Revista Cultura y Ocio

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis

Publicado el 16 febrero 2021 por Imagenesyletras @imagenesyletras

El éxito de “Gambito de Dama” ha provocado una interesante externalidad: el rescate del autor de la novela que inspiró la miniserie. Más y más gente está descubriendo a Walter Tevis y su obra, una quer está marcada por los relatos cortos, pero fundamentalmente por novelas que inspiraron películas de culto relacionadas con la vida del propio escritor. Sus personajes no solo juegan ajedrez como Beth Harmon, sino también al pool, mientras que otro, como su autor, se siente tan fuera de lugar que pareciera venir de otro planeta.

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis

Que bien se siente cuando se unen las piezas sin esperarlo. Me pasó el siglo pasado como un pésimo estudiante de matemáticas cuando haciendo una prueba me di cuenta que, por primera vez en mi vida (y creo que única), todas mis respuestas estaban correctas, haciendo mi boca un tipo de sonrisa desconocido hasta entonces para mí. Me ha sucedido mucha veces después, pero la última me ocurrió ahora a propósito de la miniserie “Gambito de Dama” (2020) [1] y de su absoluto amor con la teleaudiencia. Porque más allá de la gran dirección, de las actuaciones y de su dirección de arte, quise indagar más en el guion, en su historia fascinante, y ahí fue que me encontré una vez más con Walter Tevis, el autor de la novela “The Queen’s Gambit” (1983) [2] sobre la cual está basada la producción.

Y digo “una vez más” porque hace solo unos meses había leído por fin “The Man Who Fell The Earth” (1963) [3], una enigmática novela de fantasía espacial que inspiró la película de culto protagoniza por David Bowie “El hombre que cayó en la Tierra” (“El hombre que vino de las estrellas” en España – 1976) [4]. Esta asociación con el Duque Blanco me despertó siempre mucho interés, pero además porque Tevis no me era desconocido del todo. Las piezas empezaban a moverse y calzar del mismo modo que Beth Harmon miraba ordenarse las piezas de ajedrez en el techo.

El escritor estadounidense Walter Tevis | Imagen de Brick a Literary Journal
El escritor estadounidense Walter Tevis | Imagen de Brick a Literary Journal

La verdad sea dicha: la “culpa” de todo fue de Martin Scorsese. El gran realizador ítaloestadounidense ha sido uno de mis preferidos desde mi época de estudiante y siempre me interesé en profundizar sobre todos los aspectos de sus producciones. “El Color del Dinero” (1986) [5], una película que puede entenderse perfectamente por sí sola, tenía un antecedente: no solo está basada en la última novela escrita por ¡Walter Tevis! “The Color of Money” (1984) [6], sino que ésta, a su vez, era una secuela de “The Hustler” que el escritor estadounidense publicara veinticinco años antes (1959) [7], lo que significó su debut en la novela luego de incursionar con éxito en los cuentos cortos. Pero no solo eso. Este libro también tuvo su versión cinematográfica, pues en 1961 el director Robert Rossen estrenó “El Audaz” (también conocida como “El buscavidas”) [8], que narra las andanzas del jugador de pool Eddie “Fast” Felson, interpretado en la película por un Paul Newman impresionante.

Scorsese en “El Color del Dinero” no solo trajo de vuelta al personaje Eddie “Fast” Felson tal como lo ordena la novela, sino que también reclutó a su actor original, un Paul Newman ahora mayor para un Eddie Felson también mayor. ¿Cuántas veces vi esa película y cuántas veces leí el nombre de Walter Tevis pasar de largo, porque era tan difícil encontrar sus libros? Así, tres películas que eran parte de mis tesoros y una miniserie notable, estaban asociadas por el escritor que las inspiró.

