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El último día de junio de 1559 fue un día de gala en París. Los matrimonios de Felipe II de España con Isabel de Francia, hija del rey Enrique II y Catalina de Médicis, y la de la hermana del rey francés, Marguerite con Emanuel Philibert, duque de Saboya, debían celebrarse. Pero "las antorchas de la alegría se convirtieron en cirios funerarios"[3] antes del anochecer, porque Enrique II fue herido de muerte en el torneo dado en honor a la ocasión.[4] Era la regla que los desafiantes, en este caso el Rey, deberían ejecutar tres cursos y sus oponentes uno. LEER MÁS »