El año 1973 trajo consigo un sorprendente fenómeno zoológico nunca observado previamente. Todo empezó con el descubrimiento en un arroyo de montaña de Queensland (Australia) de la que en un primer momento fue bautizada coloquialmente como rana ornitorrinco (Rheobatrachus silus), debido a la semejanza de sus grandes y planos pies con los del popular mamífero monotrema. El hecho de que fuese la primera rana completamente acuática registrada en Australia ya la hacía una especie interesante para la ciencia. Sin embargo, no sería esta la peculiaridad que la haría saltar a la fama. Y es que tan sólo 19 días después de ser recolectada en la naturaleza, una hembra cautiva en un laboratorio, abrió su boca súbitamente y para asombro de los científicos, regurgitó seis renacuajos en el acuario. Dieciocho días después, la misma rana expulsó por su boca un joven completamente formado. Durante los siguientes días se produjeron más nacimientos, totalizando 16 descendientes.
Como es lógico, el asombroso hecho despertó la curiosidad de los zoólogos a cargo de la observación del anfibio, que no tardaron en desentrañar el secreto que hacía tan especial a la nueva especie. El examen del estómago de la hembra gestante mostró alteraciones tanto físicas como químicas en comparación con el de las hembras no gestantes. Dicho estómago funcionaba como un útero, su musculatura y vasos sanguíneos estaban modificados, además de producirse una regresión en la secreción de ácidos. Los científicos nunca observaron a una hembra de R. silus ingiriendo los huevos, pero dedujeron que tras la fecundación externa, la rana se traga la puesta, la cual eclosionará en su estómago dando lugar a renacuajos que vivirán de su propio vitelo hasta completar entre seis y siete semanas de desarrollo, momento tras el cual serán expulsados al exterior a través de la boca de su madre en forma de pequeñas ranitas.
Se observó que la mayoría de ranas estudiadas eran portadoras de unos 40 huevos maduros, casi el doble de los juveniles que posteriormente se desarrollaban en su estómago (entre 21 y 26). Este hecho sugiere o bien que la rana no ingiere todos los huevos de la puesta, o bien que los primeros huevos en ser tragados son digeridos.
Una joven rana es "vomitada" por su progenitora, (fuente).
¿Cómo es posible que los renacuajos no sean digeridos por los jugos gástricos de su madre? la masa gelatinosa que recubre cada uno de los huevos contiene una sustancia llamada prostaglandina E2, capaz de inhibir la producción de ácido clorhídrico en el estómago. Cuando los huevos eclosionan, son las branquias de los renacuajos las que pasan a encargarse de la producción de una gelatina con esta sustancia, manteniendo así el estómago materno sin actividad. Mientras dura el desarrollo de los renacuajos en el aparato digestivo, la rana madre no se alimenta y su estómago aumenta de tamaño hasta ocupar casi todo el volumen de las cavidades corporales. Los pulmones se desinflan y estos animales pasan a depender en mayor medida de la respiración cutánea.
El proceso de nacimiento de las pequeñas ranitas es pausado y puede extenderse hasta una semana en el tiempo. Sin embargo, se ha observado que si la hembra es molestada, puede acelerarse el proceso, siendo los jóvenes vomitados mucho más deprisa. Los descendientes de cada puesta muestran un color y tamaño parecidos entre sí.
Por desgracia, tan sólo siete años después del descubrimiento de la especie, es decir, en 1980, la búsqueda de individuos en su área de distribución no arrojó resultados positivos. No fue posible recolectar ni un solo ejemplar. La especie se había extinguido en la naturaleza y tan sólo quedaban los animales criados en laboratorios. Para empeorar las cosas, el último ejemplar cautivo murió en noviembre de 1983.
Ejemplar de Rheobatrachus silus conservado en el Museo de Zoología Comparada, Universidad de Harvard, (fuente).