El Audaz

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis

Es la historia de EDDIE “FAST” FELSON, o el Rápido Eddie, un jugador de pool que se gana la vida engañando a sus oponentes. Simula ser un jugador corriente que incluso pierde varias partidas, hasta que las apuestas suben su valor al creer los rivales que tienen a una presa fácil ante ellos. Con el anzuelo picando, es el momento en que despliega su verdadero talento para derrotarlos con facilidad, quedándose con todo el dinero. Sin embargo, esta historia es algo más que las andanzas de un estafador y de su compañero con el que recorre las carreteras de su país. Es también una gran película psicológica. Eddie lleva quince años escuchando sobre un tal GORDO MINNESOTA (Fat Minnesota, en juego de palabras como oposición a Fast Eddie) que es el mejor jugador de pool que existe. Más que ganar mucho dinero que es lo que buscan los jugadores profesionales, él quiere vencerle y ser reconocido como el mejor (“he venido aquí por Minnesota Fats. Y voy a ganarle. Voy a quedarme hasta el final“).

Pero estas ansias desmedidas del joven talento fanfarrón tienen un cable a tierra, el viejo CHARLIE, su fiel compañero de ruta que busca que Eddie se concentre y maneje su carácter. Lo cuida y asesora casi paternalmente, y es quien trata de entregarle lo que carece: cordura y “estrategia”. El engreído Eddie, en cambio, sabe que tiene un talento único, pero el ego lo supera, siendo capaz de perderlo todo en una misma noche por no saber controlar sus impulsos. ¿Es posible, por ejemplo, vivir solo del talento, si el camino a la gloria te lleva a vivir miserablemente, durmiendo en hoteles de mala muerte o llegando a embaucar mujeres? O, por otro lado, ¿vale la pena asegurar el dinero si aquello significa sacrificar la emoción de vivir? Esa tensión entre responsabilidad y éxtasis se mantiene durante toda la historia.

Paul Newman y George C. Scott
Paul Newman y George C. Scott


«He oído que al menos dos estafadores de pool que han tenido sus pulgares rotos desde que El Audaz fue escrito. ¿Sabes? Eso nunca sucedió. Y luego hay un tipo gordo que va por ahí llamándose Minnesota Fats, lo cual es asombroso para mí (. . .) Mucha gente me pregunta “¿cuándo conociste a Minnesota Fats?”, y siento que a Walt Disney le preguntaron ¿cuándo conociste al Pato Donald? ¡Vamos, lo inventé!».
Walter Tevis
[9]

Las diferencias entre el libro y la película, como en casi todas las buenas adaptaciones, más bien se producen por las limitaciones de tiempo del cine, porque la atmósfera de los salones de pool, el humo de los cigarrillos y los rincones lúgubres de las ciudades están muy bien logrados respecto de la atmósfera de la novela de Tevis. El blanco y negro de “El Audaz” le da un toque de bohemia decadente muy ad hoc. Las actuaciones del filme son soberbias: Paul Newman como Eddie Felson es divertido, encantador, petulante y el más grande hijo de puta, todo a la vez. Jackie Gleason transmite la pulcritud en el vestir del Gordo Minnesota, pero también sus años como un profesional del taco, la bola nueve y la mesa verde. Un talento al que Eddie admira, pero que, sin embargo, no posee ni su vértigo ni su rebeldía. Por el contrario, Minnesota está absolutamente entregado a las mafias que manejan el juego. La SARAH de la película parece menos encantadora que la del libro, pero también la actuación de Piper Laurie es notable. Si bien hablamos de una mujer solitaria, alcohólica y sumisa, representa muy bien el cable a tierra femenino en un ambiente machista. Con sus limitaciones, intenta advertir a Eddie de su falta de perspectiva, tal como lo hacía Charlie (Myron McCormick). Su personaje es fundamental en la visita que realizan a Kentucky [10] para un juego que marcará el rumbo de la historia.

Y, por cierto, es imposible no destacar a un George C. Scott colosal en el papel de BERT, el financista, el capitalista inescrupuloso, el hombre elegante, el económicamente exitoso, el observador del comportamiento humano… un maldito desgraciado. Hay escenas que cambian, como el picnic donde Eddie le expresa a Sarah toda la poesía del juego, sensaciones que en el libro se encuentran repartidas en diferentes momentos del relato, especialmente cuando está jugando y el narrador analiza todo lo que él siente en ese momento.

¿La película? Indispensable para quienes aman el pool, pero también para aprendices de construcción de personajes. En realidad, todos deberían verla. ¿La novela? Un debut magnífico que cosecha años de escrituras previas de cuentos cortos.

