“¿Qué es una red? Muchas personas que dialogan entre sí”, dice Sebastián Robles en Crítica, el cuento que cierra Las redes invisibles (Momofuku, 2014). Este catálogo de redes sociales ficticias (¿o debería decir aún no creadas?) incluye cuentos con formato de documental o artículos sobre diversas redes. Y esa forma elegida para los cuentos les da una credibilidad poco habitual. Si bien uno sabe que está leyendo ficción, por momentos duda. Yo me encontré googleando “deep web” y otros conceptos que me eran desconocidos.
Hay una red social que sólo admite moribundos (Tod), otra que asegura cumplir con su objetivo: quien entra a la red encuentra, invariablemente, su pareja ideal (Mon amour), una extraña red en la que uno va pasando de nivel aunque nadie sabe cómo ni para qué (Mamushka), una red de animales (Animalia), otra de escritores (Balzac) y una de huérfanos (Orphan). Hay también una red social siniestra que existe en la vida real (Hospital), que atrae “personas con convicciones”. Ese cuento transcurre durante la entrevista de admisión en la sede de Hospital, “…el único hospital donde la gente quiere entrar y no salir”. Otro (Cthulhu), en los comentarios de un blog abandonado en el que espontáneamente se reunió un grupo de gente con branquias. Y, por último, una red social que altera y lleva a la decadencia a quienes se registran (Tlön) y así y todo sigue sumando usuarios. Al lado de estas redes, uno pasa a mirar Facebook con otros ojos. Como anuncia el subtítulo del libro, “Facebook también puede convertirse en un recuerdo”.
- Las redes invisibles
- Sebastián Robles
- Momofuku
- Año 2014
- 204 páginas
- ISBN 978-987-43-9300-4