Según la teoría de la visión de Aristóles, ésta se correspondía a los ojos, que tenían la capacidad de recibir información del objeto observado (el color). La información recibida (del objeto al ojo, a través del aire), se traduce en la comprensión de la cualidad del objeto pasando por el alma. Manuel de León (ICMAT-CSIC) habla de las aportaciones del sabio griego en esa entrada que sigue la serie de Matemáticas de la Luz.
“Once upon a time in the West, in Spain, to be exact, a collection of documents that had lain in darkness for more than one thousand years was brought to light, and the effects of the discovery were truly revolutionary. . . .”
—Richard E. Rubenstein, Aristotle’s Children: How Christians, Muslims, and Jews Rediscovered Ancient Wisdom and Illuminated the Dark Ages
Retrao de Aristoóteles an las Crónicas de Nuremberg en 1493
Aristóteles es sin duda uno de los gigantes del pensamiento occidental. Nacido el 384 a. C. en Estagira (Macedonia, Grecia) y fallecido en Calcis (isla de Eubea, Grecia) en el 322 a.C. fue el preceptor de Alejandro Magno. Estudió en la Academia de Platón y fundó décadas más tarde en Atenas el llamado Liceo, en donde enseñaba. Sus discípulos eran conocidos como los peripatéticos (los itinerantes), ya que enseñaban y conversaban paseando.
Aristóteles cultivó todas las ciencias, y su influencia duró hasta bien entrada la llamada revolución científica. Sus logros incluyen grandes hallazgos, pero también teorías falsas, que en ambos casos perduraron siglos.
En el caso de la visión, Aristóteles no estaba de acuerdo ni con la teoría de la emisión ni con la de la intromisión. Sobre las afirmaciones de Demócrito de que los objetos emiten sustancias que llegan al ojo, aduce que entonces debería darse la visión también por otros objetos y no solo por los ojos. Deber haber algo más que un fenómeno mecánico.
Tampoco comulgaba con la teoría pitagórica y platónica según la cual son los ojos los que emiten una sustancia que toca a los objetos, que se combina con la luz del sol para producir la visión. El argumento de Aristóteles es que, en ese caso, deberíamos también poder ver en la oscuridad.
Él proponía otra explicación: cuando un animal percibe un objeto, sus ojos toman una forma como la del objeto. De esta manera, si yo miro una naranja, mi ojo tiene la potencialidad de percibir la forma de una naranja. En otras palabras, cuando miro, mi ojo actúa y cambia: “Cuando el ojo ha sido activado, es similar y tiene el mismo carácter que el objeto sensible.”
Su teoría era general para cualquier tipo de percepción. Este es el esquema general de acuerdo con Aristóteles: 1) a cada sentido le corresponde un órgano (a la visión, los ojos); 2) cada sentido tiene un medio de comunicación (canal), agua o aire, por ejemplo; 3) cada sentido tiene un objeto propio, por ejemplo, el color en el caso de la vista; 4) el objeto propio de cada sentido cualifica el objeto externo, por ejemplo, el color rojo, cualifica a un tomate en el caso de la vista; 5) existe un procedimiento causal desde el objeto al órgano via el medio; y 6) en este proceso, se transmite la cualidad del objeto al ojo y al alma. Una vez alcanzados los ojos, estos envían la información a través de los vasos sanguíneos al corazón, que tiene la misión de distinguir entre todas las señales que le llegan.
Aristóteles mencionó en sus escritos los defectos típicos de la visión, debidos a defectos del cristalino, la miopía y la hipermetropía. En estos casos, la imagen se forma detrás de la retina o delante, respectivamente. Es notable, ya que pasarán siglos hasta que se estudien estos fenómenos.—
Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU).
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