Lubuntu 11.04 [del cual ya os hablé en mayo] se convirtió en mi minimalista isla paradisíaca al tener que huir de Ubuntu [y su Unity] debido a su alto consumo de recursos. Recientemente, Lubuntu reafirmó su lugar al actualizarlo a su última versión estable: la 11.10 llamada en clave “Oneiric Ocelot”.
Las novedades de esta última versión se basan en:
- Actualización de todos sus componentes [paquetes, software...] y mejor integración de todos ellos consiguiendo una estabilidad mejorada.
- Reconocimiento oficial como miembro de la familia Ubuntu de Canonical [lo que supone una mayor visibilidad dentro de la comunidad y un empuje significativo a su desarrollo futuro].
Como ya sabemos, Lubuntu es un sistema operativo que se caracteriza por un menor uso de recursos y una mayor eficiencia energética, gracias al uso del gestor de escritorio LXDE y al uso de Openbox como administrador de ventanas. Gracias a ésto, se convierte en un sistema liviano y minimalista optimizado para obtener el mejor rendimiento a tu PC, tanto si hablamos de un viejo ordenador olvidado [requisitos mínimos similares al Windows 98] como si se trata de uno de los últimos modelos.
En mi caso, Lubuntu lo tengo instalado en mi netbook Asus Eee PC 901 [Intel Atom N270; 2gb ram DDR2; 4gb capacidad ssd], y es el sistema con un mejor funcionamiento de los muchos que he probado. Es realmente rápido, estable y compatible. Además, en esta última versión, he apreciado una mejora en su diseño, en su estabilidad, en su controlador de vídeo y en su integración software-hardware.
Resumiendo: si aún desconocéis que existe un amplío y hermoso mundo más allá de esa prisión llamada Windows [ahora también puede ser llamada MacOS], Lubuntu es una de las mejores opciones para explorarlo… Desechad ancestrales mitos que nos dibujan Linux como un tenebroso mundo lleno de códigos y complejidades sólo aptas para los más intrépidos programadores, y disfrutad de esa libertad en el campo virtual.
Pregunta al lector:¿cuál es tu sistema operativo favorito?
“La elocuencia es el arte de abultar las pequeñas cosas y disminuir las grandes” Isócrates.