Pero no todo estaba perdido. Menos de dos meses después de la desaparición total de R. silus, otra especie de rana incubadora gástrica fue encontrada, también en Queensland, concretamente en el Parque Nacional Eungella. Aunque algo más grande y oscura que la anterior, la estrecha relación entre ambas estaba clara para los científicos, por lo que fue incluida en el mismo género, siendo bautizada como R. vitellinus. Empezó a ser conocida vulgarmente como rana ornitorrinco del norte, pasando R. silus a ser designada como la rana ornitorrinco del sur. Este descubrimiento abrió la puerta a nuevos estudios relacionados con la incubación gástrica y su posible aplicación en el tratamiento y cura de las úlceras gástricas.
Esta vez la alegría del nuevo hallazgo duró aún menos que con su congénere: la ciencia tuvo la oportunidad de recolectar y estudiar a estos animales durante menos de dos años, ya que a partir de marzo de 1985 no ha sido localizado ningún ejemplar en su pequeño rango de distribución.
La causa exacta de la extinción de ambas especies de ranas incubadoras gástricas es desconocida, aunque se han propuesto varias hipótesis. El área de distribución de estos anfibios era ya de por sí bastante reducida. A este hecho podemos añadir algunas circunstancias que podrían fácilmente haber influido en su desaparición. Por ejemplo, se sabe que ciertos hábitats de la rana ornitorrinco del sur, fueron objeto de una intensa tala de árboles por parte de la industria maderera entre 1972 y 1979. Se sabe que la especie persistió en las corrientes de agua de la zona, pero el efecto de estas actividades sobre sus poblaciones nunca fue estudiado a fondo. Otras amenazas para estos animales pudieron ser los cerdos salvajes, la invasión del hábitat por malas hierbas, alteraciones en la calidad de las aguas provocadas por perturbaciones en las corrientes...etc.
En el caso de la especie del norte, el Parque Nacional Eungella se ve amenazado frecuentemente por los fuegos, que tienen lugar especialmente en la época de recolección de la caña de azúcar y que pueden llevar a la fragmentación de su hábitat. Otra amenaza está representada por las especies vegetales invasoras, frecuentes en el entorno. Además, el declive poblacional también podría deberse a fluctuaciones naturales, como ha sido observado en otras especies de ranas australianas.
Sin embargo, el principal sospechoso en la desaparición de ambas especies de ranas incubadoras gástricas es el hongo causante de la quitridiomicosis, enfermedad infecciosa que se piensa está implicada en el declive y desaparición a nivel mundial de numerosas especies de anfibios desde 1980 hasta nuestros días, aunque no se dispone de datos que permitan hacer una afirmación categórica a este respecto. Se ha encontrado el citado hongo en especies de batracios que habitan las mismas corrientes de agua en las que vivieron en su día nuestras dos protagonistas.
Ejemplar de rana ornitorrinco del sur congelado desde 1980, (fuente).
Desde hace unos años, el profesor Mike Archer, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y su equipo, están tratando de traer de nuevo a la vida a las dos especies de ranas dentro del marco del "Proyecto Lázaro", que tiene como objetivo la resurrección de varias especies animales de las que se conservan aún restos orgánicos. Lo primero que hizo Archer fue ponerse en contacto con Mike Tyler, otro biólogo australiano experto en herpetología, quien proporcionó las muestras de tejidos necesarias para extraer el ADN de estos anfibios. El siguiente paso era colocar ese ADN en el huevo de un pariente cercano. Es lo que se llama huevo sustituto. La especie elegida para la ocasión fue la rana listada, cercana genéticamente a nuestras protagonistas. Procedieron a destruir el núcleo de algunos de sus óvulos para sustituirlo por el de una célula de las muestras conservadas desde los años 80. Utilizaron dos técnicas distintas sobre numerosos huevos de rana listada, hasta que consiguieron que uno de ellos avanzase hacia un estado embrionario llamado gastrulación, formado por cientos de células. Por el momento no han conseguido que el embrión avance a estados más desarrollados, pero Archer es optimista, ya que según él cuenta con materiales de partida en buen estado y cree que su equipo será capaz de superar los problemas técnicos que hacen que el desarrollo de los embriones se quede estancado.
