Mientras continúa la búsqueda de agua y vida en Marte, actualmente el centro de una larga serie de misiones espaciales, preciosas predicciones provienen de expertos sobre la futura llegada del hombre al planeta rojo.
El ser humano que “pisará por primera vez el Planeta Rojo es un niño de 5-6 años”, dice Tommaso Ghidini, jefe de la División de Estructuras, Mecanismos y Materiales de Esa (Agencia Espacial Europea), con motivo de la inauguración del curso académico en la Universidad Estatal de Milán.
Este ambicioso objetivo se espera para finales de 2030. En 2020, en cambio, se prevé el desarrollo de una base en órbita alrededor del satélite de la Tierra, el primer gran logro que sentará las bases para traer a la raza humana a Marte.
Habrá nuevas tecnologías que nos llevarán hasta allí
La investigación espacial está trabajando actualmente en el diseño de nuevas tecnologías para facilitar futuras misiones a la Luna y al Planeta Rojo.
Durante años en la Tierra, se han llevado a cabo varios experimentos para probar valiosas innovaciones diseñadas para construir futuras colonias en los satélites de la Tierra y en el planeta rojo. Entre ellas cabe destacar la casa lunar que se construirá íntegramente con una impresora 3D, la regolita o arena lunar y la energía solar. “Entre otras cosas, de la regolita se puede extraer titanio para construir estructuras, silicio para componentes electrónicos y de los residuos para obtener oxígeno”, explica Tommaso Ghidini.
Las nuevas tecnologías del proyecto, además de permitir el éxito de futuras misiones directas en el espacio, también encontrarán aplicaciones en el planeta Tierra.
Los módulos de aterrizaje, por ejemplo, después de permitir el aterrizaje en los cuerpos celestes, probablemente serán usados para hacer objetos de plástico y acero mediante la impresión. Un sistema de reciclaje que también puede ser útil en la Tierra, para ayudar al hombre después de posibles desastres, como terremotos y tsunamis, o en los desiertos.
“Todo este trabajo de investigación acelerará y mejorará las tecnologías terrestres. Un ejemplo es el desfibrilador portátil, ahora en uso en todos los centros deportivos, y que una empresa holandesa está produciendo para subirlo a bordo de un avión no tripulado, o vuelos suborbitales que acelerarán los vuelos intercontinentales”, explica Ghidini.
Fuente | tg24
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