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Las luchas de jardín

Publicado el 23 octubre 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

El jardín del Calcio estaba revuelto y muchas flores aspiraban a ser las reinas.

Tan solo la Vecchia Signora se atrevía a imponer su fortaleza al ganar el scudettto con una relativa frecuencia, ya que, en la década de los ochenta, conquistó cuatro entorchados hasta 1988.

Esa temporada se había ampliado el cupo hasta los tres extranjeros por club. El Inter de Milán se coronó como campeón con Brehme, Matthäus y Ramón Díaz como foráneos. El club nerazzurro quiso doblar su apuesta y encargó a su equipo de jardineros que llenaran Italia de edelweis, también conocida como flor de las nieves.

Esta flor, típica planta alemana, presenta un aspecto de fragilidad. Pero es solo apariencia, porque puede sobrevivir a más de tres mil metros de altitud y soportar temperaturas extremas. Destaca, además, por su acción anti-envejecimiento y aporta hidratación y elasticidad. Vamos, que la apuesta interista parecía más que segura.

A Brehme, un pulmón, y Matthaeus, un todocampista, le añadieron un goleador, Jürgen Klinsmann, con la intención de ser reyes absolutos.

Sin embargo, un Nápoles con el ceibo (flor típica argentina) más maravilloso de todos los tiempos en forma de barrilete cósmico, privó al Inter de la gloria la temporada siguiente.

Las luchas de jardín
Lothar Matthaus, Jurgen Klinsmann y Andreas Brehme (fuente: marca.com)

El norte de Italia, repleto de flores silvestres, también quiso unirse a la fiesta con la mejor Sampdoria de la historia, que colocó a Génova a la cabeza del fútbol europeo con un título de liga y una final de Copa de Europa en aquella época. Cerezo, Vialli y Mancini no dieron opción a ninguna otra planta.Mientras, en el Inter, los jardineros no paraban de regar sus flores.

Todo dio un vuelco cuando llegaron desde Holanda nuevas plantas al mando del floricultor Arrigo Sacchi.

Al tulipán se le atribuyen propiedades como producto afrodisiaco. Pero no acaban ahí sus características. Además, se ha comprobado que se utilizó en rituales mágicos porque sus pétalos se solían utilizar para leer el futuro. Mal enemigo para los vecinos interistas.

Un todoterreno como Rijkaard, un multifunción como Gullit y un crack llamado Van Basten se hicieron con el monopolio de todo el jardín italiano al ser los artífices de una década gloriosa para el club lombardo, que conquistó cinco de los diez campeonatos de liga disputados, además de asombrar a toda Europa.

Aquella vez, la fiabilidad alemana no consiguió doblegar a la genialidad holandesa. "Cuando se abre una flor, es primavera en todo el mundo". (Alejandro Jodorowsky).


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