El hombre que cayó a la Tierra

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis

Hablar de esta película y del libro que la inspiró, es hablar también de un hombre especial (y espacial), un “astro”: David Bowie. Por un lado, el Comandante Tom le pide al Control en Tierra que le den un recado a su esposa a modo de despedida, “que la ama”. Es que el personaje “interpretado” por el artista británico en su canción “Space Oddity” (Rareza Espacial) ha decidido no volver a la Tierra en su chatarra espacial y seguir rumbo hacia las estrellas. Por el contrario, el extraterrestre personificado por el mismo Bowie en la película “El hombre que cayó a la tierra”, tendrá que permanecer en nuestro planeta azul, aunque su mayor deseo sea volver a su planeta con la esposa e hijos que ama. De cierto modo, novela y película son lo contrario de la canción, pero hablamos del mismo artista traduciendo a su arte un signo de los tiempos: el contacto del ser humano con el espacio sideral.

La novela, la segunda de Tevis, es una original trama de fantasía espacial. “Anthea” es un planeta que ha vivido muchas guerras por lo que su civilización ha llegado al borde de la extinción. Su sociedad ya sabía de la Tierra, de hecho, las emisiones de radio y TV habían sido captadas en ese planeta. Antes nos visitaron, nos estudiaron y, ahora que sus recursos están al límite, han diseñado una expedición para preparar el traslado de sus supervivientes hasta nuestro planeta. Pero la expedición será larga, durará algunos años y solo trae a un antheano, alguien que se mimetizará como un humano más y que acá se hará llamar THOMAS JEROME NEWTON. Una vez en la Tierra, y dado que en Anthea ya no hay combustible suficiente, el antheano instaura una peculiar fórmula para financiar la construcción de un transbordador que irá a buscar a los suyos: crear nuevas tecnologías cuyas patentes podrá vender después, tal como lo hace con la impensada invención para la época de un nuevo tipo de película fotográfica que se autorevela y que luego venderá a la Kodak. Para ello el extraterrestre crea la World Enterprises Corporation con sede en Nueva York y una fábrica en Kentucky. Para ello Newton contrata al abogado experto en patentes OLIVER FARNSWORTH (interpretado por Buck Henry en la película).

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis

Para el antheano, más allá de ciertos inconvenientes con alguna comida o su dificultad con el clima (“se sentía enfermo en temperaturas cálidas, pues su cuerpo había sido diseñado para temperaturas no superiores a los 10°C“), su mayor problema parecía no haber sido contemplado: la melancolía. Extraña tanto a su esposa e hijos, a su tierra, que no puede dejar de sumirse en esos pensamientos. Es un inmigrante en una “tierra” con otras costumbres y lejos de sus afectos. Esa dicotomía entre la esperanza de salvar a su planeta y la desesperanza, es un choque permanente en la evolución del personaje.

Un alto sobre la película: si bien la dicción actoral de Bowie no era para premios, sí es aceptable considerando su personaje, un extraterrestre físicamente “débil” que está en Estados Unidos y que es de supuesta nacionalidad inglesa. Ver al británico actuando ese papel es emocionante considerando su historial de canciones “siderales”.

David Bowie y Walter Tevis durante la filmación de
David Bowie y Walter Tevis durante la filmación de “El hombre que cayó a la Tierra” dirigida por Nicholas Roeg

Y entonces conoce a BETTY JO (en la película es MARY-LOU, interpretada por la adorable Candy Clark), una mujer con la que establece una relación, una compañía para su melancolía. Se sume en el alcohol y ve mucha televisión. Y mientras ese proceso destructivo crece, uno de sus empleados, el inquieto científico y docente universitario NATHAN BRYCE (Rip Thorn), no puede evitar ir más allá de lo que sus ojos ven y lo descubre. Pero lo peor está por pasar, algo que suena muy parecido a la Guerra Fría. Hay muchas diferencias entre libro y filme, especialmente por la forma en que el director Nicholas Roeg enfrenta la historia: el filme es mucho más sexual y menos explicativo, además de carecer de la mirada política y crítica que propone Tevis, lo que hace ver a la película con menor peso respecto de la obra que la inspiró. Otra diferencia está en el objetivo del viaje: para Roeg y el guionista Paul Mayersberg, Newton busca crear una nave no para traer supervivientes desde Anthea, sino para llevar agua a su planeta en sequía, algo que me recuerda al Elegido de Silvio Rodríguez que “fue de planeta en planeta, buscando agua potable, quizás buscando la vida o buscando la muerte, eso nunca se sabe“.

