Revista Educación

Las legañas

Por Siempreenmedio @Siempreblog

El día del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, el diario El País volvió a resbalar colocando en portada una foto del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que al parecer era falsa (se achacó el error a la agencia que la despachó en su servicio: Gtres Online). Sintomático. La profesión más bella del Mundo, según García Márquez, se tambalea, y el temblor se deja sentir desde el tabloide más chiquito a monstruos como el “diario independiente de la mañana”.3127718-maquina-de-escribir-antigua-cirilico

Y todavía oigo a los compañeros decir una y otra vez que echan de menos el papel, y que donde estén los dedos manchados de tinta que se quite todo lo demás. A mí me gusta, como a todos, la nostalgia de las cosas buenas, y sin duda esa fue una época buena. La de la tinta. Pero desgraciada o afortunadamente ya la hemos dejado atrás. La tinta y los modelos.

Pareciera que la resistencia, oculta en las empresas editoras, quisieran usar lo nuevo para venderlo a través de lo viejo. Y eso no puede ser. Todos se llenan la boca diciendo que el modelo tradicional era el bueno (porque era más contrastado, yo creo que no, sólo que antes eramos reyes -porque teníamos información privilegiada, libertad de movimientos, escribíamos bien, teníamos el medio, eramos respetados- y ahora somos mendigos -sólo nos queda lo de saber contrastar, interpretar y escribir bien-), pero no conozco a ningún periodista que no use o haya usado internet para buscar, y como en este caso de El País, para usar información, fotos, etc., suyas o de otros, o que corte y pegue las notas de prensa y los comunicados, o haga fotos con su propio móvil para luego publicarlas sin pensar en el trabajo de los fotoperiodistas.

Y se sigue oyendo la cantinela del nuevo modelo, del periodismo diferente, del periodismo reflexivo… y lo que se sigue vendiendo no es lo mismo: es peor. Esta profesión ha sufrido con la crisis una puñalada brutal, pero no sólo con la crisis, sino en gran medida con el inmovilismo de empresas editoras, directores, jefes de redacción… y, de lo que es peor, los propios periodistas.

Compañeros, felicidades por el día del patrón, pero ya es hora que se saquen las legañas de los ojos y  las máquinas de escribir de las mesas y de lamentarse. Por dios. A renovarse.


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