dúo Cecilia-Puck resulta escalofriante por su crudeza, así como el tremendo final de obra que estremece al mas pintado. Mención especial para Barbara Staffolani, encargada del movimiento coreográfico de la pantomima que resulta muy efectiva y de gran valor visual. La obra está impecablemente vestida por los magníficos figurines de Jesús Ruiz que juegan con el color o la ausencia de el, según como se está desarrollando la acción de una forma muy interesante y de bella simbología.
En resumen, uno de los mejores títulos que he disfrutado en el Teatro De La Zarzuela en mucho tiempo, cuya declaración de principios es indiscutible y muy de agradecer, y en donde la apuesta por la calidad es muy evidente. Si os gusta la zarzuela esta es vuestra obra, si os gusta la ópera esta es vuestra obra, si os gusta el Teatro esta es vuestra obra. Tengo puestas grandes esperanzas en el futuro del Teatro De La Zarzuela, este impresionante inicio de temporada da mas alas a mis esperanzas, deseo de todo corazón que no sea un espejismo, y que realmente se le vuelva a dar el lustre merecido a mi teatro mas querido de todo Madrid.