Revista Espiritualidad
I. El Camino se recorre a plena luz del día arrojada por quienes saben y guían. Nada puede ocultarse y, en cada recodo, el hombre debe enfrentarse a sí mismo.
II. En el camino se revela lo oculto. Cada uno ve y conoce la villanía del otro en el otro y en uno mismo. Sin embargo, a pesar de esa gran revelación, nadie retrocede, no se desprecian mutuamente, ni vacilan. El Camino sigue adelante.
III. Este Camino no se recorre solo. No hay prisa ni apremio. Sin embargo, no hay tiempo que perder. Cada peregrino, sabiéndolo, apresura su paso y se encuentra rodeado por sus semejantes. Unos van adelante, él los sigue. Otros se quedan atrás, él les marca el paso. No camina solo.
IV. Tres cosas debe evitar el Peregrino:
- llevar un capuchón, un velo que oculte su rostro a los demás
- un cántaro que sólo contenga suficiente agua para su propia necesidad
- un báculo sin orqueta a la qué aferrarse.
V.Cada Peregrino en el Camino debe llevar consigo lo que necesita:
- un brasero para dar calor a sí mismo y a sus compañeros.
- una lámpara para alumbrar su corazón y mostrar a sus semejantes la naturaleza de su vida oculta.
- oro en una talega, que no lo malgaste en el Camino, pero lo comparta con los demás.
- una vasija sellada donde guarda todas sus aspiraciones para ofrendarlas a los pies de Eso que espera darle la bienvenida en el Portal.
VI. A medida que recorre el Camino, el Peregrino debe tener el oído atento, la mano dadivosa, la lengua silenciosa, el corazón casto (que no es lo mismo que célibe), la voz limpia, el pie rápido y el ojo abierto para ver la Luz.
Sabe que no camina solo.
+ o -, un poco traducido de http://almabetania.blogspot.com/2010/03/el-peregrino-las-reglas-del-camino.html, que tampoco sé de dónde lo sacó pero que se ajusta, se ajusta...