El científico afirma que revivir a este tipo de ranas cuenta con ventajas respecto a hacerlo con otras especies del proyecto. Por ejemplo, no se trata de animales sociales que vayan a necesitar de otros congéneres para aprender de ellos o para viajar junto a ellos, como sí puede pasar con el mamut lanudo o la paloma mensajera. Además, no necesita un pariente complicado en cuyo interior desarrollarse, como puede ocurrir con el mamut, que necesita completar su desarrollo dentro de un elefante asiático. Otra ventaja sería que son animales pequeños y fáciles de criar en laboratorio en gran número, al contrario que muchas otras especies involucradas en el proyecto. Por si fuera poco, piensa que clonar a estas ranas abriría la posibilidad de copiar el proceso con muchas otras especies de anfibios que se encuentran actualmente en serio peligro de desaparición.
Proceso de clonación de una rana, (fuente).
Cabe destacar que en 1991 (por tanto con ambas especies de ranas ya extintas) Glen Ingram, herpetólogo del Museo de Queensland, descubrió que en una fecha tan lejana como 1915, su museo había recibido un espécimen de R. silus, obtenido por Heber A. Longman. Por desgracia, nadie en el museo acertó a reconocer al ejemplar como una nueva especie, haciendo que este cayera en el olvido durante 76 años y quizás eliminando de esta manera la posibilidad de evitar la extinción de estos curiosos animales.
Las expediciones científicas llevadas a cabo en los últimos años no han conseguido encontrar ejemplar alguno de este tipo de ranas. Prueba de ello fue el intento fallido realizado en 2021 por el Dr. Conrad Hoskin y su equipo en los bosques más remotos del Parque Nacional Eungella. Este equipo de científicos hizo un intento desesperado por hallar alguna población de R. vitellinus, pero no fueron capaces. Aún así, su búsqueda no se puede considerar un fracaso, ya que se toparon por casualidad con poblaciones de otras especies de ranas amenazadas de extinción y de cuya existencia en el lugar no tenían noticia.
Con la desaparición de estas dos especies de ranas, el fenómeno de la incubación gástrica parece haberse desvanecido también, ya que no se conocen actualmente más ranas que lo lleven a cabo. Lo más parecido que encontramos en la naturaleza es la reproducción de la rana de Darwin (Rhinoderma darwinii). En esta especie, después de la fecundación externa, la hembra deposita en la tierra entre 3 y 30 huevos protegidos por musgos y hojarasca. El macho permanece cerca de los huevos vigilándolos durante más o menos dos semanas, periodo tras el cual los embriones dan sus primeras muestras de movimiento. Esto actúa como una señal para el macho, que introduce los huevos en su boca y pasan por una hendidura hasta una cavidad llamada saco bucal o vocal. Dentro de esa cavidad los huevos eclosionarán y las larvas completarán su desarrollo durante 6 u 8 semanas alimentándose de una sustancia segregada por su progenitor. Después de sufrir la metamorfosis, las crías abandonarán el saco bucal del macho por una abertura ubicada debajo de la lengua, siendo escupidas al exterior a gran velocidad.
Más información sobre las ranas de incubación gástrica:
Vídeo acerca de las dos ranas de incubación gástrica
Charla de Michael Archer sobre la resurrección de especies
Vídeo sobre la reproducción en la rana de Darwin
Noticia sobre la expedición de 2021 dirigida por Conrad Hoskin
https://es.wikipedia.org/wiki/Declive_en_las_poblaciones_de_anfibios
https://www.smh.com.au/technology/the-lazarus-project-scientists-quest-for-deextinction-20150417-1mng6g.html
https://animaldiversity.org/accounts/Rheobatrachus_silus/
https://amphibiaweb.org/species/3543
https://embryo.asu.edu/pages/southern-gastric-brooding-frog-0
https://en.wikipedia.org/wiki/Gastric-brooding_frog
https://www.iucnredlist.org/species/19475/78430533#threats
https://www.iucnredlist.org/species/19476/78430385#threats
https://www.extinction.photo/species/southern-gastric-brooding-frog/