El litoral andaluz es pródigo en playas, muy buenas playas.
Pero existen algunas donde la soledad y el silencio están garantizados.
Son cinco escenarios inenarrables donde recibir el otoño:
La Playa de los Muertos, en Almería.
Hasta esta playa situada a cinco kilómetros del municipio almeriense de Carboneras llegaban los cadáveres de los naufragios que en otros tiempos se desataban frente a las costas del Cabo de Gata.
Playa de Cotobro, en la Costa Tropical de Granada.
El paseo marítimo que une Almuñécar y Cotobro es un delicioso espigón que mira al mar donde las olas baten a pocos metros de los paseantes.
Playa de Calahonda de Maro, en la Costa del Sol de Málaga.
Está en Maro, al lado de Nerja, y descender hasta este lugar idílico frecuentado por nudistas es una excursión en toda regla.
Playa de Atlanterra, en la Costa de la Luz gaditana.
Atlanterra, que tiene nombre de mito griego, es una deliciosa playa ligada al lujo que brindan las casonas y chalets que salpican la colina del mismo nombre. Arena blanca y puestas de sol inolvidables.
Las playas vírgenes de Doñana.
Son el último territorio virgen del litoral español. Cerca de cuarenta kilómetros que se extienden entre la desembocadura del río Guadalquivir, frente a Sanlúcar de Barrameda, y el municipio onubense de Matalascañas.