El término redes sociales debe de sufrir una rápida actualización en la mente de muchos usuarios, en una reciente capacitación, un empresario exitoso director de una compañía muy importante del ramo de la construcción ponía el dedo en la yaga al señalar que él era ajeno a las redes sociales y que el término le causaba cierto prejuicio.
¿Hemos abusado del término? Sí, considero que agrupar todos los servicios existentes en Internet para englobarlos en un solo término ha causado sentimientos poco precisos sobre la idea de fondo que sigue siendo la adopción de la tecnología a la vida de las personas para ser usada como el usuario disponga.
Todos los esfuerzos de las compañías de tecnología se han concentrado en dotar al usuario de una serie de herramientas para enterarse de lo que pasa a su alrededor y comunicar lo que percibe en tiempo real. Estas herramientas que favorecen la interacción del hombre y enaltecen el intercambio de puntos de vista, información y comunicación en general son el ecosistema habitual del sujeto conectado a Internet.
¿Para que queremos información? Para la toma de decisiones. ¿Para que? Para actuar en consecuencia; para honrar el principio de: “a toda acción corresponde una reacción”. Eso en resumidas cuentas es redes sociales un sinónimo del quehacer humano. ¿Qué es el ser humano? Un ser biológico pensante y social, capaz de comunicar y lograr que otros humanos respondan a sus estímulos.
¿Entonces puede alguien sentir aversión por las redes sociales? Sí, por el término muchas veces exagerado y no por el concepto que lo tenemos que reconocer, está fundido en nuestro ADN. La forma de comunicarnos y emanar estímulos ha sido mejorada sufriendo una actualización poderosa y sin límites hasta ahora; adoptemos la tecnología o dejemos que ella nos adopte no tenemos alternativa, el futuro llegó, a unos nos agarro esperándolo, viéndolo venir, a otros los tomó por sorpresa, lo único cierto es que llego y no se va a ir jamás.
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