Cómo prevenir las langostas cortadoras
Las langostas y tucuras son insectos que pertenecen a la familia Acrídidae. Existen muchas especies que varían en tamaño y distribución geográfica. Todas ellas poseen un aparato bucal masticador y se alimentan de plantas en todos sus estadios.
Durante el otoño, la langosta hembra coloca sus huevos en el suelo, en grupos alargados.
En la primavera, emergen las crías (pequeñas langostas que no pueden volar), que, a medida que se alimentan de hojas y tallos jóvenes, van aumentando de tamaño y cambiando su piel (muda) para poder crecer. Cuando finalmente llegan al estado adulto y reproductivo son capaces de volar.
Si las condiciones son favorables, durante los veranos calurosos y secos pueden formarse grupos de millones de individuos, llamados mangas. En otras épocas, solían llegar hasta la provincia de Buenos Aires causando graves daños en cultivos, desolación e, incluso, estragos en la ropa de algodón a su paso. Desde hace cincuenta años, en el Norte y centro de la Argentina se realizan monitoreos y, ante las primeras señales de formación de mangas, se efectúan pulverizaciones a fin de prevenir daños en zonas agrícolas.
En los jardines suelen ser pocas, pero por su tamaño pueden causar grandes daños. El paraíso (Melia azedarach) es un árbol que funciona como repelente natural; de sus hojas y frutos verdes se puede fabricar un purín que sirve como insecticida.
La mayoría de los que son de contacto las controlan, pero es necesario saber que algunos de ellos son bastante tóxicos. El control biológico es una buena alternativa, especialmente para prevenir las tucuras: muchas avispas, arañas y aves -como las garzas y el aguilucho langostero- se alimentan de ellas y disminuyen en gran medida sus poblaciones.