Leo en un blog de curioso nombre (por el amor de Dior), que la edición francesa de Elle ha puesto de portada, una chica de talla 46 ó 48. Además de guapísima, que hay muchas mujeres guapas en el Mundo, digo yo, rompe ella una lanza por esa ridícula imágen que nos venden de adolescentes anoréxicas, como modelos de lo que debe ser el cuerpo ideal, como si existiera un ideal de cuerpo, como si hubiese un metro de Iridio para medir la belleza. La modelo gorda, gordita o como la quieran llamar, se llama Tara Lynn y lo de menos, es que sea guapa o nó, que nos guste o nó, lo importante es que, por fín, una revista, de esas que llaman del corazón (debieran llamarla de las tripas), defiende la independencia de las carnes con la atracción física. La química y la física que diría Joaquín Sabina, está en muchas más cosas que las carnes, los morritos, o las tabletas de abdominales de los adonis de veinte años. Afortunadamente, nos seguimos gustando, los y las demás, nos vemos sexys, nos deseamos y nos amamos, independientemente de un modelo, de una talla. Por eso me he atrevido a reproducir la foto de esta modelo, con el permiso de "Elle". No se trata de reivindicar los michelines, pero sí de hacerlos nuestros, como las tripitas nuestras de nuestras amadas también, cervecitas del verano, y los deliciosos pliegues de una mujer después del esfuerzo de haber sido madre, todo eso es humano y sólo por ello es bello. Me alegro mucho de este comportamiento, aunque cada vez que me haga una foto me meta la barriguita para adentro. La salud es importante y con ella la felicidad, ahí está nuestro único modelo. Como decía aquella película mejicana: las mujeres de verdad, tienen curvas.