¿La película? Un filme de culto, un poco larga, estéticamente pop, imperdible. ¿La novela? Como en toda historia sobre extraterrestres, el autor se vale de la mirada del visitante para observarnos a nosotros mismos y criticar el funcionamiento de nuestras sociedades. A veces la lectura se torna densa, pero a la vez esa característica se condice con la densidad en la que se va sumiendo el personaje espacial.

Su propia biografía en personajes

Los anteriores son los dos libros de Tevis que he leído, siempre luego de haber visto sus adaptaciones al cine primero. Sobre “El Color del Dinero”, libro que jamás pude encontrar, sabemos que Scorsese (el culpable de todo como ya dije) “nos engañó”. El guion de la película de Richar Price se tomó demasiadas licencias y desarmó casi totalmente lo propuesto en la novela, especialmente con la exclusión del Gordo Minnesota. Así como “El audaz” fue su primera novela donde un joven jugador de pool desea probar que es el mejor, en “El Color del Dinero” el viejo Eddie desea probar que sigue teniendo esa fuerza que lo llevaba a doblegar a todos sus oponentes, para lo cual emprende un nuevo viaje. El libro trata de responder quizás lo que Walter Stone Tevis se preguntaba de sí mismo en los últimos días de su vida. El escritor murió en agosto de 1984 víctima de cáncer al pulmón cuando solo tenía 56 años de edad. Solo unos días antes había lanzado al mercado “El Color del Dinero”.

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
“El Color del Dinero”, novela de Walter Tevis adaptada al cine por Martin Scorsese

La película, por su parte, mantiene el concepto del viaje, pero le da más fuerza a la relación de Eddie con un joven jugador con quien se siente identificado, VINCENT (interpretado por Tom Cruise), apadrinándolo quizás del mismo modo que Charlie hizo con él 25 años antes. La mujer también evoluciona respecto de Sarah, con un personaje emancipado como es CARMEN y brillantemente interpretado por Mary Elizabeth Mastrantonio (espero tener pronto aquí un comparativo libro/película que demostrará todas las diferencias presentes en el largometraje respecto de la novela).

Sobre “Gambito de Dama”, ya me apresto a su lectura. Sin embargo, se sabe también que hay elementos que han sido modificados en la miniserie, seguramente para que algunas líneas dramáticas encajen tanto en los siete capítulos, como en la evolución del personaje principal. También porque para algunos productores tienen que haber finales felices. ¿Beth iba en el auto cuando su madre murió?, ¿existió realmente una chica en su historia?, ¿estuvieron todos sus amigos reunidos alentándola a la distancia en su juego final con BORGOV? Pero lo que sí mantiene como un escenario fundamental es Kentucky, la misma ciudad donde Tevis vivió su adolescencia después de haber permanecido un año internado por una afección cardiaca a los 10 años. Quizás el hospital Stanford Children’s Convalescent [11] de San Francisco fue para él un escenario muy similar al orfanato de Beth. Y también sus medicamentos. Por cierto, en San Francisco fue donde aprendió a jugar ajedrez a los 7 años.

