Encontramos una interesante revisión bibliográfica sobre políticas en eSalud publicada en JMIR.
Revisaron tanto literatura tradicional (revisada por pares) como la gris y agruparon sus resultados en las siguientes categorías, que comentaremos:
- Red de cuidados. Apartado en el que se analizan las políticas relacionadas con la interoperabilidad y estandarización. Palabras que suenan muy bien en el plano teórico, pero cuando se llevan a la práctica, dan más problemas (y costes económicos adicionales) de los que se les puede suponer a priori. También tocan un tema de muchísimo interés: la propiedad intelectual de la información que se genera en un sistema de trabajo en red. Este asunto me ha llevado a presenciar más de una discusión durante mi experiencia como directivo… ¿es la información de aquel que la genera?
- Práctica interjurisdiccional. En la España de las 17 (o más) historias clínicas electrónicas, una revisión de estas políticas resultaría de sumo interés.
- Reducción de la brecha digital. Mediante políticas que mejoren el acceso a los servicios de eSalud por parte de aquellos que más lo necesitan. Por ejemplo, favoreciendo (o forzando) la penetración de las empresas de telecomunicaciones a las regiones más desfavorecidas.
- Integración de la eSalud con los sistemas existentes. Una de nuestras asignaturas más difíciles, teniendo en cuenta la gran diversidad existente en nuestro panorama nacional en lo que a sistemas de información se refiere.
- Respuesta a las nuevas iniciativas. Nuestras instituciones tienen que dejar de ser lentos y pesados mastodontes (y, ¿por qué no decirlo? Dejar de estar llenas de dinosaurios). Deben ser abiertas a nuevas formas de ver las cosas, ser capaces de probar cosas nuevas de forma ágil y rápida y, ¿por qué no?, arriesgarse un poco más.
- Establecimiento de objetivos para las políticas de eSalud. No sólo hay que plantearse por qué y para qué implanto algo… también debe evaluarse lo conseguido al cabo de un tiempo y, si no se alcanzaron los objetivos propuestos, tener la honestidad, transparencia y autocrítica como para reconocer el error y dejar proyectos que no han servido. Estamos un poco hartos de ver a gente defendiendo a “sus hijos” a toda costa, incapaces de ver sus defectos y de aceptar las críticas de los demás (llegando a destruir “políticamente” a todo aquel que ose hacerlo, si fuera necesario).
- Evaluación e investigación. De la evaluación ya hablamos antes. La investigación merece una mención especial. En mi opinión, todavía se investiga muy poco en eSalud. Se llevan a cabo iniciativas y proyectos muy caros basados en modas o en lo que han hecho otros (sobre todo si son rivales políticos, o la Comunidad Autónoma del lado). Debemos ser un poco más serios en lo que respecta a eSalud y exigir el mismo rigor científico que se tiene a la hora de aprobar medicamentos y procedimientos diagnósticos o terapéuticos.
- Inversión. Si queremos un producto de calidad, hay que pagarlo, está claro. Pero esto no quiere decir que necesariamente haga falta mayor inversión en eSalud. Posiblemente, lo que haga falta es hacer una inversión más inteligente y distribuida de una forma más eficiente. Como dijimos antes, dejar de alimentar a “los hijos” que no funcionan de algunos y dar la oportunidad a proyectos que se basen en una investigación seria, que aseguren los objetivos que necesita la comunidad y que sean evaluados de forma rigurosa de forma periódica para poder mantener su financiación.
- Ética y legislación. La seguridad y privacidad de la información son las reinas del mambo hoy día. Tanto profesionales como ciudadanos no suelen ser del todo conscientes de la importancia de las mismas y suele reinar un gran desconocimiento en todo lo que respecta a estos asuntos. Desde mi punto de vista, políticas a favor de la concienciación y formación son preferibles a las punitivas. Lo habitual es que todo el mundo quiera hacer las cosas bien. Cuando analizas un error a posteriori, sueles encontrar que estuvo motivado por un afán de ayudar a un ciudadano. Es este afán el que nos lleva a cruzar límites que no conocíamos, no una mala intención o mala praxis. Por eso, repito, es importante concienciar y formar; tanto a profesionales como a ciudadanos, que también son responsables de su información.
Como podemos ver, aunque hemos avanzado mucho, aún nos queda camino por andar. Debemos tener claro que la tarea no está sólo en manos de nuestros responsables políticos; nuestras instituciones están compuestas por todos nosotros: políticos, responsables, profesionales y ciudadanos. Cada uno tenemos nuestro papel en el progreso hacia la eSalud que queremos. Nunca nadie consiguió nada esperando sentado: ¡empecemos a movernos!