Las piezas se ordenan: (re) descubriendo a Walter Tevis
“Gambito de Dama”, novela de Walter Tevis adaptada al formato miniserie por Scott Frank

Para encontrarse con su familia una vez recuperado, viajó solo en tren hasta Lexington, Kentucky, con tan solo 11 años, desplazamiento que quizás lo inspiró para que Eddie y Charlie recorrieran el país. Allí aprendió a jugar pool y se hizo amigo del alcohol. Sarah en “El Audaz” trata de ser escritora y es alcohólica, en una manera de auto representarse a través de un personaje femenino. En Kentucky también es donde aterriza la nave de Thomas Jerome Newton, lugar donde se sentía fuera de lugar igual que su personaje que se sumió en la melancolía al recordar a su familia y su planeta, quizás la misma de Walter Tevis al recordar su infancia en San Francisco donde fue feliz (Eddie “Fast” Felson provenía de Oakland, en la Bahía de San Francisco). Sus personajes no echan raíces, porque las tienen en otro lado, en otro planeta, en otra ciudad o en el futuro incierto. Todos son seres diferentes y con capacidades especiales.

Como los superhéroes, tal vez sus personajes han sido víctimas de acoso físico y psicológico como lo fue él de adolescente, y poseen súper capacidades para derrotar a sus oponentes aunque sean tan fuertes como Bergov en el tablero de ajedrez, o el Gordo Minnesota en la mesa de pool. O para hacer tanto dinero como para construir una nave que te lleve hasta otro planeta (¿Elon Musk vendrá desde Anthea?). Sí, Tevis tiene también un par de obras más de ciencia ficción, unas que ya empiezan a ser (re) descubiertas y (re) valoradas, como “Mockingbird” (1980) o “Los pasos del sol” (1983). Todas las piezas de su biografía están en su obra, una que se ordena y se rescata gracias al éxito rotundo de esa gran miniserie que es “Gambito de Dama”.


“Es adicta al ajedrez y a los tranquilizantes, y ninguno de ellos necesariamente la va a preparar para una vida feliz o fácil. Eso es algo con lo que va a tener que aprender a lidiar a medida que avanza. Detuve el libro con ella a la edad de 19 años. Ella de ninguna manera tiene sus problemas emocionales resueltos, pero siento que está en camino.”.
Walter Tevis
[12]



Cómo se hizo “The Hustler”
Tráiler de “El hombre que cayó a la Tierra” | Idioma: inglés
Tráiler de “El color del dinero” | Idioma: inglés Tráiler de “Gambito de Dama” | Idioma: inglés con subtítulos en castellano

[1] “Gambito de Dama”, 2020. Flitcraft, Wonderful films, Netflix

[2] “The Queen’s Gambit”, 1983. Random House, Inc. © Walter Tevis, Inc.

[3] “The man who fell to Earth”, 1963. Fawcett Gold Medal Books. © Walter Tevis

[4] “El hombre que cayó en la Tierra”, 1976. British Lion Films, Houtsnede Maatschappij, N.V., Cinema 5

[5] “El Color del Dinero”, 1986. Presentada por Touchstone Pictures, en asociación con Silver Screen Partners II, distribuida por Buena Vista Pictures

[6] “The Color of Money”, 1984. Warner Books. © Walter Tevis, Inc.

[7] “El Audaz”, 1961. Rossen Films, Twentieth Century Fox

[8] “The Hustler”, 1959. Harper & Row. ©Walter S. Tevis

[9] En “An Interview with Walter Tevis”, por Richard Wolinsky, Lawrence G. Davidson, Richard A. Lupoff. Reedición de entrevista radial realizada en 1981. En “Brick A Literary Journal”. 01/08/2019 (https://brickmag.com/an-interview-with-walter-tevis/)

[10] “Kentucky, oficialmente Mancomunidad de Kentucky (en inglés Commonwealth of Kentucky), es uno de los cincuenta estados que, junto con Washington D. C., forman los Estados Unidos de América. Su capital es Frankfort y su ciudad más poblada, Louisville”. En Wikipedia (Kentucky – Wikipedia, la enciclopedia libre)

[11] Stanford Children’s Convalescent es un Hospital de niños en Palo Alto, en el Área de la Bahia de San Francisco, California.

[12] En “Novelist Explores Chess, Addiction And Mastery In ‘The Queen’s Gambit'”, por Noah Adams. Transcripción de entrevista realizada originalmente para la NPR (National Public Radio). 28/02/1983 (https://www.npr.org/transcripts/938630134)

Más información en

Sitio oficial sobre la obra de Walter Tevis
Biografía de Biografía de Walter Tevis


por Denis Eduardo Leyton


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